Ť Figuras centrales durante los primeros cinco días de la fiesta del espíritu en Cuévano
Provocador, el mundo de Saskia Boddeke y Peter Greenaway
Pablo Espinosa, enviado, Guanajuato, Gto., 10 de octubre Ť Provocaciones, irreverencia, genio y figura hasta la coyuntura. La presencia de Peter Greenaway y su compañera Saskia Boddeke en la ciudad de Guanajuato infundió la atmósfera de expectativas, emociones encontradas, pasión intensa que constituye la mejor tradición del Festival Internacional Cervantino, cuyos primeros cinco días de su versión 28 han transcurrido con la normalidad que le caracteriza: la excelencia artística.
''Vengo con algunas provocaciones", espetó el cineasta de Los libros de Próspero ante una multitud joven que atiborró el Salón de Fumadores (aunque nadie prendió tabaco alguno) del porfiriano Teatro Juárez: ''El cine ha muerto; desde Eisenstein y Orson Welles, todo se ha reducido a ilustrar historias, no a crear un lenguaje propio; el cine no ha encontrado aún su James Joyce; no ha cumplido muchas de sus promesas, así que tenemos que reinventarlo para mantenerlo vivo; igual sucede con la ópera. La razón de mi presencia en México es porque tengo la aspiración de usar el lenguaje de la ópera para contar historias que no sean sólo metáforas o símbolos".
Fama y fortuna, una dialéctica
Metáforas y símbolos. Como pocos, el artista Peter Greenaway concita y dispersa. Se acomoda muy bien en el viejo tema de la dialéctica de los contrarios que se establece entre fama y fortuna, entendiendo fama como tal pero fortuna como la correspondencia debida entre ser famoso y ser conocido, es decir que cuando a alguien se le llena la boca con el vocablo Greenaway (green = verde; away = lejos; verde lejos, ver de lejos, verdelejos, jejé) no se sabe si éste sabe, esto es, si realmente conoce al famoso Peter Greenaway,o si sus decires obedecen más al irresistible mainstream de la moda, ése que obliga a las masas con poder adquisitivo a, por ejemplo, reírse todas las veces que aparezca Woody Allen en escena, aunque no esté diciendo un chiste siquiera, sólo porque la etiqueta culta dicta: con Woody Allen hay que reírse. Es chic. ¿Qué hacer con Peter Greenaway? ¿Llorar, reír? ¿Ver de lejos? ¿Gree away?
Para mí, desde cerca, es fascinante.
Sin embargo, sólo es una de las cien maneras de observar 100 objetos para representar el mundo, montaje multimedia de Peter Greenaway y Saskia Bodekke que constituyó la parte más espectacular ?en el sentido, ya dijimos, de las expectativas generadas? de la apertura del último Cervantino organizado por un gobierno priísta. Luego de conjugar de lolindo el verbo epather le bourgeois en el mismísimo Cuévano, este trabajo con el atrezzo (traducción literal de prop-opera) se presentará en el Palacio de Bellas Artes las noches del 13, el 14 y el 15 de este octubre.
Antes que nada y después de todo, la propuesta de Greenaway es, de nuevo, una soberana provocación. Y el chiste de las provocaciones es caer en ellas o levantarse con ellas. La respuesta la tiene el poeta chiapaneco Javier Molina en un arranque de filósofo: en realidad, no es para tanto.
Porque ¿quién puede tomarse en serio algo tan divertido como hacer desfilar en escena cien objetos cien y decir, éstos son los chidos, así es el mundo y si no le gusta haga usted su propia lista? (La lista de Greenaway, por lo pronto, es muy inteligente).
Reiteró a La Jornada en Guanajuato Greenaway:
''Esta es mi lista de cien objetos, ¿cuál es la de ustedes?".
Bonito reto lúdico. Lo importante no es cogerle el gazapo y encontrar
?como en los jueguitos de encuentre las diez diferencias? qué le
faltó incluir en su lista, o qué le sobró, sino qué
tenemos, qué somos, en qué consiste nuestra lista, la de
nuestra propia visión del mundo. Porque todos tenemos una visión
del mundo. Hay quienes su lista es lerda, pero enumerarla al menos es ameno,
es más divertido y productivo que hacer encuestas, o hacer la lista
del súper.
El factor tape phenomena
''Todo el dinero se está yendo hoy por el tape phenomena", dice Greenaway. Su sentido del humor es fantástico, pedante para algunos, simpatiquísimo para otros. A la vez acariciado y maldito. Dijo, por ejemplo, en Cuévano, parafraseando a Nietszche: ''Cinema is death". Y le puso fecha: ''Falleció el 21 de septiembre de 1983, cuando entró al mercado el control remoto de las televisiones. Desde entonces vivimos el Síndrome Casablanca. Pero tengo más provocaciones, este par lo pongo a partir de dos citas: Picasso decía 'no pinto lo que veo sino lo que pienso', mientras Eisenstein decía: 'Dios es el mejor director de cine del mundo'. Yo suscribo lo que decían Picasso y Eisenstein. Y los hechos me lo confirman: es más fácil ver un cuadro de Caravaggio que el filme 2001, Space Odissey, porque hay museos abiertos, pero a Kubrick se le ha confinado al video, y eso ya no es el cine. Es el tape phenomena".
En eso andaba Greenaway cuando llegó al Salón de Fumadores, aunque ella se abstiene de inhalar tabaco, además de que está felizmente embarazada, la señora Saskia Boddeke, coautora de esta obra cuyo crédito se lleva entero Greenaway, quien había advertido que hablaría de ópera desde acotada perspectiva: ''Como sé que tengo una modesta fama de ser un director de cine muy excéntrico, voy a hablar de ópera desde el punto de vista del cine". Y lo hizo, pero en cuanto llegó Saskia, quien es una autoridad en la materia, la convivencia ?porque esos fueron los días pasados en Cuévano: una convivencia con Peter Greenaway y Saskia Bodekke: en conferencia de prensa, en entrevista, en ensayo, en la butaca de junto durante el estreno, en la mesa de junto del restaurante, junto al acoso de periodistas impertinentes, con la fama y la fortuna de ser Peter Greenaway y Saskia Boddeke: famosos y conocidos? se hizo más rica.
Saskia es persona de calidad altísima: ''Soy una mujer fuerte y sé muy bien lo que quiero. Trabajar con una persona tan famosa como Peter tiene sólo un problema: lograr que mi crédito aparezca, porque es normal que al ser famoso el crédito se lo endilguen todo a él. Pero no es un conflicto para mí, sino una simple inconveniencia".
A lo que el humor inglés y personalísimo del afortunado y famoso contesta: ''Weeeell, por supuesto que trabajar con una colaboradora débil sería muy aburrido. Pero ya en serio, trabajar con colaboradores tan fuertes puede ocasionar tragedias: durante muchos años trabajé feliz con el compositor Michael Nyman. Y todo terminó en un divorcio muy amargo".
Así, 100 objetos para representar el mundo es fascinante y contiene todo Greenaway. Nadie puede llamarse a desencanto. Todos, empero, a la polémica. Greenaway llegó a la capital mexicana proveniente desde Plan de Abajo (como Ibargüengoitia designa en sus novelas al estado de Guanajuato y a su capital, Cuévano) para presentarse a la prensa este miércoles en Bellas Artes. Su espectáculo podrá verse tres noches en el palacio de marmomerengue.
Todos listos. ¿Y su lista, buen lector, es ya brillante?