VIERNES 6 DE OCTUBRE DE 2000

Ť "Serbia liberada", proclama el líder opositor Vojislav Kostunica


Rebelión popular contra Slobodan Milosevic; misterio, su paradero

Ť Miles de personas tomaron televisoras y edificios públicos; el Congreso, parcialmente incendiado

Afp, Reuters, Dpa y Ap, Belgrado, viernes 6 de octubre Ť Decenas de miles de yugoslavos se volcaron ayer jueves a las calles de esta capital en una rebelión contra el presidente Slodoban Milosevic --cuyo paradero era desconocido hasta el cierre de esta edición--, y tomaron el control de estaciones de radio y televisión y de edificios públicos, en lo que sería el fin de un régimen instaurado hace casi 13 años.

Decenas de policías continuaban sumándose a los manifestantes, aunque el ejército permanecía en silencio en los cuarteles.

Sin embargo, la agencia independiente Be YUGOSLAVIA-28-1 ta, que citó fuentes militares, dijo que el ejército "no intervendrá de ninguna forma en las actividades callejeras. Los soldados siempre se han mantenido al margen, respetando su papel constitucional".

Pero esta madrugada los jefes del estado mayor se reunieron en esta capital durante "varias horas", y que "pronto" se iba a difundir un comunicado "en cuanto acabe el encuentro", dijo la agencia oficial Tanjug, que cita "fuentes confiables".

No sólo parte de la policía cambiaba de bando: la agencia oficial de noticias Tanjug llamó este jueves "presidente electo" al líder opositor Vojislav Kostunica, y camarógrafos de televisoras estatales entregaron las estaciones a los manifestantes.

Según cómputos de la oposición, Kostunica, postulado por la Oposición Democrática Serbia (DOS), obtuvo más de 52 por ciento de los sufragios en los comicios del 24 de septiembre, cifras rechazadas por el recuento oficial, según el cual si bien Kostunica se impuso sobre Milosevic, le faltó un escaso 1.04 para lograr la mayoría absoluta, por lo que la Comisión Electoral llamó a una segunda vuelta para el domingo.

A medianoche del jueves, más de 100 mil personas permanecían en las calles de Belgrado a la espera de la confirmación del fin del régimen del presidente Milosevic. Poco antes, Kostunica se dirigió a la "Serbia liberada" desde los balcones de la alcaldía, ahora en manos de la oposición política.

"Lo que estamos haciendo hoy es escribir la historia", dijo este abogado de 56 años y ex disidente anticomunista, ahora descrito como nacionalista serbio moderado.

"No necesitamos ni a Washington ni a Moscú", dijo en medio del repetido grito de la multitud de "victoria, victoria". "En estas elecciones los hombres eligieron paz entre nosotros los serbios y la paz de Serbia con el mundo", dijo el candidato de la coalición DOS, integrada por 18 partidos.

Desde ese balcón, actores, cantantes e intelectuales felicitaron a los yugoslavos y YUGOSLAVIA-28-2 les pidieron permanecer despiertos hasta el amanecer "para defender la libertad".

"El último dictador comunista fue derrocado. Serbia empieza una nueva vida", declaró uno de los oradores de la DOS, mientras algunos manifestantes coreaban "sui- cídate y salva a Serbia, Slodoban".

Una pancarta rezaba: "Slobo, Mira (su esposa): Nicolae y Elena Ceaucescu los están esperando", en alusión al ex dictador rumano y su esposa, ejecutados tras ser derrocados en diciembre de 1989.

Más tarde, en una intervención televisiva, Kostunica rechazó cualquier colaboración con la Comisión Internacional de Crímenes de Guerra en la ex Yugoslavia, y calificó al Tribunal Penal Internacional, que el año pasado emitió una orden captura contra Milosevic, de "instrumento de presión política de la administración estadunidense".

Por otro lado, Kostunica convocó para la noche de este jueves o el viernes al nuevo Parlamento, aseguró que su mandato presidencial será de apenas un año y medio y adelantó algunos nombres de personajes relacionados con Montenegro (que con Serbia integra la República Federal de Yugoslavia) para ocupar el puesto de primer mi- nistro, aunque precisó que "tendremos que comprobar que el deseo de un Estado conjunto sigue vigente en ambas repúblicas".

Por su lado, la agencia Tanjug anunció que Milan Protic, uno de los hombres fuertes de la DOS, fue nombrado nuevo alcalde de Belgrado.

Mientras, los festejos populares se extendían a otras localidades. En Kraljevo, más de 30 mil personas se reunieron, y en la mina de carbón de Kolubara, donde miles de mineros habían empezado una huelga luego que el régimen de Milosevic desconoció la victoria de la oposición, se congregaron más de 50 mil personas.

La sublevación

El levantamiento popular comenzó el jueves con una manifestación convocada por la oposición contra la decisión del Tribunal Constitucional de desconocer los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 24 de septiembre.

Más de 300 mil personas se reunieron en las calles e iniciaron una rebelión, mientras la policía se mostraba poco dispuesta a enfrentar la mayor protesta contra Milosevic. Muchos policías abandonaron sus puestos y se unieron a los manifestantes; cientos de ellos habían llegado desde los pueblos en caravanas de vehículos.

En cuestión de horas, la multitud se lanzó contra el Parlamento, donde la policía apenas alcanzó a lanzar gases lacrimógenos antes de abandonar el edificio, el cual fue parcialmente incendiado, al igual que estaciones de policía y de radiodifusión.

Los manifestantes, la mayoría jóvenes, saquearon estos lugares, aunque otros arrojaban desde las ventanas los retratos de Milosevic y documentos oficiales.

La agencia oficial Tanjug, que afirmó este jueves "estar con el pueblo", sostuvo que dos personas murieron y unas 60 resultaron heridas, principalmente en las estampidas y no como consecuencia de enfrentamientos.

Más temprano, Beta había anunciado la muerte de una joven aplastada por una excavadora y un centenar de heridos.

El silencio del mandatario

El mandatario yugoslavo se encontraría en un búnker en Beljanica, en el este de Serbia y cerca de las fronteras con Rumania y Bulgaria, protegido por soldados del ejército, aseguraron fuentes de la oposición. YUGOSLAVIA_IPG

En las primeras horas de hoy viernes, el líder opositor Zoran Djindjic dijo que Milosevic estaba en Bor, y advirtió que podría estar preparando "un golpe de Estado", aunque sostuvo que el hasta hoy gobernante Partido Socialista está en desbandada.

Mldan Batic, otro líder de la DOS, había sostenido que tres aviones rusos Antonov despegaron la noche del jueves del aeropuerto militar de Belgrado-Batajnica, pero no se pudo confirmar la presencia de Slobodan Milosevic a bordo. "Suponemos que estaba en el avión", declaró.

Kustonica, por su parte, había asegurado que Milosevic se "fugó" de Dedinje, el barrio de Belgrado donde vivía.

Bulgaria, por lo pronto, cerró su frontera con Yugoslavia para evitar el ingreso del presidente Milosevic, mientras el gobierno de Rumania autorizó este viernes el ingreso en su espacio aéreo de aviones militares procedentes de Serbia, según fuentes de la inteligencia estadunidense citadas por la cadena de televisión ABC.

Poco antes, el portavoz del Pentágono, Kenneth Bacon, había asegurado que pese a los rumores sobre el paradero de Milosevic, "no tenemos ninguna información" de que éste hubiera partido de Yugoslavia, al tiempo que la secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, declaró que "aparentemente" el presidente yugoslavo "no está más en Belgrado".

Mientras continúan los rumores sobre el paradero del hombre que gobernó el país balcánico durante 13 años, analistas locales destacaban que el debilitamiento de Milosevic es más sorprendente porque se creía que tenía un control férreo de todos los niveles de la burocracia oficial: los medios de comunicación, las fuerzas de seguridad y los sistemas financieros y judiciales.

Pero lo que parecía ser una estructura fuerte se derrumbó estrepitosamente en cuestión de horas y tan pronto como los trabajadores de la provincia de Serbia y los mineros se unieron a los intelectuales y estudiantes opositores para emprender la manifestación que vertiginosamente culminó en un levantamiento.

Años de problemas económicos, de aislamiento internacional y los bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte durante la primavera de 1999 minaron, según estos analistas, el apoyo a un gobernante que llegó a ser alguna vez un líder ampliamente popular.