VIERNES 13 DE OCTUBRE DE 2000

"Mario estaba al tanto de las amenazas de muerte contra Paco"


Gil arremete contra Bezares

Elia Baltazar Ť Mario Rodríguez Bezares sabía de las siete amenazas de muerte que había recibido Francisco Stanley antes de ser asesinado, él alimentaba el rencor de Paco contra su esposa Brenda Jiménez, quejándose constantemente de ella, y no fueron pocas las ocasiones en que expresó el hartazgo por su jefe en público y en privado, amenazando incluso con renunciar al programa de televisión porque él ya se sentía listo para tener el suyo.

foto- JORGE  GIL "Siempre supe que yo no era del agrado de Mario (Rodríguez Bezares)", escribe Jorge Gil en su libro Mi verdad. El caso Stanley. Pero ante las suspicacias que pudieran despertar las revelaciones que hoy presenta sobre la extraña relación que hubo entre el comediante y su patiño, el periodista herido durante el atentado ocurrido el 7 de junio de 1999, dice a La Jornada: "No estoy acusando sin bases y mi solo testimonio no lo hunde, pues hay declaraciones que coinciden conmigo y que describen las contradicciones en que incurrió".

-Bezares sacó provecho de su relación con Stanley.

-Sí, gracias a él obtuvo fama y dinero.

Gil también habla de su relación con Tv Azteca, y del tratamiento informativo de ésta en torno del asesinato de Francisco Stanley: "En lo personal nunca estuve de acuerdo en el manejo informativo de Tv Azteca. Nunca participé en ninguno de los programas en que abordaron el tema ni se me pidió mi opinión".

-ƑTe indignó el manejo informativo?

-Sí y quizá por eso escribo el libro. No busco que me crean o no.

Gil sabe del apoyo que la televisora le ha ofrecido a Bezares, como los 50 mil pesos que recibe mensualmente. Y comenta: "No puedo obligar a nadie a que me dé dinero o empleo. Y nunca me lo ofrecieron. En su momento, luego de la agresión, me dieron una compensación de 10 mil pesos, pagaron los gastos de hospital y mis abogados. Eso fue todo".

-ƑCambió la actitud de Tv Azteca hacia ti luego de tus declaraciones ministeriales?

-Cuando terminó el programa Una tras otra me dijeron "espérate tantito, vamos a hacer un reajuste estructural, pero te llamamos". Pero es muy común que cuando te dicen de un programa a otro "te llamamos", ya no lo hagan.

A lo largo del proceso que se desahoga en torno del atentado contra Stanley, Gil ha conocido de hechos y versiones que reproduce en su libro, de testigos que se han presentado ante el Ministerio Público y de quienes no lo han hecho por miedo. Allí están los testimonios de Benito Castro, de los hermanos Tamayo, escoltas de Paco Stanley, quienes en una ocasión le comentaron: "El lo puso, Jorge..."

Gil asegura que en su libro no caben motivos de venganza, rechaza el calificativo de oportunista y se defiende: "No busco que me crean o no. Todos saben el origen del crimen, pero acerca de lo que hay detrás hay muchas versiones y ninguna. Sin embargo, éste es el primer testimonio escrito por una persona cercana a Paco".

Paola Durante es una referencia obligada. Pieza clave en el caso Stanley, Gil recuerda la ocasión en que la edecán lo visitó en el hospital, acompañada de su hermana y de otra compañera de trabajo. "Nuestra relación era meramente de trabajo, amable pero fría". Quizá por eso le sorprendió su visita y más tarde sus preguntas acerca de si había visto algo o a alguien. "No la estoy acusando, pero sí me llamó la atención este hecho, sobre todo cuando supe de su arraigo".

En cambio, recuerda que nunca recibió la visita ni llamadas de Mario Rodríguez Bezares, a quien sólo volvió a ver en la reconstrucción de hechos que hizo la Procuraduría capitalina unos días después de la agresión frente a El Charco de las Ranas.

Gil describe el nerviosismo de Rodríguez Bezares en esa ocasión: "miraba hacia todos lados y no respondía a las provocaciones de uno de los elementos de la Procuraduría que participaron en la reconstrucción".

Asegura que nada sabía sobre los negocios y las relaciones de Stanley y Bezares con personajes del narcotráfico, pues "nunca tuve derecho de picaporte en la oficina de Paco". En cambio Bezares sí. "No había nada que alguno de ellos ignorara del otro, incluso en cosas muy personales". Y así relata la ocasión en que Bezares le confesó que había golpeado a su esposa Brenda. "Ya no la soporto". "Siempre me reclama", son algunas de las frases que reproduce Gil de voz de Bezares, quien en una ocasión estuvo a punto de abandonarla y se fue a vivir a un hotel del sur del DF.

Eso sí, cuando Mario sentía que alguien podía quitarle su lugar junto a Paco, lo hacía a un lado. Sin embargo, sabía que por Gil habían llegado a Tv Azteca y a radio, pues él se hizo cargo de las negociaciones con la televisora y de convencer a los ejecutivos para que les dieran una oportunidad.

También recuerda la ocasión en que Stanley le dijo a Mario: "Vamos a meter a Jorge en todo esto". Gil escribe que en un principio pensó que "todo eso" no era más que asuntos de trabajo. Pero lo que le plantearon en esa ocasión fue poner bienes a su nombre, lo que él rechazó. "Entonces me tildaron de acomplejado y que por eso yo no tenía dinero". A él también le ofreció Stanley una credencial de la Secretaría de Gobernación para portar armas. Esto ocurrió en mayo, apenas un mes antes del asesinato.

Más allá de la relación de trabajo, dice Jorge Gil, hubo roces, bromas muy fuertes, cuestionamientos entre ellos. "Varios elementos que se conjugan para que Mario actuara como lo hizo ese día". Y advierte: "los errores en que han incurrido sus abogados no demuestran otra cosa que su desesperación. Pero yo no iba a encubrir a nadie ni a mentir, porque hubiera cometido un delito que se castiga con cárcel".

Sin juzgar la vida personal de Stanley, Gil concluye: "Yo vi morir a Paco y trato de hacerle justicia porque fue traicionado y no se lo merecía, aunque hay cosas que no se pueden tapar".