Ť Venga a tomar café con... Juan Soriano
El arte acerca de cosas políticas o de religión se vuelve banal
Ť Participa en Esculturas en plata, colectiva que alberga el MAM
Merry Mac Masters Ť Como en su casa, donde ''uno llega, lo saludan y lo insultan", se sintió Juan Soriano quien ayer ''repitió como El Juli" ?según comentario del público? en el Museo de Arte Moderno (MAM). A poco menos de dos meses de su primera invitación al ciclo Venga a tomar café con... el niño de 80 agostos volvió con motivo de la colectiva Esculturas en plata. Tane orfebres, que allí se exhibe, donde participa con cinco piezas. La plata, aseguró Soriano, sugiere muchas más cosas que el bronce, la madera o cualquier otro material. A veces son cosas diabólicas, en otras ocasiones románticas o lujosas, incluso melancólicas cuando no brilla el metal. ''Descubrí una luz maravillosa en los reflejos de la plata", agregó.
La costumbre de ser tratado bien
Una vez más la asistencia fue concurrida y, la plática, todavía más animada. Preguntado sobre los homenajes de que es objeto, Soriano lamentó su inminente fin: ''Me voy a sentir muy solo después. Con 80 años cumplidos siento que me tengo que despedir un poco de la vida. Me he despedido muchas veces, pero un día va a ser la definitiva. Sin embargo, uno se acostumbra a que lo traten bien. No es que se sienta importante, sino oído, comprendido. Como si en todas partes se volviera la casa de uno".
Ninguna pregunta se quedó sin contestar. Las respuestas, sin embargo, solían provocar nuevas inquietudes como cuando el creador tapatío afirmó que el arte ''siempre es desinteresado", pero cuando se hace para ''cosas políticas o para la religión" se vuelve "banal". De acuerdo con Soriano pintar temas políticos es ''una violencia que se le hace a las personas". En realidad, la política sirve ''para que la gente sea libre, para ser ella misma, no para meterle ideas. Pertenecer a un partido político es para que alguien le ayuda a uno a luchar para ser libre. Uno no es libre porque la vida lo sorprende y le pone problemas sin solución".
Más adelante agregó: ''El arte es como un mensaje amoroso de cosas que el artista sorprendió, vivió y quiere que no perezcan del todo. Las religiones, si uno tiene fe, son reales, pero si uno no cree, son falsas. La política es igual. Quiere uno hacer feliz a la gente con las cosas que a uno le hacen feliz. Ese es el fracaso de los gobiernos, del gobierno de México, que quiere hacernos felices con una serie de cosas que a la mayoría no nos interesa. A mí no me gustaría ser una persona rica, burguesa mexicana, porque son situaciones muy aburridas".
Soriano causó desconcierto, cuando sostuvo que los impresionistas y los surrealistas no son artistas porque ''no buscaban expresar lo que el arte expresa, sino dar lecciones". Mientras tanto, el artista ?''me gustó tanto lo que sufrí en Guadalajara que estuve 40 años viviendo de su nostalgia"?, recién desempacado de China donde inauguró una muestra en el Museo de Arte Moderno de Beijing, sigue adelante con su homenaje. Sus próximas actividades serán los días 10 y 11 de noviembre, en Puebla, donde recibirá la presea anual que otorga la Fundación Amparo y el museo del mismo nombre. Asimismo, presentarán el libro que sobre su persona escribió Elena Poniatowska, e inaugurará una exposición.
Wilde, in articulo mortis, se convirtió en católico
Ap, Ciudad del Vaticano, 10 de octubre Ť Según la influyente publicación trimestral La Civilitá Cattólica, en su lecho de muerte Oscar Wilde se convirtió al catolicismo, con lo cual queda a partir de ahora ''rehabilitado".
El artículo en donde se plasma la idea fue escrito por Antonio Spadaro, quien dice: ''Los años que el escritor pasó en la cárcel fueron realmente duros y sólo halló consuelo en algunas cartas, incluso de naturaleza espiritual".
La revista, cabe recordar, había fustigado con severidad la figura de Wilde en el pasado, en particular por su texto La balada de la cárcel de Reading. Pese a ello, continúa Spadaro, ''el tiempo pasado en prisión fue decisivo", en contraste con la vida de ''vanidad y frivolidad", que según el texto llevaba el autor de El retrato de Dorian Gray.
Por último, el articulista señala que está absolutamente seguro de que a punto de fallecer Wilde se convirtió al catolicismo, aunque admite que el escritor se encontraba en esos difíciles momentos, seminconsciente.