SABADO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Luis González Souza Ť
Ya basta mundial
La inhumana globalización en curso tiene un futuro muy pobre, si algún futuro tiene. No es un asunto abstracto ni lejano. El futuro de nuestro propio país se desvanece a medida que se hunde en el sótano del supermercado global.
Milagrosamente, sin embargo, todavía hay alguien que se anima a decir "šBasta!". Todavía hay una reserva de dignidad, que es la base de cualquier futuro real, humano. Y todavía más milagroso, ese Ya basta se globaliza rápido: de Seattle a Praga, pasando por Davos, Bangkok, Melbourne y, para no ir más lejos, Washington, Filadelfia y Los Angeles, ciudades estratégicas del mandamás global de nuestros días.
Ya no es un "šBasta!" incidental. La "llamarada de petate" zapatista, directa o indirectamente, pinta para sacudimiento global desde y para la dignidad. Porque es un reclamo de dignidad lo que permea a las protestas de los "antiglobalizadores": basta de la dictadura clandestina del gran capital y sus agencias (FMI, Banco Mundial, OMC, Foro de Davos); basta de una globalización que todo lo mercantiliza; basta de un "comercio libre" que a todos convierte en cosas; basta de una deuda tan eterna como la pobreza que provoca en los países de por sí pobres; basta de esos "talleres de sudor", en que se han convertido las maquiladoras; basta de maquilar hasta el espíritu. Basta, en fin, de esta globalización tan perversa.
Antes, el reclamo de dignidad tendía a producirse de manera aislada y por la vía de las carencias. Entonces lo enarbolaban los sin-techo, los sin-tierra, los sin-patria (exiliados políticos o económicos), los sin-empleo, los sin-educación, los sin-salud y, en suma, los sin-esperanza. Pero eso ha cambiado. La esperanza ha renacido. Y el detonante ha sido el grito "šYa basta!".
En nuestra América, también es el Grito de los Excluidos, esperanzador movimiento que, nacido hace algunos años en Brasil, está por hacerse escuchar en el mismísimo Nueva York el próximo 12 de octubre. En una visión más general, es el grito ya no de las carencias, sino de las virtudes. Ya no de los sin-voz. Ahora es el grito de los con-dignidad y con propuesta.
En Praga, sin embargo, la propuesta de los con-dignidad todavía apareció difusa y con una carga contestataria, si bien harto solidaria. Predominaron demandas como la de desaparecer el FMI y el Banco Mundial, frenar el libertinaje del capital especulativo (impuesto Tobin), cancelar la deuda externa de los países pobres (Jubileo 2000 por delante). De paso se registró un nuevo récord de violencia y represión. Para salvaguardar la 55 reunión del FMI y el Banco Mundial se emplearon casi un policía o soldado por cada manifestante (alrededor de 12 mil). Y aún así, la pujanza de los con-dignidad obligó a que los máximos gerentes del supermercado global adelantaran la clausura de su Ƒfestín? en Praga.
Lo cierto es que los con-dignidad no nacieron apenas en Praga, ni siquiera en Seattle. Por lo mismo, ya cuentan con un mayor desarrollo propositivo en otros lados, destacando nuestro país a contracorriente del malinchismo. Más concreto, destacando Chiapas; y más sorprendente, lidereando los invisibles indígenas zapatistas.
Del "šYa basta!" más desesperado, el de las armas, rápidamente pasaron a propuestas que hoy retumban por todos lados: no sólo un México sino un mundo donde quepamos todos. No más lastrado por los privilegios de los mercaderes, sino un mundo donde todo sea para todos. Y por supuesto, un mundo en verdad democrático donde el mandato de las mayorías sea obedecido por todas las autoridades... con mayor razón las que nadie eligió siquiera: FMI, Banco Mundial y similares. Un mundo humano, pues.
ƑY qué estamos haciendo con ese singular aporte de México a la humanización del mundo o, si se prefiere, a la de democratización de la globalización? Salvo honrosas excepciones, la respuesta es patética. Por acción o por silencio cómplice, estamos permitiendo hasta la extinción física del Ya basta zapatista. Basta ver el recrudecimiento de la represión, ahora mismo, en Yajalón, Chenalhó, El Bosque o Chilón. Así de chilones andamos.
Y ello sin importar que el Ya basta inclusive haya servido a campañas como la del "Ya" de Fox y al consiguiente cambio del 2 de julio, por todos tan acariciado.