MIERCOLES 11 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Joan Garcés dictó una conferencia en la UNAM
Ningún Estado tiene libertad para masacrar a su pueblo
Ť El Gobierno del DF lo declaró huésped distinguido
Karina Avilés y Ricardo Olayo Ť Joan Garcés, abogado de la causa particular y popular por crímenes de lesa humanidad contra Augusto Pinochet y coacusados, recibió del gobierno de la ciudad de México un reconocimiento como huésped distinguido por su lucha a favor de los derechos humanos.
El abogado valenciano dijo que la detención del ex presidente Augusto Pinochet en Londres no violentó los principios de soberanía y de no intervención de las naciones latinoamericanas por parte de Europa, aunque algunas personas trataron de influir a la opinión pública con la pretensión de exonerar al general.
Un Estado no puede reivindicar su soberanía para cometer crímenes de lesa humanidad, "argumento de defensa número uno que utilizan los delincuentes contra la humanidad", y un gobierno que dicta amnistía en favor de estos criminales tampoco puede pretender la "extraterritorialidad" del decreto para evitar que se aplique la justicia, subrayó durante sus actividades de ayer en el Distrito Federal.
Garcés dijo que recibió el reconocimiento en nombre de las víctimas del genocidio en Chile, poco después de que Rosario Robles lo presentó como un luchador por la justicia sin afanes de venganza.
La jefa de Gobierno del Distrito Federal aseveró que "el caso chileno no fue un asunto aislado ni menor en la historia de las infamias internacionales contra la izquierda democrática", y comentó que la memoria y el testimonio de Garcés alientan a convertirse en un gobierno diferente. A la ceremonia asistieron abogados y amigos de Garcés.
El premio Nobel alternativo dijo que se sentía comprendido en su lucha contra la impunidad y el uso de la vía legal para tratar de dar respuesta a un crimen cuya investigación no tuvo respuesta en Chile.
En su discurso destacó dos momentos de la historia política de México: con el ex presidente Lázaro Cárdenas durante el franquismo, y en los setenta en el caso chileno, lo que "muestra un nivel de compromiso por parte de esta noble nación".
Por la mañana, dictó la conferencia El derecho como instrumento para la paz internacional, en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Consideró que está en manos de la justicia mexicana conceder la extradición del ex director del Renave, Ricardo Miguel Cavallo, lo que sentaría un precedente para México: "el Estado mexicano o bien lo extradita al país que quiere juzgarlo o bien recaba las pruebas para juzgarlo aquí", y manifestó su deseo de que se abra un nuevo camino de cooperación "entre la justicia democrática respetuosa del derecho de nuestros pueblos".
Las instituciones civiles y militares de un país que son capaces de masacrar a su propio pueblo, "son indudablemente una amenaza para la paz y la convivencia interna" pero también para sus vecinos, aseveró.
Afirmó que "ningún Estado tiene libertad para masacrar a su propio pueblo y cometer crímenes contra la humanidad, está prohibido por el derecho internacional. Pueden decir que un Estado -como el español o el mexicano, ahora con Cavallo- entra a la soberanía interna de Argentina o de Chile porque está llevando a comparecer ante un juez a una persona que fue amnistiada en un país donde cometió delitos. En derecho internacional la respuesta es igualmente categórica, porque sus crímenes fueron contra la humanidad.
"Imaginemos por un momento lo que significaría el acuerdo efectivo entre los Estados para proceder a la extradición de los delincuentes de este rango que están viajando por el mundo. Significaría el temor de los propios criminales de salir de su país, lo cual sería un primer logro, sería convertirlos en prisioneros en su propio país.
"En el supuesto de que salieran de su refugio y pudieran ser juzgados, el ejemplo de un enjuiciamiento tendría un efecto disuasivo hacia el futuro para que otros aprendices de dictadores, que quizás tomaran el poder por la fuerza, al ejercerlo dijeran: 'Aquí vamos a tener el límite más allá del cual no vamos a ir'".
Garcés subrayó que el contexto internacional permite avanzar en la materia, pero "hay que ser realistas", porque existen intereses que "se están afectando". Pero en la medida en que los efectos multiplicadores para las relaciones internacionales "en los momentos de crisis -que inevitablemente las hay y continúa habiéndolas- se canalicen por mecanismos que excluyan el uso de lo que está prohibido, las torturas masivas y los asesinatos en el rango de crímenes contra la humanidad, sería una importante contribución a la paz internacional".
Si la justicia internacional desarrolla lo que hoy es "un embrión", el uso de "los instrumentos de terror por el Estado para tomar el poder y mantenerse en él, indudablemente encontrará una disuasión", agregó.
Por otra parte, dijo, es necesario que a la hora de juzgar a los delincuentes de lesa humanidad, las sanciones recaigan en los "líderes, que son los que toman las decisiones y ordenan o encubren esos crímenes", pues así "dejarían de pagar justos por pecadores y pueblos inocentes".