MARTES 3 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Lucina Jiménez escribió Teatro y públicos. El lado oscuro de la sala
Inviable, asirse a una sola disciplina para analizar un fenómeno artístico
Ť Fruto del trabajo de varios años, el libro será presentado en el Festival de Cádiz
Ť El apoyo destinado a la investigación de las artes en México, es escaso, advierte
Renato Ravelo Ť Un libro que vino a cimbrar el ambiente del teatro nacional: Teatro y públicos. El lado oscuro de la sala, de la antropóloga Lucina Jiménez, basado en una investigación de varios años, en varios ámbitos, porque justamente ese cruce de visiones y no tanto la contundencia de las conclusiones ha llamado la atención de este ejemplar, al grado que el 23 de octubre se presentará en el Festival Iberoamericano de Teatro en Cádiz y este miércoles habrá un debate con estudiantes de teatro durante su presentación en el Centro Nacional de las Artes.
Investigadora para los teatreros, teatrera para los investigadores, Lucina Jiménez fue una de las últimas discípulas del maestro Guillermo Bonfil Batalla, y fue con esas incursiones al teatro de la comunidad, con campesinos en la sierra, cuando empezó esta investigación ''que es más bien como un hipertexto, en el que se reconoce al teatro como una manera de comunicación con el otro".
Ventana a los mundos real e irreal
La investigación incluyó encuestas, entrevistas con personas del público, con directores de teatro, consultas a estadísticas, conversaciones con productores comerciales y un marco teórico. Sin embargo el primer producto de la misma es ligero, interpretativo, incisivo desde un principio. Cimbra la manera en que se enseña teatro, en que se dirige, en que se programa, en que se estudia.
Cuenta Lucina Jiménez, a manera de anécdota en el libro, que todo empezó en Pachuca durante una obra de teatro que se le daba a los reos, y ahí inicia la entrevista.
-ƑQué ocurrió en Pachuca?
-Cuando comencé a estudiar antropología al mismo tiempo estaba en un grupo de teatro. Ese grupo trabajó en espacios alternativos como los reclusorios. Advertí que el teatro podía ser una ventana hacia el mundo tanto real como irreal. Además, me marcó porque me caí cuando subí al escenario. Al margen de cualquier teoría sociológica, era un personaje de teatro del absurdo que tenía que subir corriendo al salón de clases. Al entrar me caí y tuve que levantarme e integrar esa acción a la obra. Me debatí entre estudiar teatro y antropología, me decidí por el primero o más bien por el fenómeno, la interacción y probablemente el comportamiento espectacular de la sociedad urbana.
-ƑCómo se ha recibido el libro en el ámbito teatral?
-Con mucha apertura y mucha receptividad. Muchos dicen que el libro viene a replantear algo que se creía sabido, pero que era más un asunto del sentido común o lo que denomino la doxa. Hay muchos lugares comunes alrededor del fenómeno de separación entre el teatro y el espectador. Se asocia esa ausencia a estereotipos: no hay espectadores porque llegó la televisión, porque es caro o porque a las personas no les interesa.
''Bruno Bert dice que el libro construye muchas preguntas pertinentes, por ejemplo el vínculo entre el teatro contemporáneo en México y la sociedad, que se ha transformado muchísimo en el último medio siglo. Esta misma reacción ocurrió en Cuba y en Colombia con parte de los creadores de artes escénicas de la Red Latinoamericana de Promotores Culturales Independientes, en un taller basado en el libro. Generalmente el análisis del teatro se basaba en lo que ocurre antes del teatro y lo que sucede después.''
Bocetos susceptibles de desarrollo
-Son muchos reflectores para un asunto aparentemente resuelto...
-Normalmente las visiones sobre el teatro tienden a ser parciales. Son estéticas o sociológicas, pero el fenómeno como tal tiene muchas implicaciones. Es casi como si tu tomas un fragmento de la vida, lo cortas en un espacio y tiempo específicos, y ese momento aunque sea abstracto tiene muchos ángulos. Hay un reflector que te puede iluminar la parte económica, otra la parte artística, la antropológica, la psiconalítica, la semiológica. Tienes una recreación de esa pequeña realidad de una manera más compleja de cómo hemos estado acostumbrados a verlo. La investigación en general de las artes en el país no tiene mucho apoyo.
''Eso me lleva a la primera pregunta, Ƒqué tiene que ver el libro con esa primera escena en Pachuca? El teatro es una manera de comunicación e interpretación del otro, porque éste se encuentra en el imaginario, en la experiencia, en la vida, en el cuestionamiento de los directores de los actores que tratan de reconstruir, de rehacer la vida en el escenario. Y ese es también el quehacer de la antropología".
-Lo mismo se podría aplicar al comercio, pero en el libro hay una pulsión que hace pensar, Ƒpor qué a esta mujer académica le interesa algo tan poco académico?
-De hecho, una de las complicaciones por las que me tardé tanto en trabajar este libro fue debido a que no podía hacerlo desde la perspectiva estricta de una antropología cerrada, pero tampoco desde la teatrología que incorpora otros elementos, ni desde la sociología que sólo ve el número. Tampoco es un estudio estricto de consumo cultural, es un análisis que me llevó desde la teoría estética hasta llegar al rubro de las políticas culturales, pasando por el análisis teatrológico y la antropología. Son como varios bocetos que pueden desarrollarse, como un hipertexto con otros niveles.
Romper el mito de la oferta teatral
-Cómo lo ha recibido la comunidad académica, Ƒve que es transgresor el libro?
-El libro fue comentado en los dos lados. Tienes razón, para los teatreros soy demasiado académica y para los académicos demasiado teatrera. También está mediado mucho con mi trabajo profesional que se vincula con la gestión cultural y permite relacionarme con los procesos previos y posteriores.
''Las opiniones académicas que he tenido de Rodrigo Díaz y Eduardo Nivón es que se trata de un tema inusitado, inesperado, sobre todo por la construcción que tiene. Me dicen: 'rompiste la antropología para ir a aprehender un fenómeno que además tiene implícita a la antropología, porque es la relación de una sociedad con la manera como se representa'. Pero luego resulta que esa manera en que se representa no le satisface. Creo que no es factible asirse a una sola disciplina para analizar un fenómeno artístico.''
-ƑCómo relacionas el trabajo con Guillermo Bonfil Batalla?
-Si bien empecé con el teatro comunitario, no quisiera forzar una relación, porque este trabajo es más bien urbano, algo con lo que en los últimos años Bonfil Batalla se reconcilió.
''Creo que en el ánimo del México profundo es qué es lo que mueve el ámbito urbano: si tantas personas hacen teatro y si tantos crean, uno se pregunta por qué muchos indagan qué somos, qué queremos. La oferta teatral en la ciudad es uno de los mitos que el libro rompe.''
-Pero si efectivamente hay un divorcio con los públicos, eso significa que la cuarta pared se rompió de manera unilateral.
-Así es. Algunos de los lectores teatreros del libro se preguntan si es correcta una formación en las escuelas en donde no se considera al público, a la producción. Directores de teatro al ver la obra como si fueran público se cuestionaron.
''Mi siguiente proyecto -anuncia la antopóloga- es aún más concreto: el seguimiento de una obra desde su presentación hasta su espectacularización. Creo que vivimos en una sociedad que gusta de lo espectacular.
(Teatro y públicos. El lado oscuro de la sala, libro de Lucina Jiménez publicado por Escenología, será comentado mañana, a las 19:00 horas, en el foro Antonio López Mancera. Participarán Bruno Bert, Mauricio Jiménez, Omar Valdés y Edgar Ceballos.)