DOMINGO 8 DE OCTUBRE DE 2000
Ť La semana política en Estados Unidos
Ť Entre mentiras y exageraciones, prosigue la campaña electoral
Ť Gore y Bush, una verdadera competencia para cometer torpezas
Ť Ambos, dispuestos a seguir con sus artes creativas sobre la verdad
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 7 de octubre Ť Los políticos en este país, como en tantos otros, tienen la habilidad de exagerar la verdad, pero recientes declaraciones de los dos candidatos principales a la presidencia de Estados Unidos han obligado a que los reporteros acudan a sus diccionarios para definir la diferencia entre una persona que exagera la verdad y una que simplemente miente.
La campaña electoral presidencial culminará este mes con un torbellino de giras, discursos y debates, y ofrece grandes oportunidades para que los dos aspirantes a la Casa Blanca presenten sus talentos verbales y de habilidad política, pero también cometan errores y torpezas.
El demócrata Al Gore y el republicano George Bush han utilizado a fondo estas oportunidades, y sus fortalezas se han destacado. Gore ha mostrado que es un maestro de los detalles y del manejo de una amplia gama de temas, sin olvidar destacar siempre su experiencia como político, con una carrera de 24 años en Washington.
Bush ha buscado mostrarse como un tipo más ameno, que se mueve con más comodidad entre la gente que su contrincante, y con un estilo abierto. También recuerda su gran ventaja sobre Gore: no ser "de Washington" y no haber formado parte del gobierno de Bill Clinton, que generó tantas controversias sobre su comportamiento personal.
Pero igualmente, ambos también han utilizado estas oportunidades de mayor perfil público para cometer errores, torpezas y exagerar a tal nivel la verdad que es difícil no calificarla de mentira.
En términos de torpezas, hay ejemplos constantes. Al Gore dijo durante el debate que había visitado una escuela en Florida donde las aulas estaban tan repletas que una estudiante debía escuchar de pie porque no había suficientes pupitres.
La verdad es que varios estudiantes en esa escuela no contaban con pupitres, pero sólo los primeros días de clases, mientras se mudaban algunos, y ahora todos tienen un asiento. Este tipo de afirmaciones son constantes.
Para Bush, su mayor problema consiste en evitar hacer una afirmación donde su lengua no se tropiece, o donde exhiba síntomas de no tener una capacidad intelectual superior.
Por ejemplo, en una reciente gira por Oregon, declaró: "Más y más de nuestras importaciones provie- nen del extranjero". En ocasiones, dice una palabra en lugar de otra, o describe su propuesta de re- ducción de impuestos de 1.3 billones de dólares como una de 1.3 mil millones
Pero mientras estos tropiezos han provocado que se critique a Bush por no ser un maestro de la retórica, ni poner demasiado atención en los detalles de una propuesta política o un tema nacional, lo que ha llevado a los cómicos de este país a calificarlo como un limitado mental, recientemente Gore, que se considera superior en todo esto a su contrincante, ha dicho cosas que simplemente no son verdaderas.
Por ejemplo, en el primer debate nacional esta semana el vicepresidente declaró que personalmente había acompañado al jefe de la oficina federal de manejo de emergencias a Texas para inspeccionar los daños de los incendios ocurridos hace poco.
El hecho es que sí estaba en el estado de Texas, pero en un acto de recaudación de fondos y no en la zona de desastre. Gore tuvo que admitir después que "cometí un error" al afirmar eso.
Pero éste es sólo un ejemplo de lo que se ha vuelto una larga lista de declaraciones que se burlan de la verdad. En esa lista figuran afirmaciones recientes como la de que su madre le cantaba una canción de cuna (la dichosa canción fue escrita hasta que Gore tenía 27 años de edad), o que participó en el establecimiento de la reserva estratégica de petróleo, cuando ni siquiera había llegado entonces a Washington.
Estas se agregan a sus ya famosas declaraciones de ficción durante los años últimos, entre las cuales están la de que él y su esposa fueron el modelo para la novela y la película Love Story y que él "inventó" la red Internet. Según los diccionarios consultados por La Jornada, este tipo de aseveraciones no podrían ser calificadas como exageraciones o errores. Técnicamente se defi- nen como mentiras.
Con todo esto, lo más notable es que los dos principales candidatos a la presidencia de Estados Unidos no sólo pueden cometer estos delitos contra la verdad, sino que al parecer no tienen un costo político, al menos hasta el momento.
Aunque unos 47 millones de espectadores (menos de los esperados 75 millones) observaron el primer debate televisivo el martes pasado, muy pocos de ellos se molestarán en leer los periódicos o ver los notici- ros, donde se revelarán como falsas algunas de estas declaraciones de los hombres que se disputan la presidencia del país más poderoso del mundo.
Con la confianza de que nadie los está retando sobre el punto, ambos parecen estar dispuestos a continuar con sus artes creativas sobre la verdad.