JUEVES 12 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Jean Meyer Ť

La ciudad de Dios

Tenía la tentación de abandonar por una vez mi crónica de malas noticias para comentar otras mejores que llegaron de Belgrado, cuando cayó el anuncio de la deportación hacia Cuba, por nuestras autoridades nacionales, de un "ilegal" cubano que estaba tramitando en Tlatelolco y en Bucareli un permiso para quedarse en nuestro país. Entregar a los servicios de seguridad cubanos a un "traidor" (aquel hombre fue varios años cónsul de Cuba en México y al mismo tiempo cumplió con su otro oficio, en calidad de mayor de los servicios de seguridad) no es cualquier cosa. Es una vergüenza. Iba a escribir sobre el asunto cuando se agravó la situación en Jerusalén, en todos los territorios palestinos ocupados por Israel y hasta en Israel, entre los árabes, ciudadanos israelíes.

Octubre de 1973, octubre del 2000, fiesta de Yom Kippur. Hace 27 años Egipto tomaba la iniciativa de un brillante ataque estratégico que cogió a Tsahal, el ejército israelí, por sorpresa; después de varios días de terrible angustia, Israel pudo rechazar a egipcios y sirios gracias a un brillante general, cuyos blindados lograron realizar la famosa "ruptura del Vertedero" que se estudia en todas las Escuelas de Guerra del mundo; se llamaba Ariel Sharon, "a" Arik. Hace unos días el mismo Arik, de manera provocadora y criminal, puso a su país al borde de una nueva guerra de Kippur. Su visita más que intempestiva al santuario del Islam, la explanada de las mezquitas, al lado del santuario judío del Muro de las Lamentaciones (Plegarias), ha provocado la segunda Intifada, "la guerra de las piedras", que opone multitudes de jóvenes palestinos armados de piedras a policías y soldados israelíes, muchas veces tan adolescentes como sus enemigos, fuertemente armados y que usan de sus armas: cien muertos y 2 mil 500 heridos al momento de escribir.

"Arik, Hamás, mismo combate", podrían gritar los partidarios de la paz entre palestinos e israelíes, una paz que, con o sin guerra próxima, parece seriamente herida. Me decía hace unas semanas el representante de Palestina en México su triste pesimismo y šconsta que es un hombre optimista y de más que buena voluntad! Comentamos el proyecto mencionado de hacer de Jerusalén "la ciudad de Dios", ciudad santa internacional de las tres grandes religiones del Libro, de los tres monoteísmos primos y hermanos, como solución para poner fin a la discordia. En aquel entonces (septiembre) que parece ahora tan lejano, se discutía del futuro de Jerusalén como último obstáculo a la paz...

Los enemigos de la paz en los dos bandos triunfan. Corrió la sangre. Se cruzó esa terrible y delgada línea roja y todo ha cambiado. Si Jerusalén es la ciudad de Dios, uno tiene derecho a preguntarse de cuál Dios: Ƒel Moloch, el Baal, el Huichilobos de los sacrificios humanos que destronó un tiempo el Dios único (que no se podía nombrar) de los judíos, el Dios único y trino de los cristianos? ƑEntre los judíos, los cristianos, los musulmanes -enumerados por respetuoso orden genealógico- de cuál Dios se trata? ƑEl Dios de justicia, de amor y de paz? ƑEl Misericordioso? ƑNo será más bien el Dios de los Ejércitos que pide tanto y más sacrificios humanos que Moloch y Huitzilopotztli? Los jóvenes palestinos se lanzan a destruir la tumba del patriarca José, inmediatamente sus primos hebreos hacen lo mismo con mezquitas en Tiberiades y en otra parte.

No quiero dar la impresión de que las responsabilidades son igualmente repartidas entre los dos bandos ahora irreconciliables. Si bien los dos son culpables, lo es mucho más el más fuerte. Si la comunidad internacional debe impedir la guerra entre Israel, Palestina y los demás países árabes, si debe garantizar el futuro de Israel, no puede posponer la proclamación del Estado palestino, no puede posponer la restitución a los palestinos de los territorios ocupados en la guerra de los Seis Días (1967), inventando una definición especial para Jerusalén y la desmilitarización total de la meseta del Golán.

ƑHabrán muerto para nada Anuar al Sadat e Itshak Rabin y tantos y tantos hombres, mujeres y niños en los campos de batalla y en las ciudades bombardeadas del Medio Oriente?