VIERNES 13 DE OCTUBRE DE 2000
Ť La lucha, contra un modelo que hipotecó el presente
El Grito de los Excluidos es por la resistencia, "no para llorar"
Ť Movimiento en AL contra la "globocolonización" y la pobreza
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 12 de octubre Ť La campaña continental Grito de los Excluidos, integrada por organizaciones y movimientos sociales de diversas partes de América, presentó hoy un manifiesto contra la creciente exclusión social de los pueblos americanos ante la Organización de Naciones Unidas, y con ello también extendió por primera vez su esfuerzo de movilización que realiza cada 12 de octubre a Estados Unidos en contra del neoliberalismo.
"Nuestro propósito es juntar a los excluidos de todo el continente, ya que es la única forma para enfrentar el modelo. Eso no se puede lograr de forma aislada dentro de cada país -el enfrentamiento con el modelo tiene que ser continental, incluyendo a los de Estados Unidos. Lo que se hace con el pueblo trabajador estadunidense es algo fundamental", señaló Gilmar Mauro, representante del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST), que integra el Grito de los Excluidos.
Otros líderes de esta campaña mencionaron en este contexto a la movilización de Seattle y Washington DC contra el modelo globalizador impulsado por el Banco Mundial y el FMI.
Frei Betto, el padre dominicano de Brasil, dijo que mientras no haya una real participación popular, no se puede hablar de democracia en América Latina. "En esta era de las realidades virtuales, no hay nada más virtual que la democracia en Latinoamérica", declaró. Asimismo, calificó el proceso de globalización como una "globo-colonialización", que se realiza con "una violencia criminal de la soberanía de nuestros pueblos".
Afirmó que la privatización no es sólo un fenómeno económico, sino también implica la "privatización de nuestros valores" y resulta en una creciente "des-solidaridad" entre los pueblos.
Betto subrayó que "este grito no es sólo el dolor de los campesinos sin tierra, de los desocupados, de los sin techo, sino que es el dolor también de la desesperanza", algo que es más bien una violación de la "virtud de la esperanza" y por lo tanto, anticristiano.
Para el premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, con el Grito de los Excluidos "no venimos a llorar, venimos a resistir, venimos a la resistencia económica, social, política y cultural" ante un modelo que prometió un futuro mejor pero que sólo logró "hipotecar el presente".
Señaló que según la CEPAL, 224 millones de latinoamericanos sufren la pobreza. "Venimos... a este corazón del imperio, de lo que ahora llaman globalización... a reclamar el derecho a la vida, y decir, šya basta!".
Pérez Esquivel coincidió con Mauro, del MST, en la importancia de armar alianzas con contrapartes estadunidenses. "Nuestra labor sólo será posible si también aquí dentro del corazón del imperio brota la resistencia".
Enumeró tres rubros de esta resistencia: contra la globalización de la pobreza y marginalización, contra la deuda "no externa, sino eterna" impagable y el rechazo del Plan Colombia que amenaza crear "otro Vietnam" en América Latina.
Blanca Chancose, representante de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador, afirmó que el descubrimiento de América marcó el principio del maltrato y del saqueo, de la violencia y la desigualdad, y "el inicio de cuando nos negaron nuestras propias voces". Como las otras voces de esta campaña continental, Chancose detalló las severas consecuencias sociales, culturales y económicas del modelo actual en los países latinoamericanos, "que sólo aumentan la pobreza y la muerte". Señaló: "estamos aquí para defender la vida".
Dijo que no llegaron ante la ONU o a Nueva York para "quejarnos, sino para exigir, para afirmar que la deuda ya se pagó, para decir que no queremos obras de caridad, que en vez de que nos regalen quintales de arroz, reconozcan que no se puede pagar la deuda, y que mejor se destine eso al desarrollo de nuestros pueblos. No buscamos caridad ni compasión. Queremos un trato digno".
"Nuestro grito es de indignación, pero es también de esperanza", declara la campaña, al señalar las movilizaciones campesinas, las protestas de Seattle y Praga, las manifestaciones masivas en los países de América y la nueva fuerza de los pueblos indígenas que "se levantan con coraje", y de los movimientos de mujeres.
En conferencia de prensa cerca de la ONU, y después en un foro público, estas voces se comprometieron a "gritar" a favor de los excluidos. El foro, celebrado en el histórico sindicato progresista de trabajadores de salud (1199 Health & Hospital Workers Union), tuvo todos los elementos de la "globalización" desde abajo. Concheros ofrecieron una ceremonia de bienvenida con copal a una cuadra de Times Square, mientras los representantes de grupos indígenas, religiosos, sindicales, y campesinos de América Latina se unieron a activistas estadunidenses de solidaridad. El copal, mezclado con los aires urbanos de la capital del dinero mundial, junto con indígenas de Ecuador, un Premio Nobel, y fotos de las batallas de este sindicato conformaban el marco para este grito de resistencia en este Día de la Raza.
El Grito de los Excluidos se inició en Brasil hace cinco años, y según sus representantes, moviliza a millones de personas en diversos actos por todo el continente el 12 de octubre (y el 7 de septiembre en Brasil, donde esta última ocasión se realizó un plebiscito en que participaron 6 millones expresando el rechazo del pago de la deuda externa).
Entre las organizaciones que participan, figuran el MST de Brasil, el Congreso Indígena Nacional de México, el Frente Continental de Organizaciones Comunales, la Coalición Nacional por Dignidad y Amnistía de los Indocumentados de Estados Unidos, el Kensington Welfare Rights Union, así como otras organizaciones campesinas, indígenas y sociales de República Dominicana, Nicaragua y Ecuador, entre otras.