Ť No hay razón para aceptar la oferta, dice el embajador en Rusia
Putin se ofrece como mediador en el conflicto yugoslavo
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 2 de octubre Ť En una declaración que pone fin a la ambigüedad de Rusia respecto de las elecciones presidenciales en Yugoslavia, el mandatario ruso, Vladimir Putin, ofreció hoy actuar como mediador entre los candidatos enfrentados, el todavía presidente Slobodan Milosevic y el líder de la oposición, Vojislav Kostunica, quien se proclamó vencedor en la primera vuelta del pasado 24 de septiembre.
"Yo, como presidente de Rusia, estoy dispuesto a recibir en Moscú a los dos candidatos que han llegado a la segunda vuelta de las elecciones (...) para discutir una solución a la situación actual", dice el breve documento, difundido por el servicio de prensa del Kremlin.
Con una sola frase, Putin toma la iniciativa en los esfuerzos de mediación en la crisis política en el país balcánico, se deslinda de Occidente que exige la dimisión de Milosevic y plantea de hecho que Kostunica no obtuvo el suficiente número de votos para ser electo en la primera vuelta.
En otro párrafo responsabiliza a los propios yugoslavos de lo que pueda ocurrir, al señalar que "la creciente escalada de tensión (...) amenaza con derivar en una confrontación directa en la sociedad (yugoslava) de consecuencias impredecibles".
Otra cosa es que ni el propio Putin esté convencido de que su propuesta, basada en "los sentimientos de amistad y cercanía entre los pueblos ruso y yugoslavo", tenga alguna posibilidad de ser llevada a la práctica.
Al menos, así parece demostrarlo la tranquilidad con que Putin inició, horas después y en medio de la creciente campaña de desobediencia civil encabezada por Kostunica, una visita oficial a India, que terminará el próximo jueves, a escasos dos días de la fecha prevista para la segunda vuelta electoral en Yugoslavia.
La nueva oferta rusa, que se dio a conocer después de que el gobierno de Milosevic declinó un primer intento de mediación, la idea anunciada también por Putin de que su canciller, Igor Ivanov, viajara a Belgrado para entrevistarse con los dos candidatos, parece destinada a correr igual suerte.
Un interlocutor privilegiado del Kremlin, Borislav Milosevic, el hermano mayor del presidente serbio que se desempeña como embajador en Moscú, declaró esta tarde que "Yugoslavia aprecia la posición asumida por Rusia en la zona, pero no hay ninguna razón para su mediación en este momento".
La declaración escrita de Putin no parece tener otro propósito que acabar con la ambivalencia de sus palabras previas, que hicieron creer en Occidente que Rusia influiría en Milosevic para que aceptara su derrota en las urnas.
Deliberada o no, la confusión se dio a partir de que la oficina del canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, afirmó ayer que Putin había reconocido en conversación telefónica que "Kostunica fue el vencedor de la primera vuelta de los comicios".
El presidente ruso, en sentido estricto, no faltó a la verdad, pero tampoco dijo que compartía la opinión de que hubo fraude para forzar una segunda vuelta.
Putin trató de ganar tiempo, en espera de los resultados de la negociación sostenida en Belgrado por su representante personal, Vladimir Chizhov, quien viajó acompañado por Aleksandr Tolkach, jefe del tercer departamento europeo de la cancillería rusa.
Todo indica que la misión de Chizhov sólo sirvió para confirmar que ni Milosevic ni Kostunica están dispuestos a ceder un ápice, lo cual obligó a Rusia a tomar una posición más precisa, si bien no lo hizo en favor de ninguno de los dos.
Ante unas expectativas de mediación rusa casi nulas, Putin optó por mantenerse equidistante de ambos candidatos. Con ello, no quiso parecer dócil instrumento de Occidente, de haber avalado el triunfo de Kostunica, y tampoco dar la impresión contraria, que sigue apostando sólo por su antiguo aliado Milosevic.
Desde los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de marzo a junio del año pasado, y la conversión de Kosovo en prácticamente un protectorado occidental, Yugoslavia es una espina que no se ha podido sacar Rusia. Sin embargo, en el Kremlin creen que ahora la situación es distinta.
El ofrecimiento de mediación de Rusia queda como gesto de buena voluntad y, en el fondo, lo que prevalece en este juego de las apariencias es una visión pragmática.
Más de un funcionario ruso, en conversaciones en corto, admite que Kostunica no debe ser tan malo para los intereses de Rusia en la región si votó por él más de la mitad (o casi) de un electorado que difícilmente haya olvidado las bombas que cayeron sobre Belgrado.