LUNES 2 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Advierte sobre la "revolución conservadora"
Peligra la gobernabilidad por la lucha priísta: Hernández Navarro
Ť El juego es el mismo, cambió el adversario: González Souza
María Esther Ibarra Ť Ante la convicción de que el gobierno de Vicente Fox será más "autoritario" que el priísta y frente al riesgo de ingobernabilidad, la sociedad civil debe replantear sus acciones, pues ni la izquierda mexicana ni los partidos políticos han demostrado ser actores eficaces para encauzar la transición democrática, coincidieron los académicos e intelectuales Paulina Fernández, Luis Hernández Navarro y Luis González Souza.
Si bien hubo consenso en que el 2 de julio marcó el fin del viejo sistema del partido en el gobierno, la pregunta crucial es cómo frenar lo que Luis Hernández llamó el inicio de una "revolución conservadora", que representa la llegada de Fox a la Presidencia de la República. "El juego sigue siendo el mismo, sólo cambió el adversario y el riesgo es seguir con las inercias de antes", planteó González Souza.
Paulina Fernández fue más allá: "Se rompieron las tradicionales reglas políticas, pero un cambio de partido en el poder no es condición suficiente para instaurar un nuevo y mejor régimen propiamente democrático. A juzgar por lo acontecido en los últimos años, se puede afirmar que los cambios de personas y de partido en el poder no traerán consigo una transformación completa del régimen".
Se requiere de una izquierda flexible y creativa: Luis Hernández
Ponentes en el segundo día del Foro Amplio Sobre la Necesidad de un Nuevo Discurso y Práctica de la Resistencia, que ayer concluyó en la Facultad de Economía de la UNAM y organizado por el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), los tres formularon alternativas para que transitar hacia un real sistema democrático en el país.
Para Luis Hernández, coordinador editorial de La Jornada, el principal problema es ver con ojos viejos una situación nueva: el inicio de una revolución conservadora. "Hoy más que nunca hace falta una opción, en la cual se requiere una izquierda creativa y flexible y no dogmática ni sectaria, pues de lo contrario quedará borrada del espectro nacional", dijo.
Pero también resaltó la necesidad de buscar espacios entre otros sectores, como el campesino, el cual "es un actor que se ha replegado, pero volverá sin duda a tener presencia nacional, o en las maquiladoras donde labora el grupo de trabajadores que más rápidamente crece y donde no hay sindicatos o éstos son blancos".
Sin embargo, estimó que el mayor riesgo para la ingobernabilidad del país es la disputa por el PRI. "El PAN lo ve y ha intentado fortalecer los nexos, principalmente con Roberto Madrazo para garantizar acuerdos y equilibrios políticos".
Y aun cuando fue quien más cuestionó la actuación de los partidos políticos, Paulina Fernández, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, aseveró que sin la participación de esos organismos y del movimiento obrero "resulta difícil intentar o reorientar un cambio democrático en el país", al advertir no desdeñar el "riesgo de un régimen autoritario de nuevo tipo, sin el PRI pero con todas las características propias del priísmo".
Con el reconocimiento del triunfo electoral de Fox, el sistema autoritario "puede verse revitalizado no sólo por la legitimidad obtenida en las urnas, sino también por las bases legales y políticas que histórica y tradicionalmente le han conferido al presidencialismo mexicano atribuciones que hacen, de ese, un poder unipersonal por encima de cualquier otro poder instituido", afirmó.
Por ello, instó a que los partidos políticos abandonen su postura de estar "preocupados y ocupados primordialmente de las actividades electorales, o más atentos a las oportunidades que brindan los gobernantes que a las necesidades de los gobernados, y diestros en el manejo de las relaciones privadas con el poder y cada vez menos aptos en las relaciones públicas con la sociedad".
Luis González sumó otros temores. Dijo que las "tendencias apuestan que se instaure un gobierno de derecha o se dé una involución, lo cual presenta un escenario más complicado para las fuerzas progresistas y revolucionarias del país". Para el académico universitario la transición decisiva será la cultural que "va más allá de lo electoral y cuyo eje central tiene que ver con las formas de hacer política".
Empero, lo fundamental para "empujar" la transición cultural -destacó Luis González- será el papel activo o pasivo que adopte la sociedad, "si su participación es esporádica o de acarreos". Ante esto, "el primer reto es proteger y mantener los embriones que ya se tienen en todo el país más allá de los partidos".
De igual modo, los tres ponentes coincidieron en reprobar la actitud de los líderes del movimiento obrero organizado, pues, resaltó Paulina Fernández, "charros rojos, amarillos y blancos, de todos los tamaños y hasta quienes se dicen dirigentes de sindicatos independientes, están repitiendo los rituales a que el priísmo los había acostumbrado: desfilar ante el futuro presidente para ofrecerle disciplina y garantizarle paz social a cambio de ser apoyados por el poder para mantenerse en sus cargos".
Entre los asistentes al auditorio Narciso Bassols también fueron reiterativos los cuestionamientos a la ineficacia de los partidos políticos de oposición y de la izquierda, en particular por la actuación del PRD, que en términos generales, se criticó, no estuvo a la altura de las expectativas que planteó para gobernar la ciudad de México.