JUEVES 5 DE OCTUBRE DE 2000

Ť El Metropólitan, efímero estudio Azul y Oro


Noche de nostalgia en la Gran Gala XEW; premian a siete compositores

Jaime Whaley Ť De la mano del recuerdo, del ayer, de la época de gloria, y guiados por las voces de Aída Cuevas, Marco Antonio Muñiz, Alejandro Algara y Angélica María, entre otros, los radioescuchas de la XEW suspendieron el vaivén del péndulo al agasajar la emisora -como parte de sus festejos por su 70 aniversario- a las siete compositores mexicanos más destacados de estas siete décadas.

Con el Teatro Metropólitan casi transformado en el legendario estudio Azul y Plata del viejo edificio de Ayuntamiento, la Gran Gala XEW, como se le denominó al festejo, atrajo al mundo que gira en torno al negocio de la radiodifusión: ejecutivos de publicidad, empresarios de la industria y personal del gigantesco emporio de entretenimiento, a que dio pie la W -Televisa y lo que de ella se deriva-, se acomodaron en el espacioso recinto para la velada que, como era de esperarse, resultó de tinte netamente nostálgico, a grado tal que algunos de los invitados prefirieron retirarse antes que seguir sometidos a la tortuosidad de un programa de radio de los de antes, en vivo, con cortes para los comerciales, y el personal de producción dando instrucciones en pleno foro durante las interrupciones. Para los no familiarizados con esto se les debió advertir en el programa de mano.

Agustín Lara, uno de los iconos de la emisora, María Greever, Consuelo Velázquez, José Alfredo Jiménez, Roberto Cantoral, Juan Gabriel y Armando Manzanero fueron los recipiendarios del trofeo, una estatuilla metálica con una doble, o estilizada, creación del escultor Sebastián, y que se entregará anualmente al compositor más vendido.

Con flashbacks, que daban cuenta de algunos de los inumerables momentos históricos de la estación, proyectados en una pantalla en la parte superior del escenario, Luis Cobos, el maestro español empuñó la batuta y la orquesta sinfónica Camerata de las Américas, integrada para la ocasión por una treintena de atrilistas, dio comienzo al maratónico convivio con Las Mañanitas, para dar paso a las canciones del primer homenajeado de la noche, el Flaco de Oro, a cargo de uno de sus fieles intérpretes, Alejandro Algara, quien hizo cuarteto con Alfredo Portilla, Mauro Calderón y José Luis Duval. Imposible, Mujer, Solamente una vez y Granada fueron los temas.

Se conjugaron el pasado y el presente. Algara fue un digno representante del primero de los tiempos lo mismo que Angélica María con su interpretación de El Día o Sonia López con aquella de Corazón de acero tengo yo y por los actuales Dulce, que a su nombre hace honor, Rosenda Bernal, Ana Gabriel, Lupita Pineda, que se lució con esa lujuriosa de Cuando vuelva a tu lado y esté sola contigo, las cosas que te digo no repitas jamás...

Y para un parangón olímpico, digamos que las que vienen jalando para labrarse un futuro, estuvieron Faby, Iridian y Alejandra Avalos.

El público se emocionó a ratos, pero tributó aplausos de pie a Consuelo Velazquez y a Manzanero a quien interpretó Marco Antonio en un final que hizo vibrar a los de la galería, en tanto que los restirados de abajo, como dijeran los Beatles, sólo agitaron sus joyas.