VIERNES 6 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Para las FARC, la negociación "pende de un hilo"


Pastrana sostiene que es posible avanzar en los acuerdos de paz

Ť Narco, el problema que violenta a Colombia, dice la guerrilla

Ť En zonas rurales pobres, la guerra real, donde se mata y se muere

Stella Calloni, enviada/III y última, Santafé de Bogotá, 5 de octubre Ť En un ambiente caótico para las negociaciones de paz, el presidente colombiano, Andrés Pastrana, sostiene que es posible avanzar hacia los acuerdos, y que el alto comisionado, Camilo Gómez, busca una solución, un camino, para destrabar las diferencias de estos últimos tiempos en el caso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

También espera comenzar un proceso firme de pláticas con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla en importancia en el país sudamericano.

Pero Raúl Reyes, vocero de las FARC, no tiene el mismo optimismo ni la misma percepción: "La paz pende de un hilo delgado y las conversaciones bordean la ruptura por la aplicación del Plan Colombia elaborado por Estados Unidos y la escalada del ejército y la policía".

Reyes también comparte los temores de regionalización del conflicto que el plan propone, ya que se trata de una contribución de mil 321 millones de dólares, de los cuales 65 por ciento está destinado a Colombia y el 35 restante a los países vecinos, llevándolos de esta manera a ser parte de un conflicto ajeno.

"Nosotros no consideramos en nuestros planes ningún tipo de intervención fuera de las fronteras de Colombia, pero en caso de que se instalen bases militares estadunidenses para combatir la insurgencia en áreas fronterizas, éstas serán declaradas objetivos de guerra".

Agregó el dirigente rebelde que para su organización, "el enemigo número uno es Estados Unidos, como se puede ver, y frente a la estrategia de ellos, nosotros utilizaremos con intensidad la guerra de guerrillas".

Las FARC tienen ocho bloques y 40 frentes guerrilleros, y se calculan sus fuerzas en unos 20 mil hombres bien armados y disciplinados.

Esta guerrilla considera que el narcotráfico es el principal problema que distorsiona y violenta a Colombia, entre otros graves de inequidad y dramática injusticia social y atraso, y plantea un programa de sustitución de cultivos, pero con un proyecto que comprenda los desarrollos regionales.

Como señalan las FARC, "el pantano se extiende alrededor del país". En un escenario de inestabilidad política interna, Ecuador, país dolarizado artificialmente, ha militarizado la frontera y por apoyar a Washington logra una "ayuda" de 81.3 millones de dólares, que no están destinados al dramático problema social, sino a "mejorar el sistema de radares", bajo control estadunidense, y a la lucha contra la droga.

Dentro del Plan Colombia está previsto mejorar los sistemas de radares de Aruba y Curazao. Es una ayuda con destino militar que suma más de 50 millones de dólares.

Tanto Brasil como Perú y Venezuela militarizan sus fronteras, mientras que Bolivia también recibirá unos 110 millones de dólares en momentos en que se agudiza la situación social y la militarización del problema de la droga está provocando rebeliones campesinas y decenas de víctimas.

La presencia de los asesores estadunidenses ha puesto en alerta a todos los vecinos. La base establecida por Estados Unidos en Manta, Ecuador, será clave para los movimientos de inteligencia estadunidenses aquí.

Debido a la enmienda introducida unilateralmente por Washington a último momento en los Tratados Torrijos-Carter de fines de los 70, para la devolución del Canal de Panamá a este país, Estados Unidos se reservó el derecho de intervenir para defender supuestamente esa vía interoceánica estratégica.

En el año 2000 fuerzas panameñas debían controlar el canal, pero mediante la invasión estadunidense a ese país en 1989, éstas fueron destruidas totalmente. De esta forma, Washington no tiene problema en aducir que debe intervenir por la seguridad del tránsito en el canal.

Estos son sólo algunos de los efectos a grandes rasgos y no escapa a los analistas locales el "vergonzoso chantaje" de las supuestas ayudas para doblar voluntades de gobiernos en apoyo del Plan Colombia.

Ante esta situación que alarma a los sectores más lúcidos del país, la antigua oligarquía local, a la que en términos modernos llaman "el establecimiento", no está dispuesta a hacer nada, como se revela hasta ahora, y prefiere actuar como convidado de piedra utilizando su dinero para pagar a paramilitares el cuidado de sus posesiones.

En los barrios residenciales, los restaurantes y los lujosos centros comerciales están llenos, porque ni la guerra ni la tragedia social toca de cerca de sus habitantes. Su problema, como dicen, es que están "encerrados", porque no se atreven a viajar a sus fincas en el interior.

En algunos de estos sectores se perfila cierto temor a sus "cuidadores". La clase media en visible desbandada es la que junto a los pobres resiente más profundamente la situación. El extenso arrabal de miseria es sobrecogedor.

Pero la guerra, la guerra real , donde se mata y se muere, se abate por ahora con toda su tragedia sobre las zonas rurales y pobres.