DOMINGO 8 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Tres soldados israelíes fueron capturados por Hezbollah en Líbano
Ultimátum de Barak a Arafat para que detenga la violencia
Ť Amenaza el premier utilizar "todos los medios" Ť Palestinos destruyeron la tumba de Josué
Ap, Dpa, Afp y Reuters, Jerusalén, 7 de octubre Ť El primer ministro de Israel, Ehud Barak, advirtió este sábado que considerará liquidado el proceso de paz si el presidente palestino, Yasser Arafat, no logra poner fin a los violentos disturbios en los territorios ocupados. El conflicto se agravó al traspasar las fronteras y extenderse a Líbano, donde tres soldados israelíes fueron capturados por el movimiento chiita libanés Hezbollah.
Barak dio 48 horas a Arafat para terminar con los enfrentamientos, y agregó que el ejército utilizará "todos los medios" para poner fin a la violencia, que ha cobrado en nueve días la vida de más de un centenar de personas, la mayor parte palestinos
Además, envió un mensaje a los gobiernos de Líbano y Siria en el que los instó a cesar de inmediato todas las actividades hostiles en la frontera norte de Israel.
Los enfrentamientos de este día comenzaron por la mañana, cuando miles de palestinos con barras de hierro, picos y herramientas destruyeron la tumba de Josué, símbolo odiado de la ocupación israelí, que había sido evacuada pocas horas antes por las fuerzas israelíes.
Alrededor de este lugar los palestinos se concentraron para manifestar su alegría por el repliegue israelí lanzando disparos con armas automáticas y agitando banderas, en tanto que en el interior varias decenas de personas comenzaron a destruir las cinco habitaciones del edificio donde se encuentra la tumba del patriarca.
Los manifestantes hicieron caso omiso al llamado del gobernador de la ciudad cisjordana de Naplusa, Mahmud al Aloul, quien les pidió no dañar el lugar, con la promesa de que Israel no volvería más a ese recinto, mientras el ejército israelí aseguraba que la retirada no era temporal, pero que ante los acontecimientos podrían regresar.
Se extiende la lucha
También se registraron combates en los alrededores de la colonia judía de Netzarim, en Gaza, donde un palestino murió, y en Naplusa, Cisjordania, árabes armados tomaron un enclave israelí, y otro palestino murió. En Jerusalén, un israelí falleció al ser alcanzado por una piedra lanzada por un habitante del barrio de Zarka.
La violencia se extendió a Líbano, donde enardecidos palestinos atacaron a soldados israelíes ubicados del otro lado de la frontera, y más tarde milicianos del grupo Hezbollah anunciaron la captura de tres soldados israelíes y dispararon unos 50 cohetes y obuses contra las granjas de Cheeba, ocupadas por Israel, en la frontera con Líbano.
En respuesta, los soldados israelíes abrieron fuego contra los manifestantes en Tabrikha, y cazas israelíes atacaron colinas bajo control del Hezbollah.
El número de víctimas es incierto hasta ahora, pero se presume que al menos un refugiado palestino murió. Se trata del incidente más grave en la frontera desde que las tropas de Israel evacuaron un sector en el sur de Líbano, el 24 de mayo pasado, luego de 22 años de ocupación.
El jefe del grupo Hezbollah, Hassan Nasralá, amenazó con una "muy violenta" respuesta a eventuales represalias de Israel contra Líbano, pero se manifestó dispuesto a intercambiar a los tres soldados israelíes por 19 libaneses que siguen detenidos tras a retirada de Israel del sur de Líbano.
El primer ministro de Israel responsabilizó al movimiento chiita y a los gobiernos de Líbano y Siria, a los que apremió a poner fin a toda actividad hostil en la frontera. En cambio, el primer ministro de Líbano, Salim Hoss, responsabilizó a Tel Aviv por los incidentes.
"No retrocederemos ante ningún esfuerzo para obtener el regreso rápido de los militares a casa", dijo Barak desde Tel Aviv, aunque se abstuvo de comentar sobre la propuesta de Nasralá respecto del intercambio de prisioneros.
Entre tanto, desde el comienzo hace nueve días de la revuelta popular en los territorios ocupados, continuó en aumento el apoyo a los palestinos en los países árabes, y se multiplicaron los llamados a romper relaciones con Israel.
Desde Palma de Mallorca, Arafat, sostuvo que Barak tiene parte de responsabilidad en los sangrientos disturbios al haber autorizado la visita del jefe del Likud, Ariel Sharon, al Monte del Templo, el 29 de septiembre, aun en contra del consejo de la cúpula del ejército, e indicó que se trató de una "provocación planificada".
Agregó que la comunidad internacional debe asumir sus responsabilidades frente a la agresión israelí a los lugares santos musulmanes y cristianos en Jerusalén, y ante la continuación de la violencia en los territorios ocupados que, sostuvo, en nueve días de han dejado un total de 113 palestinos muertos y 2 mil 800 lesionados.
Medios de prensa independientes sostienen que el balance víctimas es de 90 muertos, de los cuales 75 son palestinos, 10 árabes-israelíes y tres israelíes.
En Gaza, el ministro palestino de Información, Yasser Abed Rabbo, aseguró que los palestinos no cederán ante las amenazas de Barak, a quien acusó de querer utilizar los incidentes para formar un gobierno de unidad nacional con el derechista Likud y congelar el proceso de paz.
El gobernante israelí subrayó hoy que no negociará mientras haya violencia del tipo que sea, luego de llamar a la unidad de su pueblo ante las crisis, y agregó que "parece que no tenemos un interlocutor en la paz", y esto ha quedado demostrado en evidencia con los violentos acontecimientos de los territorios ocupados.
Barak reviró las acusaciones y responsabilizó directamente a Arafat de la violencia que se ha propagado por toda la región, tras resaltar que su ejército responderá con toda su fuerza "a los que nos desafían utilizando la fuerza", si en dos días los palestinos no han detenido la ola de violencia.
Y esta noche, el primer ministro ordenó el cierre del aeropuerto de Gaza tras un ataque a un autobús israelí, mientras el ejército israelí reforzó su presencia en Cisjordania y en la frontera libanesa y habría reocupado parte de Gaza. A su vez, las fuerzas pales- tinas fueron puestas en estado de alerta.