SABADO 14 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Ya basta de alimentar discordias, dice Fernández Garza ante Zedillo


Apoya Coparmex la privatización petrolera y eléctrica

Georgina Saldierna, enviada, Querétaro, Qro., 13 de octubre Ť La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se pronunció ayer en contra del aborto, demandó el diseño de una nueva economía que incluya la privatización de las industrias petrolera y eléctrica, y pidió un modelo de financiamiento educativo que amplíe las posibilidades de los padres de familia de elegir la escuela que más convenga a sus convicciones.

Ante el presidente Ernesto Zedillo, el dirigente de la Coparmex, Alberto Fernández Garza, habló de la necesidad de crear un nuevo pacto social e incluso una nueva Constitución. Sin embargo, puntualizó, para avanzar en esta fase es necesario acotar y delimitar los poderes que el Estado tiene sobre los individuos.

El Estado, representado por el gobierno, no es el dueño del país, ni del destino de sus habitantes, tampoco puede considerarse otorgante de derechos fundamentales, sino simplemente quien debe reconocerlos, garantizarlos y protegerlos, resaltó.

Durante la clausura de la 77 asamblea ordinaria de la Coparmex, sindicato patronal al que se vincula al Partido Acción Nacional (PAN), Fernández Garza aludió a la reciente reforma jurídica que se aprobó en el Distrito Federal para permitir el aborto en caso de que la mujer haya sido violada o el producto tenga malformaciones congénitas.

Dijo que como sociedad "cometemos un grave error histórico parecido al racismo, cuando nuestras leyes permiten el despojo" del derecho a la vida a quienes son calificados como niños no deseados, a quienes sufren una malformación congénita o por el argumento "absurdo" de no contar con recursos económicos suficientes para mantenerlos.

Destacó que los discapacitados en el país han demostrado su calidad humana y moral, y su compromiso con México. "Merecen de nosotros una respuesta mucho más integral, comprometida, decidida y valiente", subrayó.

En la etapa de transición que vive el país, dijo, es necesario el diseño de una nueva economía que rescate la estabilidad macro y dé lugar a un vigoroso crecimiento, cuyos frutos lleguen a toda la población.

En su discurso, Fernández Garza señaló que la nueva economía debe estar al servicio de la persona y su motor tiene que ser el capital humano, la libertad con responsabilidad y la multiplicación de empresas productivas, y no el gasto público o el subsidio.

Pidió además que no haya monopolios ni regulaciones excesivas y que esta nueva estrategia económica inserte al país en la globalización, y sea promotora de oportunidades para todos los mexicanos. Todo ello con un marco jurídico y fiscal simple y más justo que "nos haga competitivos en el comercio internacional y abiertos a la inversión privada", añadió.

Resaltó que el modelo a seguir debe mejorar las condiciones de ahorro, de inversión e infraestructura en todos los sectores, particularmente en el campo de insumos tan importantes como la energía. "No vaya a pasar que por defender una mal entendida soberanía nacional, nos vayamos a quedar sin luz y sin gasolinas en el momento menos oportuno", enfatizó.

Por lo que hace a la educación, dijo que es un imperativo mejorar su calidad, someterla a una evaluación externa que se haga pública para el conocimiento de todos los mexicanos y saber a ciencia cierta en qué se avanza y en qué se debe mejorar.

Para el dirigente patronal es urgente establecer, mediante una reforma seria, amplia y representativa, el valor central de la persona humana en la educación, como sustento de valores y virtudes individuales y cívicas.

"Proponemos un cambio en el modelo de financiamiento para que la educación llegue a todo el país, eleve su calidad y amplíe la posibilidad de los padres de familia para elegir la escuela que más convenga a sus convicciones", agregó.

En su discurso de nueve cuartillas, Fernández Garza dijo que la nueva etapa del país requiere de una nueva forma de hacer política, que ya no consista en levantar muros y alimentar discordias, sino en tender puentes y construir entendimientos. Una política en la que la confrontación sistemática, el chantaje y la violencia como amenaza sean sólo piezas de la prehistoria, concluyó.