DOMINGO 1o. DE OCTUBRE DE 2000
Ť Angeles González Gamio Ť
Yo Polanco
Así se titula un libro de reciente aparición, de la colección Barrios y pueblos, que ha venido publicando el Gobierno del Distrito Federal. Ahora le tocó el turno a Polanco, que más bien se conoce como colonia de postín, aunque en ciertas partes tiene una rica vida de barrio. La autora, doña Gloria Villalobos de Castillo Mena, nació y ha vivido toda su vida en el sitio, al que evidentemente profesa gran amor, que se descubre desde la dedicatoria: "A ti, mi incomparable Polanco".
Doña Gloria realizó una exhaustiva investigación para darnos a conocer la historia de la hermosa colonia, iniciando en la época prehispánica, en que era una llanura, cruzada de algunos ríos, que servía de paso hacia Azcapotzalco y Chapultepec. Tras la conquista se establecieron ranchos y haciendas y se cultivaron sus fértiles tierras. La hacienda de Los Morales llegó a ser de las más prominentes, con grandes extensiones de tierras muy bien trabajadas; parte de ella había sido el rancho de Polanco.
Ese fue el sitio escogido por José G. de la Lama y Raúl Basurto, visionarios fraccionadores que ya habían desarrollado exitosamente, entre otras, la colonia Hipódromo. La traza y la urbanización son sin duda de las mejores de la ciudad, lo que se advierte en sus amplias calles con generosas banquetas jardinadas, zonas verdes y varios parques. Hay que señalar que esto último fue obra del arquitecto Enrique Aragón Echegaray y del ingeniero Francisco Lasso. Destaca el conocido como Parque de los Espejos; de gran extensión, lo divide la avenida Julio Verne y se distingue por los espejos de agua que lo bautizaron.
También tiene un teatro al aire libre, una enorme jaula que antiguamente tuvo pájaros y ahora funciona como galería, mismo uso que tiene una torre con un reloj. El diseño de las bancas y los letreros, que se han conservado hasta la fecha, con un cierto aire art-deco, le brindan una especial personalidad.
En la colonia Hipódromo, los fraccionadores diseñaron la traza siguiendo la forma del corredero de caballos que bautizó el lugar, y en Polanco, una de sus avenidas más lujosas: Campos Elíseos, de ondulante trazo, siguió el cauce del río que cruzaba las añejas haciendas. Desde sus inicios, en la década de los treinta, la venta de terrenos fue exitosa; correspondió a una época de México en la que había una bonanza económica, lo que llevó a que personas de recursos construyeran grandes residencias. Aquí se popularizó un estilo extravagante llamado por algunos "colonial californiano" y por otros neobarroco. El resultado son unas mansiones ornamentadas con marcos de cantera, en puertas y ventanas, abigarradamente labradas, con techos de teja y adornos de azulejos, considerados por muchos unas aberraciones arquitectónicas. Sin embargo, al paso del tiempo se han ganado su lugar y ahora, convertidas buena parte de ellas en restaurantes y boutiques, son muy codiciadas y ya hasta se les ve cierto encanto.
Fue el sitio seleccionado por innumerables miembros de las colonias judía y libanesa, quienes con los mexicanos crearon una comunidad armónica, que convivía en los parques, en la nevería, el sanborcito y en los establecimientos comerciales que atendían familias que habitaban allí mismo, imprimiéndole así un sabor de barrio, que en buena medida se conserva. Uno de esos establecimientos fue Helados Capri, que al paso de los años se volvió un simpático restaurante que todavía subsiste, manejado por la misma familia de origen italiano que lo fundó. Ubicado a unos pasos del Parque de los Espejos, en Julio Verne número 89, es una buena opción para comer gratamente en el rumbo y a precios razonables. Muy recomendables las pastas que elaboran allí mismo, la ensalada Capri y la polenta.
De hoy en adelante las crónicas serán más breves, pues ya 0hubo una llamada de atención de que me extiendo demasiado, por lo que pido una disculpa al redactor, pero es tanto lo que hay que decir de nuestra maravillosa ciudad, que es difícil no pasarse del límite.
Aprovecho para agradecer sus estimulantes mensajes a los compatriotas que están en el extranjero. Antonio Juárez, en Inglaterra; Lorenzo Calzada, en Japón; Joe Adcok, en Estados Unidos; Manuel Carrillo, en Suiza, y Emma Jiménez, en Canadá šmuchas gracias! (las mismas para los locales, igualmente apreciadas).