MIERCOLES 4 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Enrique Franco Calvo Ť

Caminata con Rodolfo Nieto

En el Centro Cultural Santo Domingo, en la ciudad de Oaxaca, se presenta la exposición Caminata con Rodolfo Nieto, que reúne casi 60 obras -principalmente óleos de formatos regulares- del artista oaxaqueño ejecutadas de 1955 a 1970. La exhibición alcanza unidad y coherencia en tanto que parte de una propuesta curatorial que ese recinto estableció desde la pasada muestra del trágicamente desaparecido pintor Manuel González Serrano. Es decir, la de presentar dentro de su calendario ''colecciones".

En este caso, casi la totalidad de esta caminata la componen obras que proceden de conocida colección privada mexicana. Esto resulta importante toda vez que el coleccionismo de arte en el país ha sido satanizado, pues se piensa que son los grandes capitales y no las grandes pasiones las que posibilitan ante todo la reunión de acervos.

Tomando como base la idea de colección, Caminata con Rodolfo Nieto es el resultado de planteamientos que pudiéramos considerar cercanos al mejor rigor académico si analizamos los siguientes aspectos.

Primero, Rodolfo Nieto (1936-1985) es un artista que en su tierra natal, Oaxaca, es considerado uno de sus hijos predilectos pero al que no se le había hecho un acto de justicia tan noble como lo es el de revisar sus obras. Por tanto, esta exhibición viene a cubrir una laguna extendida desde 1979, cuando se presentó una modesta exposición del pintor en Juchitán.

Segundo, de 1955 a 1970 es un periodo sumamente intenso en la producción del artista que puede tomarse como el más fecundo, imaginativo y propositivo, por tanto esta exposición puede ser objeto de análisis tan amplios que estamos ante la posibilidad de cubrir temas olvidados o no descubiertos aún de su obra.

Un tercer punto tendría que ver con una visión más amplia, el de aproximarnos a saber cuál es el papel que ocupa Rodolfo Nieto dentro del arte mexicano hoy día. De entrada, nos enfrentamos a un pintor de vida intensa, propia para la leyenda que han escrito sólo los artistas. Quienes lo recuerdan, comentan anécdotas que tratan situaciones contrastantes. Lo real: a veces excesivamente bueno, otras, el juego de la soberbia lo atrapó. Se puede hablar de un carácter luminoso pero nunca de un mediocre. Todo lo contrario, Nieto estuvo siempre en el punto top, al grado de que su primera exposición en la Galerie de France, en 1964, es presentada con un texto de Octavio Paz.

Rodolfo Nieto vivió un momento dentro de la pintura mexicana caracterizado por la influencia que sobre las nuevas generaciones ejercían los artistas de la Ruptura. Pero si la generación de Nieto no necesitó de enfrentamientos con sus antecesores sí tuvo que lanzar propuestas que atrajeran la atención sobre sus formas de expresarse. En este caso, se debería señalar que la formación académica de Nieto y sus estudios personales lo presentaban frente a sus contemporáneos como uno de los artistas mejor dotados y con mayores posibilidades de establecer rutas. Por esa razón, las semejanzas de su pintura con la de Tamayo no la veo como intervención que cancela un estilo sino como dominio temprano y conciencia de orígenes similares. Caso parecido con Juan Soriano, pues no importando las distancias generacionales -dieciséis años de diferencia- Nieto pinta casi al mismo tiempo desde una perspectiva idéntica a la de su amigo tapatío que ya llevaba camino recorrido en cuestiones plásticas.

Cuando vemos el maravilloso bestiario que es la pintura de Nieto, sin duda alguna pensamos, Ƒsi eso es una cabra, un toro, un guajolote, una hiena? ƑQué? ƑSe trata de la imagen platónica que como idea se refleja en el fondo abrupto de la caverna? ƑVio Nieto en verdad alguna vez a todos esos animales en vivo y en directo, o son producto de una imaginación que crea y recrea al mundo? Mi respuesta se reduce a entender que su sensibilidad era la del hombre moderno de cultura amplísima que se sorprendió a cada instante por el mundo.

Observador meticuloso, cartesiano, tal vez, Nieto dejó productos que no pueden entenderse sin pronunciar la palabra magia.

La muestra, que culminará el 11 de octubre, la acompaña un catálogo que el Centro Cultural Santo Domingo editó con un poema de largo aliento de David Huerta.