DOMINGO 8 DE OCTUBRE DE 2000
Ť A nivel superior, son las que menos desertan: Conmujer
11 años, la edad en que más niñas abandonan la escuela
Ť Según encuesta, la mayoría culpa a su familia por dejar las aulas
Claudia Herrera Beltrán Ť La educación sigue haciendo la diferencia entre mujeres y hombres en México, concluye un estudio de la Comisión Nacional de la Mujer (Conmujer), en el que se refiere que los 11 años es la edad fatal de la deserción escolar de las niñas, muchas de las cuales son indígenas, y como antaño, se les sigue negando la posibilidad de continuar sus estudios por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino.
Y en el caso de las que llegan a la universidad, señala que aún se les insta a estudiar carreras, e incluso maestrías y doctorados, eminentemente "femeninos".
Según el análisis, las indígenas y ancianas son quienes padecen en mayor medida la desigualdad: la tasa de analfabetismo es dos veces más alta en el caso de las mujeres (48.9 por ciento) que en el de los hombres (21.1).
Sin embargo, dentro de este panorama negativo, lo positivo es que diversos estudios demuestran que las mujeres desertan menos de la educación superior y tienen tasas de titulación más altas. ƑPor qué? "Han pasado un filtro social mucho más exigente, por lo que su permanencia en la escuela presenta menores riesgos", explica.
La diferencia que marca a una sociedad
Niños y niñas en la educación: la diferencia que marca a una sociedad, es el título del estudio, elaborado a propósito del nuevo ciclo escolar y en el que la comisión plantea preguntas como estas:
"ƑCuántas niñas dejaron la primaria para cuidar a sus hermanos? ƑCuántas más abandonaron la secundaria para cuidar a su bebé? ƑCuántas otras comenzaron a trabajar para ayudar a la familia y al hermano varón que pronto ingresará a la preparatoria o a la universidad? ƑCuántas fueron inducidas a estudiar una carrera corta, pues al fin y al cabo pronto se casarán?, o Ƒcuántas dejarán después la maestría y el doctorado, pues en este momento cuidan niños, atienden marido y trabajan?".
Las estadísticas, señala, describen a un "México donde la educación ha sido desigual", particularmente en las tasas de analfabetismo y en los porcentajes de población sin instrucción y sin primaria completa.
El mayor rezago de las mujeres en el dominio de la lecto-escritura, indica, sigue siendo evidente en las generaciones más antiguas por dos factores: las familias han invertido más en la educación de los varones y la población femenina aún no se ha beneficiado completamente de los programas de enseñanza para adultos.
Las indígenas, en el peldaño más bajo
De acuerdo con este análisis, las indígenas son el peldaño más bajo en la educación; las tasas de analfabetismo de las mujeres de grupos étnicos son superiores en 27.8 puntos porcentuales respecto a las de los hombres, aunque el problema se agudiza en las mayores de 60 años: 79 por ciento de ellas no saben leer ni escribir, frente a 57 por ciento del grupo de entre 30 y 59 años.
Pero, Ƒcuáles son los principales motivos por los cuales las mujeres no estudian? Según resultados de una encuesta aplicada en 1995, 38 por ciento de las mayores de 13 años mencionaron a su familia como la responsable, y 28 por ciento a la falta de escuela.
Afortunadamente, se precisa en el análisis, en la actualidad el panorama es más alentador, ya que la tasa de asistencia escolar entre hombres y mujeres de 6 a 14 años es casi igual: 93.1 por ciento en el caso de los primeros y 91.4 por ciento, de las segundas.
Sin embargo, refiere que el mayor problema para las mujeres comienza a partir de los 11 años, "edad en la cual inicia una brecha entre unos y otras". Con base en estadísticas de la población económicamente activa, es más común encontrar varones de 12 años o más que estudian y trabajan, mientras que las mujeres sólo se dedican a actividades domésticas.
Las obstáculos se agudizan con la edad
Las dificultades para continuar estudiando se agudizan conforme aumenta la edad de las mujeres. Mientras que en prescolar hay una relación casi igual entre alumnas y alumnos (99 por cada 100), en posgrado sólo hay 71 por cada 100.
Otro aspecto que hace la diferencia entre hombres y mujeres es el tipo de carreras que estudian. Por ejemplo, en las especialidades de ingeniería y tecnología, la matrícula universitaria de 1998 era de 322 mil alumnos y de apenas 124 mil alumnas.
En el terreno de la investigación científica, añade, se observan cambios que tienden a reducir las diferencias en la presencia de hombres y mujeres. En 1991, las segundas representaban 21 por ciento del total de miembros del Sistema Nacional de Investigadores, y en 1998 esta cifra subió a 28 por ciento.
Para dejar atrás estas desigualdades propone varias estrategias: garantizar las mismas oportunidades educativas, mejorar la calidad de la enseñanza, velando porque los contenidos educativos promuevan la igualdad de derecho y oportunidades para hombres y mujeres, favorecer el desarrollo integral y armónico de las niñas indígenas, diseñar estrategias de alfabetización con enfoque de género, dar orientación vocacional y revisar los mecanismos de reconocimiento al trabajo científico y tecnológico para garantizar igualdad de oportunidades.