JUEVES 5 DE OCTUBRE DE 2000
La cantante Oumou Sangare comienza hoy aquí una serie de conciertos
Emancipación, una voz femenina
Blanche Petrich Ť Desde Africa Occidental, donde el Islam ordena que durante el Ramadán la mujer -impura, según la concepción masculina- debe ocultarse de la vista del hombre, la cantante de Malí Oumou Sangare llega a México para reaccionar estupefacta ante realidades nuestras, como la emblemática historia de Paulina, la madre-niña de Tijuana, obligada por el Estado a parir el producto de una violación.
-šQué horror! ƑEso existe? Es que no es normal. No estoy de acuerdo. No y no.
Procedente de un mundo donde la mayoría de las mujeres son analfabetas y donde a las adolescentes, por regla general, se les practica la ablación del clítoris, la estrella internacional del canto bambara se estremece al conocer que en Guanajuato, precisamente donde tendrá su primera presentación en México dentro de unas cuantas horas, hubo un intento de contrarreforma para despojar a la mujer del derecho a abortar legalmente en caso de quedar embarazada en una violación sexual: "ƑSerá posible? En Malí el aborto es libre. Nadie decide en lugar de la mujer. Si quiere al bebé, lo tiene. Si decide terminar con el embarazo nadie se lo puede impedir, nadie decide en su lugar".
Perteneciente a una sociedad donde persiste la poligamia, el "ruiseñor de Wasoulou" declara: "Estoy en contra. Lucho contra ella. Canto contra ella. Es abominable. Pero en todo caso prefiero la versión de poligamia africana a la infidelidad matrimonial de la cultura occidental. Al menos entre nosotros no hay hipocresía".
Resplandecen sus o-jos, sus dientes y los maravillosos aretes que la adornan. Al paso de su magnífica figura los comensales voltean magnetizados. Oumou Sangare había aterrizado hacía pocas horas después de un largo vuelo de París, escala en Dallas y finalmente en México miraba por la ventana de su hotel, con aire casi nostálgico, un paisaje ordinario, cielo cargado de humo, ejes viales y moles de concreto. "No sé cómo explicarlo. Viniendo del aeropuerto hacia acá me he sentido de tal manera cómoda, como en casa. Se diría que llegué a Africa. Es increíble el sentimiento de cercanía."
Oumou Sangare, de Malí, con sus composiciones de lucha por la causa de las mujeres.
"Emancipación" es una palabra que le llena la boca. Sonríe cuando la pronuncia. Y lo hace seguido. ƑFeminista? "Para definirme, me gusta más la palabra liberadora. Yo lo que quiero es liberar a la mujer".
"Pollo fresco para la nueva mujer, pescado malo para la vieja mujer" es una frase de una de sus canciones. Se refiere a las penurias de la esposa desplazada por un nuevo matrimonio de su marido. Y alude a su vida, a las lágrimas de su madre, Aminatá.
"Mamá es una mujer muy bella y muy gentil. Demasiado gentil. Creo que por eso mi papá abusó tanto. Su familia era rica y dio mucho oro como dote para el matrimonio. Antes de casarse con mi padre había sido dada en un matrimonio arreglado. Fue forzada. Después se divorció. La boda con mi padre fue por amor, ella dio todo, su dinero, su oro, todo su amor. Y con ese oro mi padre fue a buscar otra mujer con quién casarse. A partir de ahí empezó a pegarle, a maltratarla, y al final la abandonó. Yo era la mayor de seis hermanos; por lo tanto fui la que siempre estuvo a su lado. Cuando ella lloraba yo era la que iba por el pañuelo y la consolaba.
"No sabía lo que era el divorcio. Preguntaba por mi papá y me decían que había ido a trabajar y que regresaría más tarde. No entendía por qué mi mamá lloraba tanto ni por qué ya no tenía su oro, no teníamos dinero. Llegando de la escuela ponía mi mochila en un rincón y salía a la calle. Vendía pequeños frutos que recolectaba y me ganaba unos centavos. Después ya no pude estudiar por la situación de la familia. En esa época tenía una voz muy bella y salía a la calle a cantar. Por el gusto de escucharme la gente me daba monedas, yo las juntaba en mi falda y se las llevaba corriendo a mamá. Así empecé a cantar en ceremonias, en fiestas, y empecé a ganar dinero. Tenía yo 7 años.
"Cuando grabé mi primer disco quise que mi papá estuviera conmigo. Le pedí permiso a mamá para invitarlo y aceptó. Lo fui a buscar hasta Costa de Marfil y vino a Malí, estuvo ahí conmigo".
-ƑCrees que tu padre aprendió algo a partir de tus canciones?
-Mucho, lo sé. Creo que sinceramente lamenta su comportamiento.
Hablamos de la poligamia "a la mexicana", de la casa grande y la casa chica. Destellan los ojos de Oumou: "También en Europa me he encontrado con el fenómeno de la infidelidad matrimonial. Debo decir que entre eso y la poligamia africana prefiero la segunda. Si tu marido finge ser monógamo, fiel y a tus espaldas tiene a otra mujer a su lado, no es verdad que te oculta la realidad para no lastimarte. Nosotros decimos: si conoces al enemigo puedes al menos prevenirte".
-ƑAlguna vez quisieron casarte por interés?
-No, jamás; mi madre sufrió demasiado y juró que nunca obligaría a ninguna de sus hijas a un matrimonio forzado.
La ablación de las niñas nos concierne a todas
No hace tanto Oumou Sangare fue invitada, durante un foro en Washington, a debatir sobre la práctica de la ablación o circuncisión femenina. Sometida ella misma a aquella práctica, a pesar de que desde principios de los ochenta se ha extendido el activismo de las organizaciones de mujeres malienses, su opinión, en ese entonces, fue: "Este no es problema de ustedes. Es algo que nos atañe sólo a las africanas. Esto lo arreglamos entre nosotras. Pensaba como una vieja a pesar de que desde 1981 las organizaciones de mujeres venían luchando contra esta situación".
-ƑEntonces perteneces a una generación anterior?
-Sí, en mis años de adolescente todas las niñas pasamos por eso.
-ƑCuál fue la reacción de las mujeres cuando se empezó a hablar por primera vez en contra de la ablación?
-Resistencia. Sobre todo entre las mayores. Yo misma tardé en entender la importancia de esa lucha. Pensaba: "ya pasé por esto y no tengo ningún problema, tengo un hijo, soy una mujer normal, siento lo que se debe sentir". Me decía, "no es grave", qué va. Incluso me molestaba la lucha de otras feministas hasta que vi un documental realizado por italianos. Fue en 1998. Trataba de cómo una vieja mutilaba a una niñita de 6 años. La chiquilla perdía mucha sangre y creo que después moría o algo así. No recuerdo bien. Ahí empecé a pensar: esto no puede estar bien. Me cuestioné: "Ƒpor qué no dejar a la mujer como vino al mundo?, Ƒhay algo de malo en ello?".
"Ahora las jóvenes de Malí se quejan mucho, protestan. ƑPor qué se les ha de disminuir su capacidad de goce sexual? Una vez que se llega a este punto, todas están en contra. Las mujeres mutiladas no gozan igual del amor sexual. Y una cosa lleva a la otra. Después de la mutilación viene la poligamia. Es difícil soportarlo. Por eso la lucha contra la ablación se ha convertido en la punta de lanza de la lucha de las mujeres en todo Malí."
-ƑCuál es la explicación de esta práctica?
-Ninguna. Los viejos dicen que es la tradición. No hay más.
Ery Camara, antropólogo senegalés, asiste en la entrevista a ratos como traductor, a ratos como puente cultural. Aporta: "En Africa Occidental la tradición de la ablación y la circuncisión representaba el sacrificio de la sangre que tiene que regresar a la tierra madre para reforzar las alianzas con los antepasados. Pero con los años esto se fue desvirtuando y se fue utilizando como una práctica para apaciguar la emotividad sexual de la mujer".
Continúa la cantautora: "Antes de 1981 era una práctica muy generalizada, no se cuestionaba. Aun ahora muchas niñas están expuestas a ella. Y es una práctica riesgosa. Cuando no está bien hecha, e incluso si se hace bien, puede provocar muchos problemas médicos, esterilidad incluso."
Pero es optimista: "Nuestra lucha ha dado resultados. Las organizaciones de mujeres se han multiplicado, son muy influyentes. Legalmente la mutilación de niñas y el matrimonio arreglado están prohibidos pero se siguen practicando al margen de la ley. Sólo que ahora, con la influencia de las organizaciones femeninas, hay mucho mayor vigilancia para el cumplimiento de la ley".
Oumou Sangare, su popularidad, su música y sobre todo sus letras tan combativas han sido un arma formidable para la causa de las mujeres en Africa. Es una militante activa. Tuvo que declinar a la presidencia de la Asociación Femenina de Malí por sus constantes viajes. No sólo en la capital -Bamako-, sino también en la provincia y en las pequeñas aldeas proliferan los centros de educación dirigidos a las adolescentes y a sus mamás para prevenir los riesgos de la ablación. Sabe que los cambios no pueden darse de la noche a la mañana y que el proceso de aprendizaje en un país donde la mayoría de las mujeres son analfabetas será lento.
Así se ve a sí misma: "No soy diferente a ninguna otra, soy una mujer común y corriente. Si no estoy de gira me puedes ver ajetreada en la cocina. Soy una mujer, punto. Respeto a mi marido, pero el respeto es mutuo. Las mujeres de mi generación comparten mis puntos de vista sobre la poligamia y la ablación. Desde el principio de mi lucha me sentí alentada por miles de mujeres.
"En mi país las mujeres son tímidas. En general, la mayoría no tiene el valor de decir lo que está en sus corazones. Con mis canciones saco a flote todos esos sentimientos, todo aquello que tienen ganas de decir, de hacer. Hablo de sus problemas."
-Y lo haces de una forma maravillosa.
-A veces lo hago de manera agresiva. Y a veces muy dulcemente, de modo que todos los hombres que me escuchan aplauden. Simplemente aplauden. Porque canto del amor, de la actualidad. Y después ataco fuertemente a los hombres. Pero lo mezclo con sentimientos de ternura. Creo que los cambios se pueden hacer así, por la buena, no necesariamente por la fuerza. Son cosas que han estado ahí por siglos, hay que ir cambiándolas gradualmente. Y qué mejor que la música, que a todo mundo le gusta.
"Ahora en Malí hay muchas muchas cantantes jóvenes que tratan de hacer exactamente lo que yo hago. Cuando estoy muy cansada en mi casa, me siento frente a la televisión a ver sus presentaciones. Y me siento tan orgullosa por ellas, de ver cómo cantan y se superan y cómo invitan a todas las demás mujeres a emanciparse."
-Has dejado huella, creado una escuela.
-Puede decirse eso, sí. No sabes el gusto que me da oír canciones de otras cantautoras hablando en contra de la poligamia, contra los matrimonios forzados, a favor del respeto. Mujeres que no tenían conquistas, que no tenían poder, que ni siquiera se atrevían a hablar enfrente del hombre de su casa, mujeres traumadas cantando por la causa de las mujeres. En nuestras familias las mujeres no debían hablar frente a los maridos, las niñas no levantaban la voz frente a los padres.
De pronto es Oumou quien pregunta:
-ƑHubo esclavitud negra aquí?
Camara informa que en el siglo XVI fueron traídos a costas de la Nueva España guineanos, malienses, ghanianos, senegaleses, beninenses, tribus de Bantú y Gabón y yorubas. A lo largo de los siglos se mezclaron con la población india y española, en especial en las costas del Pacífico (Guerrero, Oaxaca ) y en la costa del Golfo de México. Cuenta también de la costumbre de las familias españolas de contar siempre con una nodriza negra en cada hogar, que transmitía su cultura a través de las canciones de cuna. Y del estatus de concubina del patrón español, que socialmente era aceptado en aquellas épocas.
-šWow! -exclama Oumou-.
De Malí la conversación se traslada a México, a sus mujeres.
-ƑPuedes imaginar una sociedad en la que el Estado niegue a una mujer que haya quedado embarazada por una violación el apoyo necesario para abortar? ƑPuedes imaginar un país donde la ley amenace con pena de cárcel a una mujer que haya quedado embarazada después de una violación?
-šVaya! ƑQué puedo decir yo? Que eso no es normal. No estoy de acuerdo. Si una mujer ha sido violada, lo mínimo que el Estado puede hacer es darle su respaldo en todo sentido. En primer lugar, para ayudarla a olvidar una afrenta tan dolorosa. La violación es algo que te persigue toda la vida. No, para nada. Ahora veo que la mujer mexicana tiene aún mucho por qué luchar. En todo caso, lo que yo puedo decirle a la mujer mexicana es que tiene que decir no. Nadie puede hablar en lugar de ella.
Picada en su curiosidad, Oumou pregunta si la comunidad asiste a una mujer en caso de que, por presiones sociales, tenga que parir un bebé no deseado. No respondemos. Sentimos pena.
-šPobres mujeres! -exclama-. šQué vamos a hacer! Luchar y luchar, no nos queda de otra.