SABADO 14 DE OCTUBRE DE 2000
Ť La industria mexicana requiere estímulos, no dádivas, plantea la AMPI
Productores independientes piden a Fox asumir nueva realidad cinematográfica
Ť Cumplir con la ley de la materia y expedir su reglamento, entre los aspectos medulares
Ť Se debe revisar el TLC para excluirla y conferirle un tratamiento de ''excepción cultural''
Javier González Rubio Iribarren Ť Respeto y cumplimiento de la Ley de Cinematografía, creación del Fideicomiso de apoyo a esa industria que dicho ordenamiento establece, concepción del cine como una genuina expresión cultural de la nación, pero a la vez como una actividad que requiere estímulos, no dádivas; fortalecimiento de la cadena que lleva una película desde su concepción hasta el espectador, y una revisión del TLC para darle a las industrias culturales el tratamiento de ''excepción cultural", son los puntos en los que se puede resumir la propuesta que un grupo de productores ha hecho a Vicente Fox.
El pasado 5 de septiembre, los integrantes de la Asociación Mexicana de Productores Independientes (AMPI) entregaron a Sari Bermúdez un documento en el que plantean una visión moderna acerca del apoyo que el Estado debe brindar al cine nacional.
Fundada en 1997 y dirigida en sus inicios por el incansable productor Jorge Sánchez, en la AMPI se agrupan los productores que han realizado lo más sobresaliente del cine mexicano en los últimos años: Amores perros, Sexo, pudor y lágrimas, La ley de Herodes, Todo el poder, El coronel no tiene quien le escriba, La reina de la noche, Santitos, De noche vienes, Esmeralda, etcétera.
Hoy, encabezada por Ernesto Rimoch -quien se encuentra posproduciendo su coproducción hispano-mexicana Demasiado amor- y que tiene como vicepresidenta a Mónica Lozano, de Nu Visión, la AMPI ofrece su perspectiva industrial al presidente electo y empieza, desde luego, por lo que piden muchos mexicanos, cada uno en su ámbito de acción: que se cumpla la ley.
En 1998 fue aprobada por unanimidad, en el Congreso de la Unión, la Ley Federal de Cinematografía, pero hasta ahora su reglamento no se ha expedido. Esa ley señala que habrá de crearse un Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine) con recursos públicos y propiciando las aportaciones privadas. No ha sido instituido y no hay una sola explicación, al respecto, para ninguna de las dos cuestiones.
El cine mexicano quiere ser una industria y a la vez que se le respete como expresión cultural. Si el gobierno de Vicente Fox y su equipo de cultura -cualquiera que éste sea- comprende la visión que un importante grupo de productores tiene sobre lo que puede ser una nueva realidad cinematográfica mexicana se logrará profundizar en una inercia que en los dos últimos años ha logrado, por fin, eslabonar la cadena producción-distribución-exhibición con éxito inusitado.
El sentido cultural del séptimo arte
''Las grandes compañías distribuidoras de cine en México -dice Rimoch- en su mayoría estadunidenses -Fox, Warner, Disney- están abiertas, y lo han demostrado, a manejar material fílmico mexicano. ƑQué quieren? Películas, producción. En la misma actitud están los exhibidores como Cinemex, Cinemark, Cinépolis. Ellos no están cerrados al cine mexicano y, además, han visto que las cintas nacionales pueden ser tan o más exitosas que las extranjeras. De nuevo se abrió ese mercado, se ha logrado integrar la cadena producción, distribución, exhibición, y tenemos que mantenerla.''
Los propios distribuidores están asombrados del éxito. Con ciertas dudas, Fox aceptó distribuir La otra conquista, de Salvador Carrasco, que acabó siendo un éxito evidentemente inesperado, y así se fueron abriendo muchas puertas. En solidaridad con el cine nacional, Cinépolis, de los hermanos Ramírez, apoyó la exhibición de El cometa, de Marisa Sistach, y su actitud ha sido de respaldo y han obtenido muy buenos resultados con todas las cintas mexicanas que se han exhibido.
''Si vemos fríamente el resultado de las películas mexicanas -reflexiona Mónica Lozano- podemos decir que en proporción con el cine estadunidense ha sido más exitoso. Tú puedes tener 500 o 600 filmes al año y de ahí forzosamente vas a tener cien éxitos, pero en México, de un promedio de 12 películas por año, durante 1998 y 1999, has tenido 15 o 17 éxitos, cintas a las que les ha ido bien en taquilla y en festivales internacionales. Esa es una realidad. El público ha ido a ver los filmes mexicanos."
Esta situación que atraviesa el cine mexicano puede verse de nuevo obstaculizada o trunca si el próximo gobierno no entiende su responsabilidad al respecto.
ƑEn qué consiste ésta? ''Te la voy a poner muy simple -dice Rimoch-. Entender una responsabilidad cultural para que el cine, como expresión artística de una nación, se siga estimulando. La segunda, es la responsabilidad de verlo como una industria y ver a los productores como pequeños y medianos empresarios que necesitan estímulos a la producción. ƑCuáles? Estímulos fiscales y créditos blandos, accesibles. Incentivos también para la distribución y exhibición del cine mexicano. Y estímulos para atraer producciones o coproducciones extranjeras. No queremos que el gobierno esté, él solo, poniendo dinero para producir, tiene que hacerlo, sí, pero estimulando a la vez otras fuentes de financiamiento".
Interviene Mónica Lozano: ''El cine es entretenimiento y es cultura. Que lo ideal es que deje ingresos y se recupere su inversión, por supuesto, eso lo queremos todos. Pero en las condiciones actuales de nuestra industria, digamos apenas 'refloreciente' lo más importante es entender el sentido cultural del cine como lo han hecho los franceses o en España, Brasil, Argentina, Canadá. Ellos han legislado y apoyado sus cinematografías y cada país lo ha asumido como una responsabilidad de Estado. La propia Unión Europea le está dando gran apoyo al cine; eso es lo que es y queremos que el Estado mexicano así lo asuma y lo haga".
Los miembros de la AMPI, además, han sostenido reuniones periódicas y productivas con los productores y distribuidores. La más reciente ocurrió el pasado 9 de septiembre, un diálogo que hace tres o cuatro años parecía impensable. Hay una realidad: cada día hay más espectadores, se requiere más material en español; los distribuidores hacen su negocio y quieren que los productores hagan el suyo. Habiendo películas no se requiere que la ley obligue a un tiempo de pantalla. Los distribuidores y exhibidores lo dan. Ahora, el objetivo sería tener en los próximos tres o cuatro años una industria capaz de producir 50 películas anuales (los españoles están produciendo un mínimo de 80), así empezaría también una penetración en los mercados internacionales.
Seis puntos para seis años
En seis puntos expresados en el documento dirigido a Fox y entregado a Sari Bermúdez, resume la AMPI la tarea que se debe estimular en los próximos seis años:
1. El cine nacional es un hecho cultural que debe catalogarse como parte importante de la industria cultural de nuestro país. La industria cultural cinematográfica contribuye de manera sustantiva al fortalecimiento, la identidad nacional y el enriquecimiento de los valores culturales y sociales de la nación. Hacia el exterior, en un mundo globalizado, proyecta y promueve la imagen de un país viable y confiable que puede aportar, con sus valores, principios para el desarrollo de la cultura universal.
2. En una necesaria revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se debe excluir de éste a todas las industrias culturales del país, incluyendo a la cinematográfica, creando, como lo han hecho Francia y Canadá, el concepto de la ''excepción cultural", es decir la prerrogativa del Estado para trazar y orientar una política cultural acorde con las necesidades de la nación, lo cual implica inscribirlos en el capítulo 11 de dicho tratado.
3. Se debe reorientar al actual Instituto Mexicano de Cinematografía para que realmente se convierta en un instituto de Estado encargado de elaborar una política que dé prioridad al apoyo, la promoción y la difusión de la cinematografía en México y en el mundo, dejando en manos de los cineastas la creación y comercialización de obras cinematográficas. Un instituto que fomente tratados internacionales de carácter bilateral que fortalezcan y apoyen elementos comunes a nuestras realidades cinematográficas; que sea interlocutor válido y de prestigio entre la comunidad cinematográfica y los órganos de gobierno que tienen relación directa con el cine (Gobernación, Educación, Hacienda, Comercio).
4. Las reformas y adiciones a la Ley Federal de Cinematografía de 1992, aprobadas por unanimidad en el Congreso de la Unión en diciembre de 1998, aportan de manera integral los elementos jurídicos y los mecanismos necesarios para promover una permanente reactivación de todos los sectores que componen esta industria. A pesar de la obligación de las autoridades, el reglamento de la ley no ha sido publicado. De igual manera se debe proceder a la creación del Fidecine estructurándolo de manera tal que termine con la participación del gobierno como socio en la producción y comercialización de las películas.
5. Las reformas y adiciones a la ley también determinan que será obligación del Ejecutivo implementar incentivos y estímulos fiscales para toda la cadena industrial.
6. Es indispensable, además, que se legisle la obligatoriedad de la televisión pública y privada para que destine a la producción y adquisición de derechos de exhibición de películas mexicanas un porcentaje de los recursos que obtiene por ingresos publicitarios en la comercialización de las películas, a precios equivalentes a los que las televisoras pagan en el ámbito internacional.
Ahora, lo único que tiene que decidir Vicente Fox es si los escucha y los atiende o no.