SABADO 7 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Marco Barrera BassolsŤ Ť

Patrimonio de la Humanidad

Desde hace algún tiempo, por razones de trabajo y de colaboración institucional, algunos de los directores de los museos que se ubican en su primera y segunda sección, venimos compartiendo preocupaciones y proyectos relacionados con el Bosque de Chapultepec. En estos encuentros hemos intercambiado información histórica y ambiental sobre las 647 hectáreas que lo componen, como las siguientes: 1) Se han hecho importantes hallazgos durante los trabajos relacionados con la renovación del Museo Nacional de Historia (El Castillo), que apuntan a considerar que en el cerro de Chapultepec, al menos, hubo ocupación humana que data quizá --los registros se encuentran en estudio-- de hace 5 mil años, así como vestigios teotihuacanos del año 300 después de nuestra era.

2) Se han registrado, en la totalidad del Bosque, cerca de 62 especies de aves que habitan permanentemente, y hasta 160 avistadas en algún momento, de las alrededor de 350 registradas en la cuenca del Valle de México, de las mil 150 que, a su vez, existen en nuestro territorio nacional --algunas con estatus de peligro de extinción--; se han registrado también cerca de 80 especies de mariposas diurnas, entre otros valores de fauna, y 158 especies de árboles (incluyendo a los históricos ahuehuetes), arbustos y plantas de ornato. El Bosque se ha convertido --con todo y la presión urbana que padece-- en un sitio de refugio de especies importantísimas que debemos conservar.

En este espacio cohabitan instituciones culturales tales como los museos Nacional de Antropología, Nacional de Historia, el Rufino Tamayo, el de Arte Moderno, el de Historia Natural, El Papalote, el Tecnológico, de la CFE, la Casa del Lago, la Quinta Colorada, el Zoológico de Chapultepec, el Auditorio Nacional, la Unidad Cultural del Bosque, el cerradísimo museo del Cárcamo, el Orquidiario, el Centro Hípico de la Ciudad de México y el Centro de Convivencia Infantil. A su alrededor se encuentran la Casa Museo David Alfaro Siqueiros y el recientemente inaugurado Museo de la Cartografía; todos se benefician de su cercanía al Bosque. Por otra parte, en la segunda y tercera secciones se localiza un trío de industrias autodenominadas del eductrainment: la histórica Feria de Chapultepec, los pabellones de plástico del Planeta Azul y Atlantis. Subsisten en sus lagos y caminos los servicios tradicionales de lanchas, trenes escénicos y de bicicletas.

En la segunda sección operan los restaurantes del Lago, Meridien y la cafetería del Lago y, finalmente, persisten los quioscos de venta de bebidas refrescantes. Todas estas instituciones y servicios atienden, al año, a millones de nacionales y extranjeros. No está demás recordar que también se hallan en él la residencia oficial de la Presidencia, Los Pinos, y el Campo Marte, además de seguir contando con sus fuentes, monumentos y los espacios de tradición sagrada desde tiempos prehispánicos.

Por todo ello y por mucho más, pienso que el Bosque ya no puede ser tratado únicamente como un centro de entretenimiento: es, además, un sitio de interés cultural, un monumento vivo e histórico, una zona de refugio y pulmón de la ciudad toda.

El Bosque, nuestro Bosque, el de todos, debe regularse --a través de un plan de manejo-- con la participación de todas estas instituciones de los tres niveles de gobierno, sus vecinos y sus usuarios -incluyendo a la delegación política Miguel Hidalgo-, bajo la atinada Unidad de Bosques del Distrito Federal que, desde hace más de un año, concibió la Jefatura de Gobierno. Enhorabuena y que estos esfuerzos culminen en la inclusión del Bosque de Chapultepec en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

ŤHistoriador, es también director del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México.