MIERCOLES 4 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Carlos Montemayor Ť

Archivos actuales y futuros del 68

Independientemente de los archivos que sobre el 2 de octubre de 1968 pudieran abrirse en el futuro, es necesario comenzar a entender y cotejar con precisión los que ahora están ya disponibles. Sólo conociendo y analizando a fondo los expedientes de que ya disponemos hoy podríamos estar en condiciones reales de plantear un ulterior seguimiento de archivos específicos.

Cuatro son las fuentes documentales disponibles sobre la matanza de Tlatelolco que contienen una información valiosísima que debe difundirse. Primero, material fílmico de aproximadamente siete minutos y medio; material importante, pero escaso, si tomamos en cuenta que se produjeron esa tarde más de 20 horas de filmación mediante seis o siete cámaras coordinadas por el cineasta Servando González. Segundo, 30 informes de inteligencia militar de Estados Unidos que fueron desclasificados en 1998; siete de esos informes se refieren directamente a los hechos del 2 de octubre.

El tercer cuerpo documental está constituido por los partes militares de la llamada Operación Galeana, firmados por los generales Crisóforo Mazón Pineda y José Hernández Toledo. El cuarto cuerpo documental está integrado por revelaciones y cartas personales del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional en 1968. Estas dos últimas fuentes documentales fueron publicadas el año pasado por Julio Scherer García y Carlos Monsiváis.

Ahora bien, hasta este momento, dos han sido los análisis de estas fuentes documentales disponibles. El primero es el libro Rehacer la historia, que publiqué en abril de este año la editorial Planeta. El segundo es la producción audiovisual del Canal 6 de Julio, realizada por el equipo que dirige Carlos Mendoza, titulada Operación Galeana y presentada al público el pasado primero de octubre.

Estos cuerpos documentales arrojan una importantísima información. Primero, que los francotiradores que abrieron fuego en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968 fueron oficiales del Estado Mayor Presidencial. Segundo, que estos oficiales actuaron como comandos apostados en diferentes edificios de la unidad habitacional de Tlatelolco y no solamente alrededor de la Plaza de las Tres Culturas. Tercero, que tales comandos tenían instrucciones de disparar contra estudiantes y soldados. Cuarto, que después de la matanza tenían instrucciones de seguir atacando a las tropas desplegadas en zonas alejadas de la Plaza de las Tres Culturas. Quinto, que uno de los comandos que actuó con mayor rapidez y se dispersó casi de inmediato fue el que ocupó el techo de la azotea del templo de Santiago Tlatelolco; este comando es fundamental en el operativo de agresión, pues fue el que disparó en contra del general Hernández Toledo. Sexto, acaso lo más importante de este bloque de información: que las órdenes habían sido dadas a estos oficiales del Estado Mayor Presidencial directamente por el jefe mismo del Estado Mayor Presidencial, el general Luis Gutiérrez Oropeza.

Sabemos ahora que el general Gutiérrez Oropeza actuó en coordinación con otro militar de alto rango, el general Mario Ballesteros Prieto, jefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa. Ambos actuaron así, encubiertamente, por instrucciones del Presidente de la República.

Pero, por lo que toca al Ejército mismo, la responsabilidad de la integración y misión del Batallón Olimpia, que en los partes militares aparece tan sólo como Batallón de Reserva, correspondió, según lo indica Marcelino García Barragán, a la Secretaría de la Defensa. En esa integración y misión participaron, según los expedientes disponibles, Fernando Gutiérrez Barrios, el capitán Careaga y el coronel Gómez Tagle. Los coordinadores del operativo global, no sólo del Batallón Olimpia, sino del despliegue total de tropas, llamado Operación Galeana, fueron los generales Mazón Pineda y Hernández Toledo, que no tenían instrucciones de abrir fuego.

Las órdenes dadas a los oficiales de Estado Mayor Presidencial provocaron, pues, el enfrentamiento entre Ejército, Batallón Olimpia y los francotiradores mismos. Es decir, según los expedientes disponibles, los agresores fueron los oficiales del Estado Mayor Presidencial, no los estudiantes ni el Ejército.

A lo largo de 32 años jamás habíamos imaginado que el secreto de la matanza de Tlatelolco lo tuviera a buen recaudo el Estado Mayor Presidencial. Ahora que lo sabemos, la apertura de expedientes y las líneas de investigación ulterior pueden ser concretas y específicas. En cuanto a la masacre misma, los archivos del caso deben concentrarse particularmente en los del general Luis Gutiérrez Oropeza y el general Mario Ballesteros Prieto. Estos archivos deben cotejarse, además, de manera especial, con los del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz. Estos tres archivos corresponden al círculo de responsables directos de la matanza.

En lo que se refiere a la integración y misión del Batallón Olimpia, deben ser fundamentales los archivos y testimonios de Fernando Gutiérrez Barrios, de los entonces capitán Careaga y general Gómez Tagle, y de los generales Mazón Pineda y Hernández Toledo.

En cuanto a la recuperación del material fílmico, son dos las instancias concretas: Luis Echeverría Alvarez y la Secretaría de la Defensa Nacional. Sabemos que Servando González entregó personalmente a quien era secretario de Gobernación el material fílmico producido por las cámaras instaladas en las oficinas del secretario de Relaciones Exteriores. Podemos colegir, igualmente, que tanto las cámaras de filmación situadas en otros edificios, así como el material que hubieran producido, dados el peso y las dimensiones de los equipos de hace 32 años no podían haber pasado desapercibidos por el cerco militar de Tlatelolco. Es decir, ese material fílmico tuvo que haber sido retenido por el Ejército.