LUNES 2 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Exhiben el documental Las cenizas del volcán


Pedro Pérez Rosado da voz a los zapatistas en Donostia

Ť "Quería contar el destino convulso de los indígenas", comenta

Patricia Landino, San Sebastián Ť
La voz de los zapatistas también se levantó en San Sebastián. En la sección
Made in Spanish del 48 Festival de Cine de Donostia, el documental Las cenizas del volcán, del director valenciano Pedro Pérez Rosado, ha renovado cierto interés hacia el movimiento zapatista por parte de un público sensible y conocedor del problema.

Al estallar el conflicto chiapaneco en enero de 1994, Pérez Rosado se trasladó a esa región para tomar imágenes de rostros encapuchados que se alzaban con la esperanza de lograr otras condiciones de vida, a las que dio forma en un documental titulado El dolor del sueño. "Quería dar cuenta del destino convulso de los pueblos indígenas", expresó el director.

Cinco años más tarde, se preguntaba qué sería de esa gente después del total silencio, por lo que en 1999 volvió a Chiapas. Encontró 60 mil soldados formando lo que el llama "el cerco del silencio"; se topó con un retén militar en cada
camino, que trató de impedirle a toda costa el acceso a las zonas más afectadas por el abandono y la miseria. A pesar de ello, se internó en la región para atestiguar que el prometido diálogo de paz entre el gobierno y las comunidades rebeldes era en realidad una estrategia de guerra, que desde el lado de los más débiles parece haberse perdido.

Esta noche, el documental Las cenizas del volcán mostró un levantamiento
dejado en el olvido. La actriz Ofelia Medina, el escritor Carlos Montemayor,
el periodista José Gil Olmos, el fotógrafo Raúl Ortega, o el ex gobernador
rebelde Amado Avendaño dan cuenta de un movimiento rebelde completamente
debilitado tras la desarticulación de sus bases militares y sociales, así
como de la diócesis que lo impulsó y le dio su apoyo.

El documental expuso a hombres y mujeres que se tienen que despertar todos
los días con el ruido de las tanquetas que rondan la zona; con el miedo de
que llegue una tormenta y acabe con sus techos de palma o sus paredes de
lodo; con la incertidumbre de qué van a comer o con el recuerdo de sus
'hermanos' asesinados por los paramilitares, de los que nadie lleva la cuenta.

En Made in Spanish también se presentó la película Rito terminal, dirigida
por el mexicano Oscar Urrutia, una historia que se mueve entre lo real y lo
fantástico. El título de la película, hablada en español y en mixteca, y filmada en comunidades de la sierra oaxaqueña, hace referencia a "un término antropológico", que sugiere un estado de transición entre la vida y "la última entrega de la vida", según creencias de algunas comunidades
indígenas.

Urrutia buscó dar luz, sin hacer un juicio de valor, a esa otra parte de México "que se ha mantenido en el olvido; que normalmente no se ve reflejada en el cine".
Por su parte, el director nacido en la ciudad de México Juan Carlos de
Llaca, presentó en este festival su película Por la libre, la cual tuvo una
gran acogida entre los espectadores.

En ella, cuenta la historia de un viaje
improvisado a Acapulco, en el que van el abuelo y sus dos nietos, sólo que
el abuelo va muerto, en forma de cenizas. De Llaca reivindica la lucha por
los ideales, por un rompimiento con una sociedad alejada de la honestidad y
del amor, sumida en una frivolidad material de seres que ya están muertos
aún en vida.

Es una comedia que parece ligera, pero "tiene muchos niveles dentro de esa aparente ligereza", comenta el director para La Jornada. Además de una interesante banda sonora, este segundo largometraje de De Llaca, que será estrenado en México el 20 de octubre, logra cabalmente la
intención del director, que en sus propias palabras es "dejar a la gente con el espíritu arriba".