LUNES 9 DE OCTUBRE DE 2000
Ť José Cueli Ť
La ilógica del toreo
El toreo que se quiere mágico y al que el inconciente aporta el azar para lanzarse artísticamente se nos fue de las manos. Toreo que se sitúa al abrigo de toda crónica y a partir de su esencia desaparece de lo clásico de su metafísica, de su religiosidad. Toreo no analizable, ilógico, al que sólo la crueldad le da conciencia, su color sangre negra, su toreo trágico, sin el cual no hay fiesta, al fin la vida es siempre la muerte. Eso que los toreros gitanos saben desde siempre.
Toreo sin lógica, sólo lenguaje escondido, misterioso, perverso por desconocido más allá del placer. Locura torera sin expulsarla en la esclerosis del pegapasismo. Dejarla que se diga ella misma. Confrontación originaria que dé sentido a la unidad de la faena, tanto como a la oposición del sentido y lo insensato.
Toreo que se fue perdido en la electrónica y es enemigo instintivo de lo lógico, de lo convencional, del "derechazito preconcebido" como suplantación de lo instintivo y que pide la vuelta de la naturaleza impura contradictoria con la sociedad actual. Lógica ilógica que es otra cosa, otra manera de ser, de reacionar, de definir, la eficacia del destiempo. Esa que es la improvisación torera desaparecida. Esa ilógica que en ocasiones (Rafael de Paula) expresaba intuitivamente con música y ritmo interno hasta llegar a la verónica o pase natural que marcaba el ritmo de las faenas. Diferencia marcada por la música callada que sigue su ritmo a pesar de que se trasgreda la "estructura formal". Ese destiempo que no se puede aprehender, y es lo inefable, lo inasible, lo anterior al pase, que le da la magia, el duende al toreo...
Esa magia que no puede aparecer con jóvenes novilleros, instalados en la robotización del "derechazo" y últimamente de la porta gayola... a novillines descastados. Más de lo mismo la tarde de ayer con novillos de Vaca Hermanos y los novilleros Casasola, El Arriero y El Pausado -así se nombran- sin chispa, ni na de ná...