SABADO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Juan Moreno Pérez Ť
Más crema a los tacos
Ante las muchas preguntas respecto al apoyo presupuestal que está recibiendo el equipo de transición de Vicente Fox, el presidente electo ha respondido con enojo, lanzando acusaciones de que lo único que se pretende es ponerle piedras en el camino. Además, usando su conocido lenguaje coloquial, ha acusado a los comentaristas de echar "mucha crema a sus tacos", agregando que no es necesario tanto brinco, estando el suelo tan parejo.
Sin embargo, Fox parece olvidar que esta discusión es respecto al uso de recursos públicos, de dinero de los contribuyentes, por lo que el debate es totalmente legítimo. Si bien es sabido que durante las anteriores transiciones priístas los equipos de los presidentes electos recibían todo tipo de apoyos subrepticios, no incluidos en ninguna ley, el cambio por el que votó la mayoría de los mexicanos el pasado 2 de julio exige, entre otras muchas cosas, la eliminación de ese tipo de prácticas. Por ello, no parece ocioso seguir echando "más crema a los tacos".
Hasta el momento, el costo conocido del equipo de transición asciende a 53.3 millones de pesos. De ese monto, 23.9 millones están representados por los 185 contratos por honorarios que ha otorgado la Secretaría de Hacienda para el periodo agosto-noviembre. Los restantes 29.4 millones corresponden al fideicomiso creado para financiar los demás gastos, de los cuales, 10.3 millones de pesos han sido aportados por el gobierno. La erogación del famoso equipo está calculada para los cuatro meses que durará la transición. Si ese gasto se mantuviera por todo un año, ascendería a 159.9 millones de pesos.
Este egreso puede compararse con el presupuesto anual aprobado para algunas oficinas de secretarios de Estado. Por ejemplo, la oficina de José Angel Gurría, titular de Hacienda, tiene presupuestados 58.5 millones de pesos; la oficina de Carlos Ruiz Sacristán, de Comunicaciones y Transportes, tiene asignados 33.6 millones; a la oficina de Herminio Blanco, de Comercio y Fomento Industrial, le corresponden 52.3 millones; y a la oficina de Luis Téllez, de Energía, 79.2 millones de pesos. En conjunto, las cuatro oficinas gastarán 223.6 millones de pesos, monto superior al que utilizará el equipo de Fox.
En las cuatro oficinas citadas trabajan 416 empleados, de los cuales, 30 corresponden a altos funcionarios: los cuatro secretarios; uno con nivel de subsecretario (en la oficina de Gurría); cinco con plaza de jefe de unidad; seis con nivel de director general; y los otros 14 con rango de director general adjunto. El sueldo promedio bruto de los 30 funcionarios alcanza 126 mil 978 pesos mensuales. A ese generoso ingreso se agregan gastos para comidas, gasolina y otras prebendas por 55 mil pesos mensuales en promedio. Así, el costo directo de los 30 funcionarios asciende a 65.5 millones de pesos, 29.3 por ciento del presupuesto asignado a esas oficinas.
Comparado con lo anterior, los criticados sueldos de 85 mil 300 pesos mensuales de los 18 coordinadores del equipo de Fox, no resultan tan elevados. Así, mientras cada uno de los 30 altos funcionarios mencionados percibe el mismo ingreso que 171 trabajadores de salario mínimo, los sueldos de los coordinadores del equipo de transición corresponden a 81 salarios mínimos. Algunas personas se pueden preguntar Ƒpara que comparar esos ingresos con el deteriorado salario mínimo? La respuesta es muy sencilla: porque ese ingreso es el que todavía percibe la mayoría de los mexicanos.
En la última Encuesta Nacional de Empleo publicada por el INEGI, correspondiente a 1998, se incluye un cuadro con estimaciones de la población ocupada según nivel de ingresos (pág. 193). Ahí se destaca que 19.3 por ciento percibe menos de un salario mínimo; 30.6 por ciento entre uno y dos salarios mínimos; y 13.4 no recibe ingresos. Si se asigna al primer segmento 75 por ciento del salario mínimo en promedio, y al segundo grupo un factor de 1.6 veces ese salario, encontramos que 63.3 por ciento de la población ocupada en nuestro país percibe en promedio un exiguo ingreso similar al salario mínimo.
Ante esta dramática realidad, tratada de disimular con las festinadas cifras macroeconómicas, la discusión sobre los elevados ingresos de los servidores públicos, en especial los de alto nivel, resulta un tema de gran relevancia. Aunque a Vicente Fox le parezca el suelo muy parejo, el ingreso de los mexicanos continúa siendo demasiado disparejo. Asuntos como el comentado deberán seguir siendo discutidos, sobre todo durante la elaboración del presupuesto de egresos para 2001.
Planteamientos como los de Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de disminuir aún más los sueldos de los altos funcionarios del Gobierno del Distrito Federal, deberían retomarse en la discusión del presupuesto federal para el próximo año. Propuestas como esa, no deberían ser desechadas con acusaciones de populismo, ya que nada justifica unos exagerados sueldos y prebendas a costa del erario público, cuando muchos millones de mexicanos sobreviven con ingresos que no les alcanzan, ni para crema, ni para tacos.