JUEVES 5 DE OCTUBRE DE 2000

Ť DINERO

Ť Fox y Salinas

Ť Churumbeles de España

Ť Puede ir y venir

Ť Enrique Galván Ochoa Ť

Después de cuatro años de ausencia, Carlos Salinas de Gortari se atrevió a venir a México por primera vez en junio del año pasado. No lo habíamos tenido aquí desde su efímera huelga de hambre en Monterrey. Llegó justificándose: "Entiendo su irritación", dijo, refiriéndose a los millones de mexicanos encorajinados por la crisis que les heredó en vez de las delicias del Primer Mundo que había prometido, pero se disculpó diciendo que le habían atribuido culpas ajenas y que había sido víctima de "un linchamiento". Su primer antojo fueron unos chilaquiles. "Les salieron muy picosos. Lo que no conseguí fue que tuvieran nopales, porque como no les avisé con tiempo". Salinas había venido al examen profesional de su hijo Emiliano, en el Itam. En aquellos días Fox todavía era gobernador de Guanajuato. Desde allá rugió: "Carlos Salinas se quiere hacer ahora la víctima, pero detrás de todo eso está la lucha fraticida por el poder entre los dinosaurios y los rudos y los tecnos". La relación de Fox y Salinas es vieja. Labastida dijo que sin su ayuda no hubiera llegado a la Presidencia.

Churumbeles

ƑPor qué lo dijo? Sucede que hasta antes de Salinas los mexicanos que fueran hijos de padre o madre extranjera tenían vedado el camino a la Presidencia. Hank -hijo de alemán- no pudo salvar el obstáculo. Cuando Salinas modificó la Constitución quizá lo hizo pensando en beneficiar a Aspe o Serra Puche, pero el churumbel que resultó agraciado por principio de cuentas fue Fox. Su mamá es oriunda de España, aunque de sus 80 años sólo los primeros los vivió allá. Como dice Fox, es totalmente mexicana: toma tequila, come frijoles y no cesea al hablar. Don Vicente jamás aceptaría que Salinas lo ayudó en modo alguno a llegar a la Presidencia, pero otros destacados panistas no podrían negar una relación muy cercana con el ex presidente que otra vez visita a México.

Sus amigos

A Diego Fernández de Cevallos en sus días de diputado lo apodaban La Ardilla porque siempre estaba metido en Los Pinos. Se le imputan dos grandes -y tal vez muy bien recompensados- favores a Salinas: votó a favor de que se quemaran las boletas de su controvertida elección como presidente y luego se dejó ganar -eso lo dice Fox, inclusive- por Zedillo. Otro que le debería mucho sería Ernesto Ruffo, futuro zar foxista de la frontera. Lo hizo gobernador de Baja California y los priístas cachanillas 11 años después siguen diciendo que la ganadora efectiva fue Margarita Ortega Villa, pero Salinas necesitaba un gobernador de oposición para mostrarse como un demócrata ante el mundo. Otro sería el ahora senador Carlos Medina Plasencia; le debe la gubernatura de Guanajuato. Uno más, el zar anticorrupción Francisco Barrio Terrazas. Con frecuencia fue señalado como devoto salinista a lo largo de seis años como gobernador de Chihuahua.

Puede ir y venir

El México al que ahora llega Salinas es distinto al que dejó, sin embargo, tal vez resulte menos amenazante para sus intereses. Como dijo Fox desde Alemania: puede ir y venir cuantas veces quiera mientras no haya una denuncia en su contra. Y no la hay, aparentemente.

[email protected]

Tel y fax: 044.213.930.81