SABADO 7 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Enrique Calderón Alzati Ť
La hora de Madrazo
Próximo ya el 15 de octubre, día de las elecciones en Tabasco, de las que surgirá el próximo gobernador de este estado, así como sus 17 nuevos ayuntamientos, vale la pena preguntarnos si México ha logrado convertirse ya en un país de leyes e instituciones democráticas. En condiciones normales, podríamos esperar un triunfo muy cerrado, pero transparente del candidato del PRD, Raúl Ojeda, un ex priísta distinguido al que las encuestas le dan una ligera ventaja sobre Manuel Andrade, del Partido Revolucionario Institucional.
Desafortunadamente, es muy probable que las cosas no se den así. Sumido en la pobreza, la explotación, el desempleo, la violencia y la destrucción de los recursos naturales, gobernado de tiempo atrás por una pequeña casta de caciques como sus vecinos Campeche, Yucatán y Quintana Roo, Tabasco es un estado dominado por estructuras corporativas y prácticas propias del subdesarrollo, que curiosamente cubre el hoy famoso territorio que va de Puebla a Panamá, donde la democracia pareciera ser aún una ilusión.
Maestro en las artes de alterar resultados electorales, de comprar conciencias y medios de comunicación, y del uso indebido de los recursos públicos, Roberto Madrazo sabe que un resultado adverso en las elecciones significa para él no sólo el fin de su carrera política, sino el llamado a rendir cuentas por parte de la justicia, a responder ante cargos de corrupción, de asociación delictuosa, de quebrantos a las leyes y de abuso de autoridad; la sola idea de verse pronto prófugo de la justicia, como su antiguo compañero y amigo Mario Villanueva, constituye hoy el motor de sus acciones, y de las de todo el equipo de gobierno a su disposición.
Capaz en el pasado de desafiar al Congreso y al mismo Presidente de la República gracias a poderosos y ocultos poderes que le han brindado su apoyo, Roberto Madrazo aparece hoy decidido a usar todos los recursos a su alcance para imponer su voluntad, y demostrar que "sí se puede". La reivindicación de las viejas prácticas, la anulación de los contrarios, la compra masiva de votos, de medios de comunicación con dádivas y regalos financiados con recursos de origen incierto. Sí, todo esto hace de las elecciones inminentes de Tabasco un suceso extraordinario y ajeno a las normas más elementales de la competencia política; la posibilidad de regresar al pasado, cuando la voluntad del gobernante no se discutía.
Sin embargo, las cosas en el país sí han cambiado, tal es el significado del 2 de julio, ahora la primera fuerza política en el país es el PAN, no el PRI; por su parte, la gente empieza a percatarse de su propia fuerza y capacidad política para imponer el cambio, de su capacidad de indignación para frenar abusos y prácticas autoritarias, mientras que un grupo numeroso e importante de priístas tabasqueños se ha deslindado ya de Madrazo y ha externado su apoyo al candidato Ojeda, restándole a aquél posibilidades de maniobra, y llamando la atención de la sociedad toda a cuidar el proceso. ƑAcaso se va a un escenario de confrontación directa y de violencia?
Es difícil saberlo; el riesgo es alto, la sabiduría haría aconsejable suspender el proceso, posponerlo hasta garantizar condiciones de equidad y transparencia. Ello implicaría necesariamente de un gobierno interino, que convocara nuevamente a elecciones, la restitución de la elección. El costo para el país de un proceso desaseado, cuestionado, o incluso trágico, podría ser muy alto; ciertamente no existe un precedente directo, pero este es el tipo de cambios que el país requiere y demandó el 2 de julio.
Seguramente el Congreso, como representante de la soberanía de la nación, tiene facultades para discutir el problema y actuar en consecuencia. Madrazo no debe seguir actuando fuera de la ley; menos aun cuando pretende convertirse en referente y líder de la actividad política futura de nuestro país.