Ť ALEBRIJES
Carta de Tijuana
Este es el título que los integrantes de casi medio centenar de organizaciones culturales independientes e institucionales eligieron para bautizar al documento ''100 temas para una agenda cultural de México", impulsado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tijuana, que preside Leobardo Sarabia Quiroz.
Este documento cobra vital importancia en el contexto del actual debate -y la polémica consulta lanzada por el grupo de intelectuales reunidos en torno de la revista Letras Libres- acerca de cómo debería funcionar el sector cultural en el próximo sexenio. Más aún, si en aras de la democracia, al ejercicio se le da un carácter nacional -amplio e inclusivo- en el que participen voces de las diversas regiones del país. Suponemos que ya está en poder de Sari Bermúdez, representante de Vicente Fox, en materia de cultura.
Si en efecto, la agenda cultural del próximo gobierno tiene entre sus puntos relevantes la descentralización de los principales organismos culturales, estas voces que vienen desde nuestra frontera norte someten a discusión una propuesta colectiva en la que los temas regionales -infraestructura cultural, atención a activistas culturales, nuevas estrategias de apoyo a las instituciones regionales de cultura, la interlocución con las comunidades independientes, el circuito de oferta cultural, etcétera- trata de revertir los efectos de un desarrollo desigual que en opinión de los bajacalifornianos está ''viciado por la asimetría, con zonas de bonanza y tradición cultural y otras de carencia crónica e intemperie cultural".
Dividida en siete (y no seis como erróneamente marca el documento) rubros generales -premisas básicas, instituciones, programas culturales, culturas regionales, cultura independiente, disciplinas culturales y nuevas urgencias culturales- esta valiosa Carta de Tijuana es, como reconocen sus autores, casi un listado de temas culturales ''incompleto y poco exhaustivo que requiere de crítica, consenso y consistencia argumentativa" sin embargo es una aportación inicial en la que las urgencias culturales están determinadas por una perspectiva regional, la tijuanense, que bien puede ser representativa de necesidades en otras zonas del país.
Max Mejía, Alma Delia Martínez Cobián, Alfonso López Camacho, Edward Coward, Gabriel Trujillo Muñoz, Rubén Vizcaíno Valencia, Pedro Ochoa Palacio, Jaime Chaidez Bonilla, Federico Campbell, Mario Ortiz Villacorta, Humberto Félix Berumen, son sólo algunos de los nombres de quienes participaron en la elaboración de esa propuesta colectiva.
Si alguien duda de los nefastos efectos del centralismo, consideremos simplemente que el resultado de un gran número de respuestas al cuestionario lanzado por Letras Libres, indicó el desconocimiento de la existencia de la ''Compañía Operadora del Centro Cultural y Turístico de Tijuana, SA de CV", cuando en la práctica es uno de los organismos culturales del gobierno federal que, en su carácter de ''módulo polifuncional" -sala de conciertos, galería, museo, foro teatral, sala de conferencias, sala de lectura, cineclub, etcétera-, además de ser el espacio idóneo para el circuito de programas federales (artistas y creadores en los estados), es el vehículo para el fogueo, la capacitación y el reconocimiento de los valores locales, cuyas propuestas teatrales, musicales, literarias y visuales se han consolidado, sin duda, como algunas de las más interesantes y originales del país.
Ť Patricia Vega Ť