SABADO 14 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Luis Mora: el Nobel a Nadine Gordimer fue por toda una lucha política
Escritoras africanas padecen ocultamiento de su obra
Miryam Audiffred Ť Si Africa ha sido tradicionalmente negado, la literatura escrita por mujeres del continente negro ha padecido un ocultamiento sistemático y casi total, asegura el historiador Luis Mora quien, desde hace varios años, se dedica a la difícil tarea de romper poco a poco el silencio en torno de esa problemática.
Para lograrlo se ha comprometido a dictar conferencias -como la que ofreció la noche del jueves en la Casa de Francia- y a publicar numerosos artículos en los que, además de combatir la difundida idea de que las mujeres empezaron a hacer literatura a partir de los años ochenta, pone al descubierto el ''enorme analfabetismo" de la mayoría de los países occidentales.
''Apenas conocemos 10 por ciento de la producción literaria de Africa -comenta el investigador-. De hecho, sólo nos han llegado las obras de aquellos escritores que se expresan en lenguas extranjeras".
De acuerdo con este historiador del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer, la escasez de traducciones es sólo uno de los problemas que alimentan los ''mitos" que rodean el quehacer literario femenino de Africa, como sostener que las mujeres escriben mucho menos que los varones debido a su casi nula publicación.
A unos meses de dar a conocer su libro Las voces del arcoiris -antología de obras escritas por mujeres africanas-, Mora aclara que, en ese continente, las féminas tienen, desde hace varios siglos, un papel activo en el mundo literario mediante la tradición oral, alternativa de difusión que es muy importante en países que, como los africanos, padecen severas crisis económicas.
Arma para reivindicar derechos
Luego de aclarar que fue en el siglo XIX, cuando las mujeres comenzaron a difundir sus obras de manera escrita, señala que, en Africa, la literatura es una herramienta política. ''Ha sido el mejor vehículo para generar conciencia -dice-. Tuvo una función política en el movimiento previo a la independencia y, también, en los posteriores momentos de desencanto".
Desde la publicación de Historia de una granja africana, escrita en 1883 por Olive Schreiner bajo un seudónimo masculino, la literatura es el arma más utilizada en la lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres. Pero, también, es la causante del exilio o el anonimato.
En palabras de Luis Mora muchas escritoras africanas se ven obligadas a abandonar su país y a difundir su realidad en el extranjero, como sucedió con la narradora María Nsué y la poeta Raquel Ilombe, de Guinea Ecuatorial; o con Calixthe Beyala, quien dejó Camerún debido a las constantes acusaciones de plagio.
Las dificultades imaginables se quedan cortas ante la realidad que enfrentan las mujeres escritoras del continente negro, sostiene el historiador. De hecho, nadie puede saber cuántas son las obras que se han quedado sin publicar o cuántas las mujeres que necesitaron camuflajearse con un nombre varonil para conseguir un poco de respeto.
''Por fortuna", el panorama está cambiando desde que, en 1991, la sudafricana Nadine Gordimer fue distinguida con el Nobel de Literatura. Y es que este premio obtenido un lustro después del nigeriano Wole Soyinka no sólo reconoció, en su opinión, el trabajo de una excepcional escritora. ''El premio se le otorgó a una lucha política y, al mismo tiempo, a la imagen de todas las heroínas que tienen el valor y la decisión de hablar sobre ellas mismas, sobre la sociedad falocrática que las rodea y sobre el dolor del exilio".
Gordimer fue la primera escritora africana en ser traducida al español gracias al Nobel. Ahora, concluye, se debe comenzar a promover la difusión de otras obras hechas por mujeres para ver, si de esta forma, se pueden hacer realidad las palabras dichas por Olive Schreiner hace más de un siglo:
''Espero que un día, en el futuro, el nombre de las mujeres africanas no esté impregnado con el sello de la infamia."