MIERCOLES 11 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Arnoldo Kraus Ť
Medicamentos: Ƒde verdad los gravarán?
Las vías propuestas por los teóricos del darwinismo social son muchas. Omitieron the mexican way: gravar medicamentos. Los darwinistas consideraban que "entre menos burros más olotes" o lo que es lo mismo: entre menos pobladores, mejor vivirán los que sobrevivan. Quizá ésa sea una de las formas de estabilidad social a la que se aspira al gravar medicamentos. Agregar el IVA complica los problemas que ya tienen los médicos con la inimaginable proliferación de fármacos: muchos dudamos de la calidad de varios productos. La oferta es impresionante: pueden encontrarse hasta 30 ó 40 marcas del mismo fármaco. ƑTendrán todos los laboratorios, por pequeños que sean, un control de calidad aceptable? ƑPueden ofrecer la misma sal química, diez veces más barata que la marca original, sin mermar sus acciones? Me confieso: soy escéptico molecular. Dudo de demasiadas cosas. Dudo de la calidad de muchas medicinas y cuestiono las propuestas de Derbez.
Señala Luis Ernesto Derbez, coordinador económico del proceso de transición de poderes, que lo recaudado con el gravamen a medicinas se usará para el equipamiento, abastecimiento y mejoramiento de las instituciones de salud. Con lo anterior, se presupone "que los mexicanos con menos recursos que acuden a esas instituciones puedan tener sus medicinas sin mayores problemas y a tiempo, que es una de las deficiencias que actualmente presenta el sector salud". Mis círculos son menos circulares que los de Derbez, et al. Ellos inician el trazo aseverando que el IVA a los medicamentos mejorará las condiciones hospitalarias y que esto repercutirá directamente en los usuarios. No cabe duda: hay círculos bien redondos. Pero hay otros bien cuadrados.
Los más pobres, o no adquieren medicamentos, o no acuden a instituciones de salud, o compran fármacos baratos, cuya calidad no es siempre idónea. O bien, no acceden a las medicinas nuevas porque son impagables, o se automedican, o son recetados por el dueño de la farmacia o el vecino que estudió hasta segundo de medicina. Asimismo, abandonan el hospital y regresan a la semana, porque, aunque salieron medio curados, retornan bien enfermos, pues no tuvieron dinero para las pócimas ya que dejaron de trabajar una semana --ser pobre es muy caro. O, finalmente, acuden a alguna institución de salud en donde suelen obsequiarles bolsas llenas de los medicamentos disponibles --sean o no los indicados.
Todo eso y más sucede en nuestra medicina: los enfermos pobres se enferman dos, cuatro o más veces, precisamente por eso, porque son pobres. Al gravar los medicamentos, tanto la pobreza, como la enfermedad y el paciente resultarán (a)gravados. Ese es mi análisis circular, y ésta mi cuadratura: los sistemas de salud jamás mejorarán incrementando el precio de los medicamentos. Los caminos son otros. La propuesta, si no tiene la intención de fomentar el darwinismo social que cada día se practica en las calles de México o en las poblaciones habitadas por indígenas o desplazados, parece tender una trampa a los más pobres y quizá un beneficio a quien use el IVA. ƑDe verdad se destinará ese dinero para mejorar las instituciones de salud?
Mi lógica estetoscópica sugiere otro sendero. Otro camino absolutamente antagónico al de Derbez. Abaratar los medicamentos, comprobar que los similares tengan la misma calidad que los de las trasnacionales, ofrecer una medicina responsable, asegurar que los pacientes acudan a sus citas, regalárselos a los más pobres para que no se "enfermen demasiado", y con ello no se conviertan en enfermos crónicos. La prevención sigue siendo la mejor medicina. Le recuerdo al equipo que pretende gravar medicamentos para así "destinar los recursos a salud y pobreza", que las puertas de las casas están por delante y no por detrás: nos encontramos atrapados en la peor de las situaciones, la "trampa epidemiológica". Esta condición, sucintamente, implica que los mexicanos padecen y mueren de enfermedades de pobres como la diarrea o la desnutrición, pero, a la vez, de las que afectan a los países ricos, como diabetes mellitus o patologías del corazón.
Esa complicadísima trampa no requiere IVA, requiere imaginación. Como dice el maravilloso refrán de Francis Peabody: "el secreto en el cuidado del paciente radica en el cuidado del paciente" (the secret of the care of the patient is in caring for the patient), oración que reinterpreto de la siguiente forma: no graven medicamentos, disminuyan su precio y aumenten su calidad. Y no sólo eso, hagan que las instituciones de salud funcionen. Si se gravan los fármacos, las mayorías no tendrán acceso ni a los medicamentos baratos. El motu de los darwinistas sociales diría: al gravar, la población disminuirá.