¤ ECONOMIA MORAL
Conceptos diversos
Cuando hablamos de la necesidad humana de alimentación surge una gran cantidad de términos y conceptos que parecen, todos ellos referirse a lo mismo: hambre, desnutrición, pobreza extrema, pobreza alimentaria. En mis cursos y conferencias suelo insistir que cuando hablamos de necesidades humanas, nos referimos a dos tipos de necesidades: las que tienen y las que no tienen raíz biológica. Entre las primeras, la más importante es la alimentación. En todas ellas la necesidad biológica original ha sido humanizada. La necesidad humana de alimentación es cualitativamente distinta que la necesidad animal de alimentación. En la Introducción a la Crítica de la Economía Política, Marx señala: "El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface con carne cocida, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre muy distinta del que devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes" La manera de comer, lo que comemos, cocinado, preparado y servido de maneras específicas, y la interacción con otros seres humanos durante la comida, su papel en las fiestas y las ceremonias religiosas, todo ello es parte de la necesidad humana de alimentación. El alimento balanceado, que resuelve las necesidades nutricionales del ganado, no resuelve las del ser humano. Por ello en las formulaciones de canastas alimentarias normativas (dietas) que sirven de base para calcular el costo de la alimentación, deben siempre respetarse las costumbres culinarias y gastronómicas de los pueblos.
Podemos, por tanto, introducir una primera distinción: ser pobre alimentario es no poder participar (casi siempre por falta de recursos económicos) de las dietas acostumbradas (y deseadas) en el grupo humano al que se pertenece. Las dietas tienen que ser las que siguen las personas que no tienen severas restricciones de recursos en ese grupo humano. Esto lo hace espléndidamente la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de la Naciones Unidas).
Sin embargo, ser pobre alimentario no significa necesariamente estar desnutrido, por lo menos no en el sentido de tener una ingesta insuficiente de calorías y proteínas. Sin embargo, en Coplamar encontramos que era muy difícil cubrir otros requerimientos nutricionales (los llamados micronutrimentos) con dietas basadas en hábitos observados entre los pobres, aunque si se podía, casi siempre, cubrir proteínas y calorías aumentando las cantidades de los alimentos. Es decir, es altamente probable que quien siga estas dietas de pobres tendrá deficiencias de minerales y vitaminas (anemia, por ejemplo). Llegamos entonces a la conclusión de que si se afina la definición de nutrición para ir más allá de los nutrimentos básicos o de su expresión en talla y peso, la pobreza alimentaria y la desnutrición pueden acercarse más.
Criterios de pobreza alimentaria
En el cuadro 1 se muestran varios cálculos alternativos de la pobreza alimentaria en México. Todos los he calculado aplicando a la base de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 1996 (ENIGH96), los criterios de cada procedimiento. Es decir, no se trata de cálculos realizados por los autores (instituciones) sino los resultados de aplicar sus definiciones a una misma base de datos, lo cual per mite mayor comparabilidad.
Levy define como pobre extremo a quienes con su ingreso no pueden adquirir la canasta normativa alimentaria (CNA). Levy eligió para ello una de las canastas austeras que definimos en Coplamar. El costo de esta canasta lo multiplica Levy por 1.25 para obtener la línea de pobreza que supuestamente identifica a quienes no pueden adquirir con dicho ingreso la CNA. Ello supone que el hogar dedica cien de cada 125 pesos a alimentos (80 por ciento). Levy no pudo observar en los datos de la ENIGH84 la proporción del ingreso que los hogares realmente dedican a alimentos (llamado en la jerga económica coeficiente de Engel), pero supuso que era 80 por ciento. Con la ENIGH96, que sí permite realizar tal cálculo, he demostrado que los hogares más pobres del país dedican no 80 sino sólo 50 por ciento de su ingreso a alimentos. Por tanto, para adquirir una canasta que costase cien pesos necesitarían 200 y no 125 pesos. Por tanto, el costo de la CNA hay que multiplicarlo no por 1.25 sino por 2 con la misma definición de Levy.
Cepal hace lo mismo, multiplica el costo de la canasta alimentaria por 2 en el medio urbano y por 1.75 en el rural, para obtener la línea de pobreza. En este caso, sin embargo, se supone que no es el coeficiente de los hogares más pobres, sino el de un estrato de referencia que no tiene restricciones económicas severas. Sin embargo, por una tradición absurda, desde 1979 Cepal usa los mismos factores en todos los países en todos los años. La razón por la cual con los criterios de Cepal se obtiene más pobreza que con los de Levy corregido, es el uso de una CNA menos austera (más cara) en el caso del organismo latinoamericano.
Por último, el criterio de gasto alimentario procede de manera directa. En vez de suponer qué proporciones gastan en alimentos los hogares, observa directamente el gasto en alimentos de los hogares. Los que tienen un gasto per cápita en alimentos menor al costo de la CNA elegida, son pobres alimentarios. El cálculo ha sido hecho con la CNA de Coplamar, lo que explica que resulte en un nivel de pobreza más bajo que con el cálculo de la Cepal.
Niveles de la pobreza alimentaria
A pesar de usar la misma definición, los cuatro cálculos obtienen resultados de pobreza que varían en un rango muy grande: desde 20.4 por ciento en el caso de Levy, hasta 61.1 por ciento en el de Cepal, el triple de la primera cifra. Obsérvese que el cálculo de Levy corregido resulta en 39.3 por ciento, casi el doble que el cálculo sin corrección. El gasto alimentario (53.6 por ciento) resulta más alto que Levy corregido, a pesar de usar la misma definición, por el hecho que el coeficiente de Engel usado en Levy corregido (50 por ciento), deja de ser válido a partir del decil 4. Al nivel en el que resulta la pobreza, decil 6, el coeficiente de Engel se encuentra ya en 42 por ciento, por lo cual el factor por el que hay que multiplicar el costo de la CNA es de 2.4 y no de 2. la diferencia entre Cepal y gasto alimentario se explica por el costo más alto de la canasta alimentaria usada por Cepal, a pesar de la diferencia, que actúa en sentido contrario, del coeficiente de Engel.
Criterios de desnutrición
Comer poco y mal debilita el organismo humano. En las medidas de pobreza alimentaria medimos la capacidad económica del hogar para adquirir alimentos (en función de su ingreso y la proporción que de éste se destina a alimentos) y con el gasto alimentario observamos cuánto, efectivamente, gastó el hogar en alimentos. Englobados bajo lo que podemos llamar genéricamente el enfoque de la desnutrición, se incluyen una serie de enfoques que pretenden acercarse a la situación nutricional de la persona de manera directa y no a través del indicador indirecto del dinero. El primero de ellos, que usamos en Coplamar y que también utiliza la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 (ENN99) es el de observar las cantidades compradas (Coplamar) o ingesta reportada (ENN99) de cada alimento. A partir de ello y con las tablas de contenido nutricional de cada alimento producidas por el Instituto Nacional de Nutrición (INN) o por la FAO, se calculan las calorías, proteínas y micronutrimentos ingeridos por la gente. Comparando la ingesta de nutrimentos observadas con las normas nacionales o internacionales, se puede determinar quienes ingirieron menos que la norma y, por tanto, calcular quien está comiendo menos de lo necesario y, por tanto, está presumiblemente desnutrido.
El otro camino es observar las consecuencias de la alimentación. Talla (estatura) para la edad y peso para la talla son los dos indicadores más usados de desnutrición en niños. Cuando la talla es muy baja para la edad se presenta un síntoma de la mala alimentación: se retarda el crecimiento, lo que se conoce como desmedro. Cuando el peso es muy bajo para la talla, la persona adelgaza hasta límites que ponen en peligro la vida, lo que se conoce como emaciación. Este segundo síntoma es la desnutrición aguda que vemos en las imágenes de las hambrunas en África o en las escenas de los prisioneros en los campos de concentración Nazis. La combinación de ambos indicadores da lugar al peso para la edad.
Como en todos los estudios de pobreza, la carencia tiene que definirse respecto a una norma que específica lo que debe ser. La norma en alimentación, sin embargo, es mucho más escurridiza que en otros campos. Mientras en educación es fácil llegar al consenso que la educación de 9 años es la norma mínima, debajo de la cual, no importa que sea un solo grado por debajo, la población queda considerada en rezago educativo. En alimentación, sin embargo, los metabolismos de las personas difieren y los expertos en nutrición no pueden calcular requerimientos precisos. De esta manera, más que normas, los organismos producen ingestas recomendadas. Quien está debajo de ellas no necesariamente se considera desnutrido porque en su caso individual puede requerir menos. Con los indicadores de talla y peso los rangos de incertidumbre son aún mayores. Las prácticas internacionales han definido, por tanto, un procedimiento conservador que identifica como desnutridos leve, moderado y severo sólo a quien se encuentra por debajo de la mediana menos una, dos y tres desviaciones estándar (respectivamente) de la población de referencia.
La desnutrición de menores en México
Los resultados de la desnutrición de menores de cinco años para México en 1999, con estos criterios, se presentan en el Cuadro 2. Como se aprecia, el principal síntoma es el desmedro o retraso en el crecimiento, que si se consideran todos los grados incluye al 44% de los niños del país. En cambio la emaciación tiene una menor incidencia, afectando al 10% de los menores. El bajo peso para la edad es el resultado de los dos anteriores y afecta a casi el 30% (29.3%) de la población. El asunto requiere más análisis pero se me ha agotado el espacio.
Elección de indicadores
¿Qué indicadores son los más adecuados para identificar la población objetivo de un programa de apoyo a la población con dificultades para alimentarse adecuadamente? Para un programa con un enfoque preventivo hay que usar los indicadores de pobreza alimentaria, el mejor de ellos es el de gasto alimentario aunque es el más difícil de recolectar. Con un enfoque curativo, sobre todo con los menores de 5 años, lo más adecuado son los indicadores de peso y talla y la observación clínica por el médico. Un buen programa de alimentación y nutrición debe combinar ambos.