LUNES 2 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Música y mucha alegría, durante la clausura de la justa del milenio


Adiós a Sydney; el espíritu olímpico ahora en Atenas

Ť El momento emotivo, cuando miles de atletas ingresaron al estadio como una sola nación

CLOSING_8AXAgencias, Sydney, 1o. de octubre Ť Con alegría, música y mucha fiesta, los australianos pusieron punto final este domingo a los Juegos Olímpicos de Sydney. Bajo el ritmo de Love is in the Air y en medio de una espectacular lluvia de fuegos artificiales terminó hoy la justa del milenio con una consigna: "nos vemos en Atenas".

"Estoy orgulloso y feliz de proclamar que ustedes han ofrecido los mejores Juegos Olímpicos de todos los tiempos", expresó Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional, ante una multitud de más de 100 mil personas que asistieron a la clausura.

Es una frase que el catalán ha expresado al final de todos los juegos anteriores ?con la notoria omisión de Atlanta que sólo fueron "excepcionales"?, pero que ahora tuvo un sentido emocional porque fue el adiós de Samaranch al movimiento olímpico, ya que se retirará el próximo año, después de 20 años al frente del COI.

El alcalde de Atenas, Dimitris Avramopoulos, recibió la bandera olímpica de manos de Samaranch, y un grupo de vestales de Olimpia, mujeres que representan la tradición y rituales de la Grecia antigua, la retiraron del estadio para llevarla a Atenas.

"Llamo a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en Atenas, en Grecia, la cuna del olimpismo, para celebrar con nosotros las vigesimoctavas Olimpiadas", invitó Samaranch antes de poner oficialmente fin a Sydney 2000, a las que acudieron atletas de 190 países.

El estadio entero acompañó con una inmensa exclamación el momento en que la antorcha olímpica que durante 15 días brilló en Sydney era apagada. Y ese fue el toque de creatividad; un cazambombardero F-111 sobrevoló el estadio a baja altura y, al liberar su carga de combustible, creó un río de fuego en el cielo, como si estuviera transportando la llama hacia Atenas.

Y después sólo hubo lugar para el derroche, alegría y música. En uno de los más bellos momentos, con el nadador local Ian Thorpe a la cabeza, unos 10 mil 500 deportistas ingresaron juntos en el estadio, cual una sola nación, tal como sugirió en 1956 un joven australiano.

En una fiesta multicultural y multicolorida, que convirtió el estadio en un salón de baile para los atletas, desfilaron artistas australianos desde Savage Garden, pasando por John Paul Young hasta Men at Work y su tema Down Under, para cerrar con la interpretación de Slim Dusty de Wltzing Matilda, la canción más famosa en el país.

También lucieron artistas aborígenes y algunos íconos culturales de Australia, como el Cocodrilo Dundee Paul Hogan, la modelo Elle MacPherson y un grupo de drag queens representando la película Priscilla.

El espectáculo pirotécnico que cerró lafiesta empezó con un río de luz de 14 kilómetros, que conectó el estadio Olímpico con Harbour Bridge, en el centro de la ciudad, donde otra fiesta recién empezaba.

El espíritu olímpico reposa hasta que una gran antorcha vuelva a encenderse dentro de cuatro años en Atenas.