MIERCOLES 11 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Alejandro Nadal Ť
UNAM-Diversa va a la Profepa
ƑPuede la UNAM enajenar genéticos que no le pertenecen? ƑPuede entregar estos recursos a una empresa estadunidense de biotecnología a cambio de prestaciones insignificantes?
Según la UNAM sí puede hacerlo. Por eso firmó en 1998 un contrato con la empresa estadunidense Diversa para entregarle muestras de microorganismos adaptados a ecosistemas mexicanos. Pero varias organizaciones de productores agropecuarios y ambientalistas interpusieron una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para anular dicho convenio. Esta instancia emitirá su fallo en pocos días.
Diversa desarrolla enzimas para aplicaciones industriales a partir de material genético de microorganismos adaptados a condiciones ambientales extremas. Para buscar e identificar estos microorganismos utiliza convenios de bioexploración en varios países (las descripciones pueden consultarse en su página www.diversa.com).
El contrato con la UNAM es por tres años y proporciona a Diversa acceso a toda la biodiversidad microbiana de ecosistemas mexicanos. A cambio, se obliga a entregar a la UNAM prestaciones triviales: equipo por valor de 5 mil dólares para recolección de muestras y pagos de 50 dólares por muestra, que seguramente ni cubren los costos directos e indirectos de la recolección.
Además se establece un pago de regalías de 0.3 por ciento-0.5 por ciento sobre ventas netas de procesos que alcancen la fase comercial. Probablemente esos pagos nunca cristalizarán en montos significativos por las dificultades para seguir la pista de los recursos genéticos entregados a Diversa hasta la explotación comercial que puede demorar varios años. Eso se complica si los recursos se combinan con material genético de otra procedencia. Finalmente, Diversa probablemente será parte de fusiones corporativas que alterarán su razón social e implicarán el traslado de dominio de sus activos. No sorprende que el convenio no defina el plazo durante el cual se pagarían las regalías.
Más allá de las bajísimas prestaciones, el problema central es que la UNAM no tiene el derecho para disponer de recursos genéticos que de acuerdo con la legislación vigente están bajo el control soberano del Estado mexicano. Así lo establecen la Convención sobre Biodiversidad y el artículo 27 constitucional.
Además, la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) establece en su artículo 87 bis que el aprovechamiento de recursos biológicos requiere del consentimiento previo, expreso e informado de los propietarios de los predios en los que se encuentren dichos recursos. Esos propietarios tienen derecho a una repartición equitativa de los beneficios derivados del aprovechamiento de esos recursos.
El convenio UNAM-Diversa no menciona el artículo 87 bis, aunque señala que las muestras se recolectarían en "terrenos federales" de conformidad con las disposiciones legales en vigor. Es cierto que la UNAM celebró otro convenio con el Instituto Nacional de Ecología (INE) y la Conabio comprometiéndose a pedir autorización al primero para ejecutar el convenio UNAM-Diversa. Pero el papel del INE en ese convenio es pasivo y sus "autorizaciones" no pueden equipararse al consentimiento previo e informado definido en el artículo 87 bis.
El mejor testimonio de esta pasividad es que el INE ya autorizó recolectar muestras para Diversa en la reserva de Pantanos de Centla, en Tabasco, con fines científicos. Pero esto contradice los términos del convenio UNAM-Diversa, que explícitamente reconoce el carácter comercial de las colectas realizadas para la empresa estadunidense.
Además el INE debe aclarar si esas colectas se realizaron en terrenos de propiedad ejidal o privada, en cuyo caso se debió recabar el consentimiento previo e informado de los propietarios de esos predios.
La federación no es parte del convenio UNAM-Diversa. Por eso no pudo otorgar su consentimiento previo e informado. Sus intereses nunca estuvieron salvaguardados en dicho convenio. Una prueba (no la única) son las bajas prestaciones que recibirá la UNAM. Sería un error, sin embargo, pensar que un incremento en los pagos de Diversa a la UNAM podría reparar los vicios del convenio porque ese instrumento viola disposiciones de orden público. Además, el asunto tiene implicaciones políticas y éticas profundas porque afecta los derechos de las comunidades indígenas y campesinas, y de todos los mexicanos sobre un patrimonio colectivo.
La importancia económica de los recursos genéticos es indiscutible, sobre todo en un país que destaca por su megabiodiversidad. La decisión de Profepa sentará un precedente clave para definir una política inteligente sobre acceso a los recursos genéticos. Profepa no puede darse el lujo de equivocarse en este caso, porque los vicios de origen son demasiado importantes y evidentes.