Ť VENTANAS
Ť Eduardo Galeano Ť
Llamadas
El bombero inglés Mark Newman se abrió paso, a golpes de hacha, y entró en un vagón del tren que se había estrellado contra otro tren a la salida de la estación de Paddington.
El vagón estaba tumbado. A través del humo, que agregaba niebla a la niebla, Mark pudo ver a los pasajeros caídos unos sobre otros, maniquíes rotos en pedazos entre las maderas en astillas y los hierros retorcidos; y con su linterna recorrió esos restos buscando, en vano, algún signo de vida.
No se oía ni un gemido. Sólo rompían el silencio los timbrazos de los teléfonos móviles, que llamaban y llamaban y llamaban desde los muertos.