DOMINGO 8 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Invaden iglesias el espacio de las estaciones de radio y televisión
Mensajes religiosos, disfrazados como "promoción de los valores"
Ť Rebasado, el marco legal, coinciden líderes evangélicos y católicos, académicos y funcionarios
José Antonio Román /I Ť Con una silenciosa pero creciente presencia en los medios de comunicación electrónicos, las iglesias han pasado de una larga "inexistencia" jurídica, a una "nueva simulación", donde el Estado se ha convertido en cómplice. Los mensajes religiosos, disfrazados en el mejor de los casos de "promoción de valores", invaden el espacio de las estaciones de radio y televisión.
Así, frente a una Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público "totalmente rebasada" por la realidad, las iglesias "le han dado la vuelta" a la prohibición expresa que tienen las asociaciones religiosas y ministros de culto para ser concesionarios, por sí mismos o por interpósita persona, de cualquier tipo de telecomunicación.
Hoy, en un mundo inimaginable sin las comunicaciones, las iglesias saben también que la disputa por los viejos y futuros feligreses está en el "adecuado uso de los medios", que tienden a convertirse con mayor trascendencia en los "nuevos púlpitos".
Trasmisión de actos de culto público
Tan sólo una cifra: entre el primero de enero de 1998 y hasta el pasado 31 de agosto, la subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación había autorizado la trasmisión en medios electrónicos de 20 mil 610 actos de culto público. Es decir, durante los últimos tres años se han autorizado por día 21 actos religiosos, presuntamente con "carácter extraordinario".
Lejos está el país de aquellas 56 solicitudes presentadas en todo 1996, de las cuales sólo 45 se autorizaron y once más se negaron por no llenar los requisitos. Desde 1998 no se ha negado una sola. En los últimos meses de la administración zedillista se prevé que el promedio sea de mil solicitudes mensuales, y el número crece significativamente año con año.
Con todo, estos datos apenas reflejan parte de la realidad que de manera sigilosa, casi inadvertida, se da ya en la sociedad y en los medios de comunicación. Las conservadoras cifras oficiales no contabilizan las numerosas barras de programas "educacionales y de valores" que, patrocinadas por las más diversas iglesias, van tomando más y más espacios en los medios, sobre todo el radiofónico.
En este nuevo concepto coinciden no sólo líderes evangélicos y católicos, sino también estudiosos del tema religioso y hasta funcionarios de la Secretaría de Gobernación, quienes en privado reconocen que la legislación también ha sido "rebasada" por el gran dinamismo que ha adquirido el fenómeno religioso en el país durante los últimos años.
Esta "nueva simulación" tiene un rostro más que evidente en la televisora Claravisión, que aunque oficialmente tiene un concesionario de la iniciativa privada mexiquense, el contenido de sus programas es exclusivamente religioso, elaborados y conducidos principalmente por sacerdotes y religiosos católicos.
Misas y rosarios son parte de la programación cotidiana de Claravisión, desde hace más de seis años. Con sede en Toluca, la señal de la televisora llega a gran parte del Bajío, en donde entidades como Querétaro y Guanajuato son las que tienen, entre su población, un porcentaje mayor de católicos, con 93 y 95 por ciento, según estimaciones de la propia Conferencia del Episcopado Mexicano.
La historia se repite en muchas de las ciudades del país, donde el obispo titular de la diócesis tiene un programa semanal en la televisión o radiodifusora locales. Rafael Romo Muñoz, obispo de Tijuana, y Emilio Berlié Belaunzarán, arzobispo de Yucatán, son sólo dos de estos casos.
Sin embargo, esta "nueva simulación" no solamente se presenta en las regiones y ciudades más alejadas. También está presente en el mismísimo centro del país. En la catedral metropolitana, el cardenal Norberto Rivera Carrera hace aparecer su acostumbrada misa dominical de mediodía como un acto religioso de "carácter extraordinario" ante la Secretaría de Gobernación, con el propósito de que ésta autorice su trasmisión radiofónica.
Y es que el artículo 21 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, en vigor desde 1992, establece que "las asociaciones religiosas únicamente podrán, de manera extraordinaria, tra smitir o difundir actos de culto religioso a través de los medios masivos de comunicación no impresos, previa autorización de la Secretaría de Gobernación".
Para la Arquidiócesis de México, el requisito de "extraordinario" se cumple solicitando un permiso para cada uno de los domingos y entregando dicha solicitud con una periodicidad irregular. Así, es probable que en estos días se esté tramitando la autorización respectiva para poder trasmitir en el 1030 de amplitud modulada, estación de la cadena Radio Centro, la misa del próximo domingo 29 de octubre o la del 5 de noviembre.
Junto con la católica, son múltiples y muy variadas las iglesias que recurren también a esta práctica. En los estados de Tamaulipas, Tabasco, Guerrero y Chiapas, por mencionar algunos de los más importantes, así como en las ciudades fronterizas del norte del país, se multiplican las barras nocturnas con programas de iglesias evangélicas, cada vez con más éxito en audiencia y penetración.
Sobre todo con las iglesias evangélicas, los concesionarios y propietarios de los medios hacen un "negocio redondo": venden el espacio a estas asociaciones religiosas, para que sean éstas las que realicen sus propios programas y absorban, de esta forma, los altos costos de producción. Además, en muchos casos, estas iglesias atraen nuevos anunciantes interesados en un público cautivo, como es el caso de librerías y disqueras de música religiosa.
La mayoría de las veces dichos programas, por no figurar como un "acto público extraordinario" o por estar disfrazados con contenido "ético y de valores", no se integran a las estadísticas oficiales, pero forman parte de la cotidianeidad social y religiosa que vive el país, cada vez de mayor pluralidad.
De esta forma, la "simulación" que se dejó atrás con las reformas constitucionales en materia religiosa de 1992, reconociéndoles personalidad jurídica a las iglesias y con ello su "existencia", se ha transformado.
Las iglesias y el gobierno viven hoy una "nueva simulación", donde también están involucrados los concesionarios, pues el mismo artículo 21, en otro de sus párrafos, señala que los propietarios de los medios de comunicación "serán responsables solidariamente", junto con la asociación religiosa, de cumplir con las disposiciones respecto de los actos de culto público con carácter extraordinario.
La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que cumplió ocho años en vigor, excluye de la prohibición a las publicaciones impresas de carácter religioso. Ahí, sólo la Iglesia católica posee casi un centenar de periódicos, semanarios y revistas en todo el país, ya sea a través de sus diócesis, órdenes religiosas e institutos católicos.
En dos de estos casos, los semanarios Desde la fe y Nuevo Criterio, de la arquidiócesis primada de México, se distribuyen gratuitamente como encarte en los diarios que edita la Organización Editorial Mexicana (OEM), en la ciudad de México.