LUNES 9 DE OCTUBRE DE 2000
Golpeada por la crisis, la clase media define el futuro
Las razones del cambio
María Rivera y Mireya Cuéllar Ť La clase media mexicana se ha vuelto una nostalgia. Las crisis y los errores de diciembre la han ido reduciendo. Lo dicen los académicos y los estudiosos del mercado: México es, en su mayoría, un país de clase media baja -42 por ciento de la población del país- que en el camino ha perdido las facilidades de acceso a la universidad, a la cultura del ocio y del entretenimiento. Y que cuando compra no sólo consume cosas, sino ideas de sí misma: ascenso social, juventud, espiritualidad.
Fue este segmento de la población, con un nivel de vida austero -cuyos ingresos familiares varían entre 2 mil y 9 mil pesos mensuales, usa transporte público, sus hijos asisten a escuelas oficiales y el nivel educativo del jefe de familia alcanza la secundaria- el que por su tamaño le dio más votos a Vicente Fox, según los exit poll de Consulta Mitofsky y Alduncin y Asociados que se realizaron el pasado 2 de julio.
La mayoría de quienes votaron por la alianza Acción Nacional-Verde Ecologista apostaron por un cambio sin contenido:
-La percepción de cambio con el PAN no está acotada a determinados contenidos. Es un cambio que usted se puede imaginar de una manera y yo de otra. Es decir, no hay una idea muy clara de su significado; había la esperanza de cambio y lo único muy definido era: queremos al PRI fuera de Los Pinos -explica la socióloga Julia Flores, quien elaboró el análisis cultural de la encuesta de valores Los mexicanos de los noventa, editado por la UNAM.
A partir de sus trabajos en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, la doctora Flores ha constatado que para muchos mexicanos de fin de siglo el cambio es un valor en sí mismo, sin ideología de por medio. "El costo del presente es mayor que el costo que implica arriesgarse a cambiarlo para edificar el futuro", explica sobre las motivaciones del voto foxista.
Gran parte de la sociedad no percibe las propuestas panistas como de derecha, agrega la socióloga. La visión en torno al Partido Acción Nacional es neutra. Un estudio que realizó, próximo a publicarse, muestra que la población asocia la palabra PAN con términos como honestidad democracia y cambio, mientras el término PRI se vincula con corrupción, autoritarismo y algo anticuado. Al PRD si bien se le asocia con la palabra cambio también se le vincula con PRI.
El 2 de julio no hubo voto ideológico, coincide Enrique Alduncin, un experimentado encuestador sobre los valores de los mexicanos: "La geometría política la entiende sólo la mitad de la población. No es una sociedad ideologizada, es un híbrido muy raro entre derecha e izquierda que mantiene viejos rasgos que provienen del liberalismo del siglo pasado".
El voto por Fox permeó a todos los estratos sociales, incluidos los más pobres, según los sondeos. Roy Campos, de la empresa encuestadora Consulta, dice que ricos y pobres pueden coincidir en el sentido de su voto porque está más relacionado con la autodefinición de clase que con la clase misma: uno vota por los intereses de la clase adonde quiere o cree pertenecer. Y para ilustrar lo importante que es la percepción que cada quien tiene de sí mismo, indica que si se hiciera una encuesta México no sería un país de marginados porque casi nadie se ve como tal.
El voto desideologizado sorprendió a muchos y propició malas lecturas, de acuerdo con estos especialistas. No fue un repique a misa de domingo por la mañana ni un retorno a los valores tradicionales. Más bien votar por Fox se volvió un signo de modernidad. Muchos de sus votantes forman parte de ese 75.7 por ciento de los mexicanos -según una encuesta patrocinada por el IFE- que no quieren a los sacerdotes hablando de política desde el púlpito.
Los datos de la encuesta de salida de Consulta/Mitofsky indicaron que por primera vez en muchos años los jóvenes de entre 18 y 25 años -esos mismos que hoy consideran más difícil entrar a la universidad que conseguir empleo- se movilizaron en torno a un candidato. Y lo hicieron, en la coyuntura, por Vicente Fox; 49 por ciento de ese sector sufragó por el guanajuatense. En estrato medio y alto también caló hondo: 51 por ciento de los primeros y 63 por ciento de los segundos se sumaron a esa propuesta. Los sectores más escolarizados también se volcaron por Fox: 53 por ciento de quienes cuentan con preparatoria y 58 por ciento de los universitarios le dieron su confianza.
šYa, ya, ya ...!
Una sociedad que creció en medio de crisis económicas sucesivas, descreída de la política, sin horizonte de futuro, optó por el presente. El "hoy, hoy, hoy" cayó en tierra fértil. ƑMañana? Dios dirá. Para llegar a ese momento la sociedad pasó por un largo proceso en el cual el 68 y el 88 son fechas emblemáticas. La socióloga Julia Flores dice que los fenómenos sociales no tienen fecha, se gestan paulatinamente.
La luna de miel que los estratos medios vivieron con los primeros regímenes emanados de la Revolución y que tuvo su momento culminante con el alemanismo, entró en crisis en los sesenta. Se rebelaron los médicos y los estudiantes, miembros de esa clase media apapachada por el desarrollo estabilizador. Desde entonces no sólo fue confrontada políticamente sino que empezó a vivir un cíclico golpeteo a su bolsillo que la alejó no sólo del coche del año y la casa propia, sino de la universidad, su principal motor de movilidad social.
Dar educación superior a los hijos sigue siendo la gran aspiración -pero la menos cumplida- para estos estratos, según las encuestas de la UNAM y AMAI. Casi la mitad de los mexicanos considera que no tuvo la educación que deseaba. Son estos sectores golpeados los que hoy engordan la clase media baja.
Y en lo social, Ƒtiempos modernos? Cuarenta años después de que emigró del campo a la ciudad, este grupo social parece haber adoptado valores y estilos de vida más cercanos a la modernidad. No sólo pasó de la nieve de elote a las zarzamoras de los helados Holanda, o en lo político de la adulación pública de la figura presidencial y la maledicencia privada a la crítica en los dos ámbitos, sino que el individualismo y la preponderancia de lo material ha hecho que ante la disyuntiva de gastar un ahorro para los 15 años de la hija o emprender un buen negocio, 65 por ciento de los mexicanos opten por lo segundo, dejando de lado la presentación de la niña en sociedad.
Unos miran el escenario con terror y otros con optimismo, pero los jóvenes, y sobre todo las mujeres, empiezan a colocar en el centro de su interés al individuo sobre la familia, durante décadas eje de la sociedad mexicana, según las encuestas de Alduncin realizadas entre jóvenes capitalinos. Ellas, desde los setenta disponen masivamente de anticonceptivos, lo que les permitió incorporarse al mercado laboral. Hoy aspiran, tanto como los varones, a convertirse en profesionistas o, en su defecto, empresarias. Ni hablar de lavar platos y pañales.
Estos cambios, que para algunos adquieren la categoría de una revolución silenciosa, han puesto en crisis las relaciones de pareja. Rafael Montero, creador de Cilantro y perejil -una de las películas pioneras en el tratamiento de los conflictos de pareja en la clase media- dice que a los varones, por muy liberales que se crean, les está costando trabajo asimilar los cambios pero "o nos transformamos o nos quedamos fuera". Los nuevos tiempos, marcados por la productividad, la eficiencia, el éxito profesional y el individualismo están alterando las relaciones familiares; hay una crisis de insatisfacción, de estar buscando algo y no encontrarlo, queremos tener más dinero, éxito profesional, eso agota a la gente... parece que todo se está organizando para que haya un desencuentro en las parejas. La incapacidad para dedicarle más espacio a los afectos es algo nuevo en México. Por mucho amor que haya la falta de tiempo acaba con cualquier tipo de relación. La explicación del estudio Los mexicanos de los noventa es que el proceso de modernización por el que transita el país se liga en lo económico a la eficiencia; en lo político al pluralismo y en lo social al individualismo. Muchos de estos valores no son compartidos por todos, sin embargo, marcan una tendencia creciente. La lucha entre tradición y modernidad está siempre presente.
El gozo es algo que algunos están empezando a descubrir. En la encrucijada de fin de siglo el placer es para muchos una novedad. La visión trágica de la vida con la que se educaron muchas generaciones empieza a perder vigencia. Las abuelas cargaban su cruz (el matrimonio) hasta la muerte; en la calle la gente sorportaba al PRI como un destino fatal... pero cada vez son menos los mexicanos que creen que la vida es para soportarse. El 90 por ciento la percibe como un disfrute, de acuerdo con los sondeos levantados por Alduncin.
En esta apertura hedonista la cultura del ocio gana terreno principalmente entre los sectores medios. Y aquí están jugando un papel muy importante los centros comerciales, que han redefinido los espacios urbanos concentrando todas las ofertas posibles para el tiempo libre. El cine, el café, la tienda departamental, la comida rápida... concentrados en un espacio que ofrece la sensación de seguridad. El estilo de vida que tiene como eje el consumo, luego existo, se ha ligando al placer. Pero ante una realidad que no permite ser totalmente Palacio -por los 2 mil pesos que cuesta un traje sastre- siempre está la alternativa de las baratas o del tianguis de los domingos.
Distantes de poderse financiar un viaje a San Antonio, pero nunca dispuestos a revolverse con la clientela de El Rollo -un balneario popular cercano a la ciudad de México-, los sectores medios mexicanos se quedan el fin de semana a ver la televisión, y cuando salen, visitan a la familia o van al cine, indica Alduncin. No es casual que en la última década se haya dado un rencuentro entre los sectores medios y el cine mexicano con películas como Sólo con tu pareja, Cilantro y perejil y Sexo, pudor y lágrimas, que reflejan conflictos de las clases medias. Con todo, su educación sentimental sigue teniendo como origen las telenovelas y el cine hollywoodense, de donde proviene 96 por ciento de las películas que se exhiben en el país, comenta Ra-fael Montero.
Pero el nuevo gusto por la vida coexiste con el fatalismo. Todavía un sector de la población sigue pensando que el hombre propone y Dios dispone. El estrato medio bajo, según Alduncin, es más fatalista incluso que los marginados. En ese grupo sólo un tercio piensa que la vida esta en sus manos más que en las de Dios. En la medida que hay una mayor escolaridad e ingresos la percepción de descontrol disminuye.
Sin embargo hay visiones de la vida donde los estratos más altos y más bajos se tocan. Son estos polos donde se sostiene la tradición. Los estratos medios altos y medios-medios incorporan con mayor facilidad la modernidad a sus vidas.
En esta lucha entre tradición y modernidad no es extraña la elección de un líder premoderno y posmoderno a la vez como Vicente Fox, dice el escritor Juan Villoro, porque al mismo tiempo que es un patriarca rústico, bronco y campechano habla de head hunters, calidad total y vende un México de una modernidad que no hemos conocido.
El dinero no es la vida
Muy lejos de los tiempos de Emilio Tuero, los mercadólogos han desarrollado un método muy preciso para poner los pies en la tierra. Para clasificar a los distintos estratos sociales recurren a variables como los ingresos del jefe de familia, el perfil educativo, la posesión de ciertos artículos en el hogar y determinadas características de la vivienda.
ƑYa contó los focos que hay en su casa? Adrián Villegas, de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI), dice que es lo primero en que su gremio se fija. ƑSu hogar tiene de dos a tres baños completos? ƑCuenta por lo menos con dos personas de planta a su servicio? ƑSus hijos asisten a colegios privados de los más caros y renombrados del país o en el extranjero? ƑPosee computadora e Internet? ƑEn su cartera hay más de dos tarjetas de crédito? ƑVisita por lo menos una vez al año el extranjero y por lo menos gana 70 mil pesos al mes? Está clasificado en el nivel A/B, el que dispone de mayores recursos. ƑTiene licenciatura? ƑEs empresario de una pequeña o mediana compañía? ƑPosee casa propia con dos o tres recámaras? ƑSus hijos están en primarias y secundarias particulares? ƑTiene horno de microondas, lavadora automática y gana entre 30 y 69 mil pesos? Pertenece a los estratos medios altos. Estos grupos económicos representan entre 12 y 14 por ciento de la población.
ƑSu nivel educativo es de preparatoria, trabaja como empleado de gobierno, maestro de escuela o técnico? ƑSu casa sólo tiene un baño? ƑNada más posee un auto para toda la familia y éste es compacto y austero? ƑSon el cine o la asistencia a parques públicos sus pasatiempos favoritos? ƑSu ingreso varía entre los 10 mil y los 29 mil pesos? Su nivel de vida es medio, como el 12 por ciento de la población del país. ƑSu nivel educativo es de secundaria o primaria completa? ƑEs taxista o comerciante ambulante? ƑSu vivienda es de interés social? ƑUsa transporte público? ƑGotean sus tomas de agua? ƑTiene las jaulas de los pájaros en los pasillos? ƑGana entre 6 mil y 9 mil pesos? Forma parte del 32 por ciento de la población que vive ligeramente por debajo del nivel medio. ƑTiene primaria completa? ƑEs obrero? ƑSu casa tiene una recámara? ƑSus hijos estudian en escuelas oficiales? ƑSe desplaza solamente en transporte público? ƑGana entre 2 mil y 5 mil pesos? Su nivel de vida es austero. ƑNo completó la primaria? ƑEstá subempleado? ƑSu hogar no tiene baño propio? ƑNo posee agua caliente, los techos de su casa son de lámina y el piso de tierra? Está entre las personas con menores ingresos y niveles de vida de todo el país. Estos dos últimos estratos componen 44 por ciento de la población mexicana.
Una revolución silenciosa
Patricia Marín hojea una revista sobre salud y deportes. Mata el tiempo mientras su hija Vanessa, de 11 años, toma su clase de inglés. Los pants y los tenis la hacen lucir más joven. Es maestra de educación física en el colegio Simón Bolívar y por las tardes trabaja en la SEP. Multiplica su tiempo para llevar a la niña a todos sus cursos. Vanessa toma clases de inglés, piano y solfeo, además los sábados va a ballet, jazz y tap. Que su hija se prepare es la principal preocupación de Patricia. Pero teme que, como dicen sus amigas, la música y el ballet la lleven a convertirse en hippie. Aunque lo comenta en tono de broma, en su voz se trasluce una cierta preocupación. Es optimista respecto al futuro, apostó el 2 de julio por el cambio pese a las presiones que recibió en su trabajo para participar en apoyo a Francisco Labastida. A Fox lo ve como un líder calzonudo, decidido y que proyecta una imagen desenfadada.
Ella, a diferencia de la generación de su madre, que tuvo cuatro hijos y se dedicó a las labores del hogar, siempre ha trabajado. Es parte de esta generación de clase media que ha roto con los viejos esquemas. Hoy, según los sondeos de Alduncin y Asociados, 42 por ciento de las mujeres jóvenes capitalinas aspiran a ser profesionistas o empresarias, frente a 41 por ciento de los varones.
En su horizonte no está la vida doméstica. La familia ya no es el eje de estas generaciones, ahora lo es el individuo. Ante la pregunta de por quién se debe luchar, si por la familia o por uno mismo, 53 por ciento de las mujeres indican que por uno mismo, mientras en los varones el porcentaje se reduce a 51 por ciento. La nueva situación de la mujer, según Enrique Alduncin, permite prever profundos cambios sociales porque habrá un menor número de hijos por pareja, mayor consumo y más divorcios y separaciones.