VIERNES 29 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Entrevista con Enrique Diemecke, director de la Sinfónica Nacional


Quiero morir sintiéndome un músico y no traicionar esta parte de mi vida

Ť Comienza la Temporada de Conciertos de Otoño en el Palacio de Bellas Artes

Ť La educación sonora en las escuelas propiciará que seamos mejores seres humanos

diemecke-enrique-jpg Pablo Espinosa Ť Cuando lo enuncia y quizá sin él percatarse del acto reflejo, su mano derecha traza siluetas alrededor del sitio donde en el pecho se ubica el corazón: ''Quiero morirme sintiéndome un músico, porque antes que nada soy un músico. Toda mi vida me he preparado para ello y no voy a traicionar nunca esta parte tan bella y tan hermosa de la vida que significa el ser un músico. Eso me ha dado la fuerza para conservar una relación de respeto y entendimiento con una orquesta, con la convicción común de que todos estamos trabajando para lo mismo, en el entendido mutuo de que esto no es un trabajo sino un privilegio".

Más fácil es recortar presupuestos que preparar buenos docentes

Han transcurrido tranquilamente quince minutos luego de concluido su ensayo con la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y Enrique Diemecke aún respira notas, las que hace instantes reproducía a través de los instrumentos de la orquesta, como una respiración natural. En entrevista con La Jornada, despliega un alud de ideas plenas todas de convicciones y certezas:

''Estamos en una nueva coyuntura de posibilidad de cambio. Estoy convencido que en el territorio de la cultura el único camino para un cambio es en el terreno de los artistas, no de la administración, la burocracia, porque nuevamente es evidente que los burócratas se van y quedan, como siempre, los artistas.

''A ellos habrá que dirigirse, es a ellos a quienes se debe consultar: Ƒqué no les ha llegado?, Ƒpor qué no se han desarrollado?, Ƒpor qué no son tratados como profesionales, que lo son?, Ƒpor qué los músicos están tan mal pagados? responderles con hechos, enfatizar en que hacen falta más escuelas de música, pero sobre todo:

''Implantar en las escuelas la educación musical como obligatoria y aquí nos remitiríamos al problema del huevo y la gallina: Ƒdónde están los buenos maestros para garantizar esa educación musical en las escuelas?

''Independientemente de que a los gobiernos les ha sido más fácil recortar presupuestos que preparar buenos maestros, podemos pensar en todos los buenos músicos mexicanos que tocan en nuestras orquestas y que debido a los malos salarios que perciben se ven en la necesidad de entrar al sistema que llamamos del güeso (tocar en fiestas privadas).

''En lugar de eso, que mejor den clases, que asistan a las escuelas en lugar de andar correteando entradas extras, en el güeso.

''Podemos formar cuartetos, duetos, que vayan a las escuelas, a implantar semilleros, educación, motivaciones, significados. Hay que advertir que la educación musical en las escuelas debe ser obligatoria no para hacer de todos los alumnos músicos profesionales, sino sencillamente mejores seres humanos, personas sensibles a la música."

Enrique Diemecke ha rebasado una década al frente de la Sinfónica Nacional, la orquesta mexicana por antonomasia, con la que ha alcanzado niveles de calidad exultantes, recuperando el brillo que había perdido ese agrupamiento en épocas anteriores.

La carrera del maestro Diemecke, joven, brillantísima promesa cuando dirigía junto con Eduardo Diazmuñoz a la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) y se perfilaban como posibles herederos de las alturas de Eduardo Mata, se ha consolidado con creces: la parte internacional de su trayectoria es harto luminosa.

Por ejemplo, el 15 de agosto triunfó rotundamente en el mismísimo Hollywood Bowl, dirigiendo a la Filarmónica de Los Angeles, éxito que superó dos noches después cuando esa orquesta, considerada entre las diez más importantes del planeta, ejecutó bajo sus órdenes obras de Maurice Ravel, Carlos Chávez, Silvestre Revueltas y Joaquín Rodrigo. Una semana después fue el público del Teatro Colón de Buenos Aires el que constató la maestría de Enrique Diemecke, cuando dirigió a la legendaria Filarmónica del Teatro Colón.

Uno de los protagonistas de la cultura nacional

Asimismo, The New York Times destacó la calidad del disco que contiene la música de La Coronela, partitura de Silvestre Revueltas, así como el Danzón número 2 de Arturo Márquez. El diario francés Le Monde refrendó tal calificación en tanto que la Academia del Disco Lírico de Francia galardonó a Diemecke con el premio Bruno Walter, Orfeo de Oro por su grabación en vivo de la ópera Parisina, de Pietro Mascagni.

Esta noche, a las 20:30 horas (con transmisión en vivo por la frecuencia de Radio Educación y por Internet en http://radio.inba.go.mx) Enrique Diemecke inicia su Temporada de Conciertos de Otoño en la sede de la OSN, el Palacio de Bellas Artes.

La temporada lleva por título ''Los grandes hits de la música" y el primer programa, que se repetirá el domingo al mediodía, reúne partituras de Gabrielli, Corelli, Pachelbel (su celebérrimo Canon), Monteverdi y Vivaldi (por supuesto: Las cuatro estaciones).

A la batuta, el maestro Enrique Diemecke, protagonista excelso de la cultura nacional.