JUEVES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2000

 


Ť Jean Meyer Ť

Sangra sobre mojado

Llueve sobre mojado en Timor y en Sri Lanka, pero la lluvia es de sangre. Fue necesaria la muerte de varios trabajadores de las Naciones Unidas en Timor para que nos acordáramos de la gran isla y del siniestro papel de ciertos altos mandos del ejército indonesio. Que le tiren a mantener un imperio amenazado por fuerzas centrífugas o a desestabilizar el proceso democrático en Indonesia no importa tanto como el hecho mismo. La ONU se queja, con toda razón de la "caza al hombre" de la cual han sido víctimas sus agentes en los campos mal llamados de refugiados de Timor occidental. Más que refugiados se trata de personas desplazadas, la mayoría contra su voluntad, por los paramilitares y el ejército indonesio cuando tuvieron que abandonar a Timor oriental a la ONU y a los independentistas. Las mismas fuerzas no han permitido a las DP regresar a sus hogares. Por lo pronto la ONU ha retirado toda su gente, lo que deja a los campos de refugiados bajo la férula de las milicias proindonesias, sin ningún observador internacional sobre el terreno.

El gobierno indonesio ha prometido desarmar y neutralizar a las milicias, pero como sus jefes han sido siempre pagados y protegidos por el ejército, es de dudar que se realice esa promesa. Esa matanza repitió, en pequeñísima escala, los acontecimientos de hace un año: linchamiento, machetazos, quema de los cadáveres. El presidente Wahid, en la sesión del Milenio en las Naciones Unidas de Nueva York, declaró que la programación de la violencia para ese momento preciso dejaba en claro la voluntad de desprestigiarlo. Lo cierto es que los militares presentes no hicieron nada para frenar a las milicias.

En cuanto a Sri Lanka, la antigua y hermosa Ceilán, parece estar condenada a una larga guerra sin fin. Desde 1983 han muerto más de 70 mil personas y todos los intentos de mediación directa o indirecta han fracasado de modo que eso parece "una guerra de Cien Años con armas modernas", como dice Michael Ondaatje en su terrible novela Anil's Ghost. ƑQué ha sido de la isla modelo de estabilidad, democracia y progreso de la cual me hablaban mis profesores de geografía en el Liceo Francés? ƑPor qué no han podido más vivir juntos la mayoría sinhalesa y la minoría tamil (o tamul)? Sería demasiado largo contarlo y también inútil porque ahora el hecho mayor es la guerra que es la propia causa de su perpetuación.

En el transcurso de la guerra los extremistas Tigres Tamiles han eliminado físicamente a sus colegas moderados y cuando el gobierno de Colombo se resignó a ofrecer una federación con una república autónoma tamil era demasiado tarde. El terror, las atrocidades, la guerra sin cuartel han durado tanto que los motivos primeros del conflicto han desaparecido. Ahora la violencia se autoalimenta y la opinión internacional descubre con asombro tigrillos tamiles de ocho, diez y doce años, como ha descubierto a sus 300 mil hermanitos y hermanitas de veinte guerras atroces de Asia, Africa y Colombia. La prensa mexicana reprodujo el reportaje del New York times (10 de septiembre) sobre las niñas Renuka y Malar, reclutadas a los once y ocho años y ahora con dos y cinco años de lucha armada. El testimonio de Malar es tan impresionante que sigue, después de su captura, totalmente entregada a la causa de los Tigres.

ƑHarán la guerra los Tigres hasta la muerte del último niño, de la última niña tamil? ƑCreen en la posibilidad de una victoria militar o están más allá de cualquier análisis estratégico? ƑQué pueden inventar sus adversarios para desarmarlos? ƑY el resto del mundo?