MARTES 3 DE OCTUBRE DE 2000
La DGSCA de la UNAM, pionera y líder de ese campo en México
La revolución informática
Rosa Elvira Vargas Ť Cuando a principios de la década de los noventa el crecimiento y la asimilación en México de las nuevas tecnologías para la comunicación se veía como una utopía, con sus no pocos escépticos, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició la aventura de revolucionar las telecomunicaciones en el país y fue pionera en la aplicación de la fibra óptica para transmitir, indistintamente, voz, datos e imágenes.
De hecho, por algunos años fue la única institución en ofrecer el servicio de Internet y de ella surgieron todos los carriers que hoy existen y se promueven por todas partes.
Fue un largo camino que implicó, cómo soslayarlo, el vencimiento de fuertes obstáculos internos y externos para avanzar en la creación de la Red Integral de Telecomunicaciones de la UNAM.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por ejemplo, al igual que con otros proyectos presentados por los universitarios expertos en esta área -y como les ocurriera con la adquisición de la primera supercomputadora-, a su requerimiento de apoyo para desarrollar la nueva tecnología, simplemente respondió: "no se metan a ese tipo de cosas; tienen el veto total. Qué tienen que andar haciendo en eso, ustedes tendrían que estarse suicidando''.
La evocación de la actitud de esa "entidad burocrática, que no par académico'', es de Víctor Guerra Ortiz, titular de la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico (DGSCA), quien narra a La Jornada la historia de cada paso que la UNAM ha dado para ir a la vanguardia en el desarrollo y la aplicación de las nuevas tecnologías de la información.
Y es que detrás de ese proyecto por el que en México puede asegurarse que "Internet es sinónimo de la UNAM y la UNAM es sinónimo de Internet'' hay una larga historia que incluye el liderazgo temprano que alcanzó la universidad pública más grande del país en el desarrollo del cómputo en México y que data de hace 40 años.
Siempre en la búsqueda de más altas miras, Guerra Ortiz explica los planes que tiene la institución para darle a la informática y a las telecomunicaciones un uso distinto por medio de una nueva técnica a la que en la UNAM se denomina educación semipresencial, con la que la institución podría saldar, indica, parte de la gran deuda que la educación superior mantiene con los miles y miles de solicitantes de las carreras universitarias, muchos de los cuales hoy son rechazados.
"La estrategia de la UNAM en los noventa fue promover Internet y hacerla el lenguaje de la comunicación en México. Ya lo es. Ahora lo que tenemos que modelar, en lo que tenemos que ser visionarios, es en la utilización de Internet para el desarrollo del país. Nuestra estrategia ya no es promover la red". Por eso, hay la convicción de que lo que debe hacerse es dar un uso a la información con fines productivos, educativos y políticos, apunta el experto.
La historia del éxito
La DGSCA -con sus diversos nombres a lo largo de cuatro décadas-, como el organismo universitario responsable de difundir e impulsar la informática en la UNAM, ha mantenido el liderazgo en términos de adquisición y apropiación de las nuevas tecnologías, pero también ha participado de manera relevante en la formación de los recursos humanos.
En los noventa, explica, se siguió la estrategia de dedicar "muchos recursos a la capacitación en cómputo de nuestros alumnos más jóvenes. Tanto en el bachillerato como en la licenciatura se hicieron proyectos muy ambiciosos para dar cursos de cómputo con la esperanza de que conforme ellos crecieran, se volvieran factores de apoyo y de empuje de la computación. Nos funcionó muy bien''.
Ese crecimiento exponencial y de amplia proyección social partió, en 1989, de la convicción de los expertos en cómputo de que "el mundo no podía estar desconectado y que todos iban a necesitar ese tipo de conexiones''.
Sin embargo, fue un acontecimiento científico lo que puso de relieve el compromiso de ir uniendo a todas las instituciones de investigación del continente mediante las telecomunicaciones, con la idea central de que "el mundo científico se comunicara''.
Dicho fenómeno extraordinario fue la explosión de una supernova, que al ser sólo apreciable en Chile enfrentó a los estudiosos de la astronomía a serias dificultades para el intercambio de información, pues ésta sólo se podía enviar por vía aérea.
En un libro de testimonios de la DGSCA, del periodo 1989 a 1996, se precisa que fue en el primero de esos años cuando la UNAM, mediante el Instituto de Astronomía, establece un convenio de enlace con la red de la National Science Foundation (NSF), de Estados Unidos, el cual se realizó utilizando el satélite mexicano Morelos II.
"Además, se llevó a cabo el primer enlace para conectar las redes de área local entre el Instituto de Astronomía y la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico, utilizando fibra óptica", se relata en el texto.
"A partir de ese momento se inició dentro de la UNAM una revolución en las comunicaciones, así como la adquisición masiva de computadoras personales y su interconexión e intercomunicación en redes de área local, principalmente en las dependencias del subsistema de investigación científica, lo cual permitió desarrollar la infraestructura de comunicaciones con fibra óptica satelitales."
Así, con una antena satelital y la renta de enlace por fibra óptica a Houston, la DGSCA empieza a promover el tráfico de información, y "entre más se 'viajaba', más recursos teníamos y podíamos rentar otro (enlace) y otro y otro. Hoy ya tenemos 17 de ellos sólo a Estados Unidos, por ejemplo".
Víctor Guerra añade que hasta 1994-1995, la UNAM fue la única en ofrecer el servicio de Internet, y fue entonces cuando otras empresas empezaron a brindarlo, entre ellas Banamex, Telmex, que "precisamente nacieron aquí, en DGSCA".
-ƑQuiere decir que hoy la UNAM es una más de las empresas que ofrecen Internet en México?
-En efecto, la universidad se comporta como carrier. Seguimos teniendo nuestros enlaces directos y hay gente que viene y se conecta. Hemos llegado a tener casi cien instituciones conectadas. Pero todos los del mundo técnico siempre saben que en la UNAM es donde se inició esto, se promovió, se luchó por que fuera un instrumento para el desarrollo del país. Y no sólo eso; hemos alentado que se creen empresas, instituciones, para que México tenga los tamaños que requiere, y para eso no puede depender de una sola fuente.
En un principio, precisa, el servicio se limitaba al correo electrónico y con eso era suficiente para saturar el enlace. Apenas se tenían unas centenas de cuentas, de usuarios y algo de transferencia de archivos. Años después nacen los navegadores, hoy de uso común.
"Pero había gente en la universidad que proponía que se prohibiera el uso de navegadores, porque requerían de mucha capacidad en la red y, claro, lo que se adoptó fue la política opuesta: si se satura, vemos cómo la conseguimos y seguimos creciendo conforme las necesidades lo justifiquen."
Al hablar de esos momentos manifiesta cierta nostalgia por las batallas que el desarrollo de la informática y las telecomunicaciones han merecido en la UNAM. Sin embargo, no oculta su orgullo al exponer que la universidad debe tener en la actualidad más de cien mil claves de correo electrónico, de las que se envían varios millones al mes.
Enfatiza: "La DGSCA se paga varias veces con base en los servicios verdaderamente indispensables que proporciona. Hoy por hoy, el correo electrónico es el que más reditúa. Si no hubiera esta comunicación, nuestros académicos tendrían un desconecte con el exterior impresionante y entre ellos. En estos momentos, mandar datos, recibirlos, hablar a los campus que tiene la universidad en otros estados, es como si fueran llamadas locales. Además, la telefonía actual en la UNAM viaja por la misma fibra óptica que van los datos".
Porque el desarrollo de la telefonía con ese material que sustituyó al cobre, y del cual la universidad debe tener instalados casi 3 mil kilómetros -más los que renta- representa otra de las satisfacciones de la DGSCA.
Rápido crecimiento
Guerra asevera que cuando se inicia el rectorado de José Sarukhán, en 1989, la institución contaba con 2 mil extensiones telefónicas, y ocho años después había 15 mil teléfonos directos. Todo, gracias a la digitalización.
"La universidad fue de las primeras instituciones del mundo que une las comunicaciones con el cómputo. Hace su sistema descentralizado con cerca de 26 conmutadores que se localizan dentro de las salas de cómputo conectados con las mismas fibras ópticas y con una sola infraestructura, pues el razonamiento es que si hay dinero para telefonía, se lleva telefonía y datos, y viceversa. De ese modo, el crecimiento pudo darse muy rápido."
Ante todo, al responsable de la DGSCA le resulta central destacar que en esa evolución se impuso el criterio -en los tiempos de Sarukhán, recalca- de que "las tecnologías de la información representaban la estrategia más importante que la universidad podía adoptar en esa rama. Se tomó ese argumento como el detonador del cambio, y por eso se le apoyó políticamente, pues los recursos presupuestales no variaron en forma sustancial a lo que la institución venía gastando en ese campo. Unir comunicaciones y cómputo colocó dos presupuestos en una misma actividad".
Una vez que académicos y directivos universitarios conocieron las nuevas he-