SABADO 7 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Moscú denuncia injerencia foránea en Yugoslavia
Reconocen Rusia, Europa y EU a Kostunica como presidente
Ť Solicita Carla del Ponte la entrega de Milosevic para juzgarlo
Juan Pablo Duch, corresponsal, y agencias, Moscú, 6 de octubre Ť Rebasada su oferta de mediación por la sublevación popular en Serbia, Rusia emprendió hoy un nuevo intento por mantener su papel protagónico en los Balcanes y, sumándose a Estados Unidos y a los países de la Unión Europea, reconoció al candidato opositor, Vo- jislav Kostunica, como nuevo presidente de Yugoslavia, y denunció la injerencia extranjera en los asuntos yugoslavos.
Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, las organizaciones de Naciones Unidas (ONU) y del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) saludaron el cambio de gobierno en Yugoslavia, en tanto que Washington y los 15 países europeos reiteraron que levantarán las sanciones contra Yugoslavia una vez que se estabilice la democracia.
Mientras, China manifestó su preocupación por la situación política en el país balcánico. En un comunicado expedido hoy, la cancillería subrayó que Pekín "cree que el pueblo yugoslavo es completamente capaz de solucionar sus problemas sin intromisión extranjera".
El canciller ruso, Igor Ivanov, por su lado, viajó a Belgrado para felicitar a Kostunica y entregarle un mensaje del presidente ruso, Vladimir Putin, en el que ofrece el apoyo de Moscú, "firme e invariable", a la independencia, soberanía e integridad territo- rial de Yugoslavia.
Putin expresó la esperanza de que Kostunica, "como líder de las fuerzas democráticas, que asumió la responsabilidad por el futuro del hermano pueblo yugoslavo", hará lo que esté a su alcance para superar la crisis política que "complica las ya de por sí graves consecuencias de la injerencia foránea en los asuntos de su Estado".
Manifestó asimismo la convicción de que "usted y sus seguidores, como adeptos a los valores democráticos, encauzarán los acontecimientos hacia la legalidad y crearán condiciones para fortalecer la legitimidad de los poderes Legislativo y Ejecutivo".
Ivanov también se reunió con Slodoban Milosevic. Al visitarlo en su residencia, es probable que el canciller ruso haya ofrecido al gobernante yugoslavo garantías de seguridad previamente pactadas con Kostunica, aunque el virtual presidente electo hizo público, desde mucho antes del viaje del canciller ruso, que no tiene la intención de entregar a su rival como "criminal de guerra" a la Corte Internacional de La Haya, que pide encauzarlo.
La ambigüedad de la posición del Kremlin se mantuvo hasta que Putin se ofreció como mediador entre Milosevic y Kostunica, convencido de que era necesario celebrar una segunda vuelta entre ambos.
La sublevación en Serbia, de la cual se enteró Putin en pleno vuelo de Nueva Delhi a Moscú, determinó que la dirigencia rusa haya decidido actuar con premura esta vez, reconociendo a Kostunica como nuevo gobernante de un país que tradicionalmente ha sido aliado suyo y que no quiere perder en calidad de tal.
Alegría en la Casa Blanca
En Washington, por otro lado, el presidente estadunidense, Bill Clinton, calificó el levantamiento popular en Yugoslavia como "una victoria extraordinaria del pueblo yugoslavo", que comparó con la caída del muro de Berlín, en 1989.
El gobernante subrayó que Washington y sus aliados europeos analizarán el derogamiento de las sanciones impuestas a Belgrado, y continuarán apoyando a los yugoslavos en la reconstrucción de la economía y las instituciones civiles.
La secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, reconoció a su vez que las relaciones con el nuevo presidente yugoslavo no serán fáciles al principio, debido a las diferencias que mantienen sobre el futuro de Milosevic, ya que Washington busca que el dirigente serbio sea enjuiciado por crímenes de guerra ante Tribunal Penal Internacional de La Haya.
La titular de ese tribunal, Carla del Ponte, anunció que "muy pronto" inculpará a Milosevic por "genocidio en Bosnia y Croacia", proceso que se sumará al que ya existe en su contra por crímenes de guerra contra los albaneses étnicos de la provincia serbia de Kosovo.
Del Ponte pidió a Kostunica que entregue a Milosevic para ser sometido a un juicio, porque "esa es la única solución para una paz verdadera y duradera en los Balcanes".
Además, el vocero de la Casa Blanca, Richard Boucher, precisó que sigue aun en pie la recompensa de 5 millones de dólares a quien dé información que lleve al arresto de Slobodan Milosevic.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, afirmó por su parte que Milosevic "tendrá que rendir cuentas por sus crímenes", mientras el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo polaco, Jerzy Buzek, declararon que "hoy es el primer día de libertad" en Yugoslavia.
Para Blair, "Milosevic ya hizo suficiente daño en un sólo país", al tiempo que en Madrid el jefe de gobierno español, José María Aznar, declaró que con la caída del presidente yugoslavo "cayó el último pedazo del muro de Berlín".
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, se congratuló a su vez por el cambio en Yugoslavia, y llamó a la comunidad internacional a respaldar con todos los medios a su alcance a Kostunica.
La OTAN saludó también los cambios en Yugoslavia, y "sigue con interés el desarrollo de los acontecimientos", indicó el vocero Mark Layti. El año pasado, la alianza bélicista atacó Serbia durante 78 días para "impedir la limpieza étnica" en Kosovo.
Ascenso y caída
Slobodan Milosevic, cuyo poder no parecía afectarse ni por las guerras en Croacia y Bosnia o los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a su país en 1999, terminó sus 13 años de gobierno cuando el jueves los serbios transformaron una protesta opositora en un vertiginoso levantamiento popular.
Hijo de un teólogo y de una madre comunista, nació en 1944 en Pozarevac, una ciudad industrial del centro de Serbia. Después de recibirse de abogado, en 1964, ingresó al Partido Comunista, que le asignó tareas administrativas y después lo puso al frente de un banco estatal.
Alentado por su esposa Mira Markovic, entró en la política como un enérgico líder con un discurso populista y en 1987 asumió la dirección del partido a nivel de Serbia, tras provocar la caída de su mentor, el dirigente comunista Ivan Stambolic, para alcanzar dos años después la presidencia de Serbia.
Su triunfo le permitió lanzarse a la recuperación de Kosovo, región a la que la Constitución otorgaba autonomía. En 1990 fundó también su propio movimiento, el Partido Socialista de Serbia, sobre las estructuras del comunista, que desapareció de la vida política.
Dos años más tarde, la Yugoslavia de Tito desapareció y dejó lugar a la actual república federal, integrada por Serbia y Montenegro, y a conflictos que culminarían con la guerra de Bosnia y con sanciones económicas contra Belgrado.
En 1998, el conflicto se trasladó a Kosovo, luego de que una rebelión de los separatistas de origen albanés fue reprimida por las fuerzas federales.
El aislamiento de Yugoslavia se reactivó entonces, y la OTAN bombardeó el país durante la primavera de 1999, bajo el argumento que buscaba evitar una operación de "limpieza étnica" en la provincia de Kosovo.
El comienzo del fin
Empezó entonces la caída del que fuera el único interlocutor serbio de Occidente. Quien alguna vez gozara de los más altos niveles de popularidad, impuso en julio pasado una enmienda constitucional para permitir que la elección presidencial se realizara por voto directo, lo que le permitió postularse a las elecciones generales del pasado 24 de septiembre.
Ese día, opositores y observadores denunciaron un fraude, mientras Montenegro boicoteó los comicios, al igual que los albaneses de Kosovo.
El 25 de septiembre, la Oposición Democrática Serbia (DOS, una coalición de 18 partidos) declaró vencedor a Kostunica, mientras miles de personas festejaban el triunfo opositor.
Un día después la Comisión Electoral reconoció que Kostunica ganó los comicios, pero añadió que no obtuvo 50 por ciento de los votos, y convocó a una segunda vuelta para el 8 de octubre.
Esto provocó las protestas de decenas de miles de personas en Belgrado y en las principales ciudades serbias. El 29 de septiembre, 7 mil 500 trabajadores de la mina de carbón de Kolubara comenzaron una huelga en apoyo a Kostunica.
A principios de mes comenzó una huelga general y el bloqueo de caminos en distintas partes de Serbia, pero la Corte Constitucional declaró dos días después ilegales los comicios del día 24.
El 5 de octubre, más de 300 mil personas salieron a las calles para reclamar la victoria de Kostunica y tomaron los centros de poder de Belgrado, mientras policías se sumaban a los manifestantes y la prensa oficial reconoció al opositor.
Milosevic, quien permaneció con paradero desconocido después de las elecciones en las que fue derrotado, reapareció ayer para anunciar, por la televisión local, su retiro del cargo. (Ap y Dpa)