SABADO 7 DE OCTUBRE DE 2000

Ť En el reparto de comisiones, prácticas de toma y daca


Las manos de gobernadores se dejaron sentir en San Lázaro

Ť Prevalecieron en el tricolor amagos de crear grupos disidentes

Ť Ausencia de conflictos relevantes al interior del panismo

Ciro Pérez Silva y David Aponte Ť Las manos de los gobernadores y líderes de los sectores tradicionales del PRI "e incluso del Presidente de la República" se dejaron sentir en San Lázaro para definir, entre amenazas de rompimientos y de conformación de grupos parlamentarios alternos, a los titulares de las 40 comisiones de la Cámara de Diputados.

La negociación de las posiciones, "el reparto", quedó entre las bancadas priísta y panista. En el cabildeo, no hubo diálogos multilaterales. Los coordinadores Beatriz Paredes Rangel, del PRI, y Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, distribuyeron los puestos, sin la participación de los grupos parlamentarios de PRD, PT y PVEM.

Al final, los panistas entregaron al tricolor la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda, a cargo de Amador Rodríguez Lozano, que tendrá que dar seguimiento a dos años de la cuenta pública de Ernesto Zedillo y un año de Vicente Fox Quesada, a cambio de la Comisión de Presupuesto, encabezada por el panista-economista Luis Pazos.

Desde la instalación de la nueva legislatura, las bancadas disputaron las presidencias y secretarías de las comisiones legislativas (40 en esta ocasión).

Aunque las condiciones políticas cambiaron en la 58 Legislatura -el PAN será el partido en el poder-, las viejas prácticas del "toma y daca" prevalecieron en las negociaciones por las posiciones en San Lázaro.

Las amenazas de rompimiento y de creación de grupos parlamentarios disidentes prevalecieron al interior del PRI, en caso de que Paredes no cumpliera las demandas de presidencias y secretarías en las comisiones legislativas.

En cambio, los panistas superaron el "reparto" sin conflictos. Durante el encuentro privado que sostuvieron en Querétaro definieron claramente los grupos que serían integrados a cada una de las comisiones, y establecieron que las presidencias estarían en manos de los diputados con "mejor perfil".

Una muestra de la ausencia de conflictos relevantes al interior del panismo es el hecho de que en todas las reuniones posteriores en las que Calderón Hinojosa informó de los avances de las negociaciones a su bancada, entró y salió entre aplausos de sus correligionarios.

Algo similar pasó con el coordinador perredista, Martí Batres Guadarrama, quien a pesar de haber sido marginado de las decisiones importantes respecto de la asignación de comisiones, logró resolver las demandas de su grupo parlamentario en términos de presidencias y secretarías.

El primer conflicto que enfrentaron los coordinadores fue el limitado número de comisiones que tras la aprobación de la Ley Orgánica del Congreso por parte de la anterior legislatura redujo estos grupos de trabajo de más de 60 a 27.

Dificultades en bancadas

Esto colocó en dificultades a los líderes de las bancadas para ubicar a todos sus diputados en las comisiones legislativas, porque además del número de éstas, la ley establece que un legislador no puede participar en más de dos grupos de trabajo parlamentario.

Los coordinadores debieron recurrir a un acuerdo parlamentario, a todas luces al margen de la Ley Orgánica del Congreso, para incrementar a 40 el número de comisiones, y permitir que los diputados puedan en la actualidad participar en tres grupos de este tipo.

Iniciadas las negociaciones para distribuir las comisiones, los panistas exigieron presidir todos los grupos de trabajo directamente vinculados con el ejercicio de gobierno, y cedieron a las oposiciones (PRI, PRD y PT) aquellas de carácter de vigilancia o contrapeso al Ejecutivo.

Los priístas y panistas dividieron las comisiones en dos bloques: uno encabezado por Programación y Presupuesto -la cual era exigencia del PAN para sacar adelante los proyectos del presidente electo Vicente Fox- y la de Vigilancia.

Los negociadores llegaron a la conclusión, derivada de la composición aritmética de la Cámara, que al PRI le correspondían 17, al PAN 16, 4 al PRD, 2 al PVEM y una al PT.

En el caso del PRI, luego de una prolongada negociación que tuvo lugar la madrugada del sábado 30 de septiembre y en la que se dejó sentir la mano de los gobernadores priístas, de los dirigentes de los sectores tradicionales de ese partido "e incluso del Presidente de la República", se amarraron los acuerdos mínimos para mantener la unidad de la bancada, pero no se erradicó del todo la inconformidad de los legisladores del tricolor.

El camino elegido por los priístas fue negociar la repartición de comisiones directamente con el PAN, la segunda fuerza política en el Congreso, al margen del PRD y del PT. De hecho, nunca hubo reuniones multilaterales en la que cada ba blanco-camara-diputados-jpg ncada justificara directamente su pretensión por presidir determinada comisión, "al final, todo se arregló entre dos", los líderes de los priístas y los panistas.

La discordia entre los priístas fue la presidencia de la Comisión de Turismo. En esta disputa se enfrascaron directamente los gobernadores de Guerrero, René Juárez Cisneros, y de Oaxaca, José Murat.

Ambos exigieron para sus diputados la presidencia de este grupo de trabajo y amenazaron con separar de la bancada del PRI a sus respectivos legisladores para formar grupos parlamentarios independientes, si su "petición" era incumplida.

"Es la única que pedimos y no vamos a ceder", le insistió por teléfono Juárez Cisneros a la coordinadora de los legisladores priístas. En otra línea, Murat Casab "con el lenguaje florido que lo caracteriza" hacía lo propio con la amenaza de ruptura de al menos 10 diputados priístas de Oaxaca.

Estira y afloja

Ninguno cedía y así transcurrieron 18 horas de estira y afloja que prolongó la sesión iniciada el viernes 29 de septiembre a las 12:30 horas hasta la madrugada del sábado 30, día límite para la integración de las comisiones y su aprobación en el pleno de la Cámara de Diputados.

Al final, el amigo de Juárez Cisneros y candidato perdedor de las elecciones en el puerto de Acapulco, Ernesto Rodríguez Escalona, resultó beneficiado con la pugna y fue designado como presidente de la comisión de Turismo.

La clave fue una llamada del líder del Movimiento Territorial, Carlos Flores Rico, quien amenazó con retirar a los 17 diputados de este sector para formar un grupo parlamentario independiente.

La presión dejó al otro aspirante, el oaxaqueño Jaime Larrazábal Bretón, como primer secretario de la misma comisión, y ganó para sus paisanos cuatro secretarías más, además de una presidencia, la de Irma Piñeyro Arias en la Comisión de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios.

Oscar Levín Coppel, quien como dirigente de los priístas del Distrito Federal logró la marca inigualable de perderlo todo en la capital del país durante las pasadas elecciones, fue designado como presidente de la Comisión de Hacienda, dejando en el camino a Guillermo Hopkins.

"El caso de Levín fue claro, ganó por su perfil", dijo con ironía uno de sus compañeros de bancada.

Conflicto aparte fue la designación del presidente de la Comisión de la Defensa Nacional, "todo estaba preparado para que fuera Alvaro Vallarta, pero una llamada del secretario de la Defensa cambió las cosas para Alfredo Ochoa Toledo, el de "mayor rango".

Otros prefirieron dejar las presidencias para buscar un espacio en las vicecoordinaciones del grupo parlamentario del PRI. Un caso es el de la tabasqueña Lorena Boudegard, y otro es el de Ed James Varón Levy, "quien tiene un hilo muy directo con Emilio Gamboa".

Una vez resuelto el reparto de comisiones al interior del Revolucionario Institucional, Paredes y Calderón Hinojosa cerraron la negociación: Presupuesto para los panistas y Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda para los priístas.

Los perredistas pujaron, frente a los de PRI y PAN, por la de Vigilancia para estar al tanto de las auditorías a las cuentas públicas -dos de Zedillo y una de Fox-, pero los panistas ya habían cerrado el trato con los priístas.