MIERCOLES 27 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Cuestionamiento al poder trasnacional


Batallas campales en Praga; 200 detenidos y decenas de heridos

Ť La protesta congregó a 10 mil activistas de todo el mundo

Jesús Ramírez, enviado, Praga, 26 de septiembre Ť Esta noche Praga todavía era un campo de batalla a causa de los enfrentamientos entre la policía checa y los manifestantes que se reunieron para protestar contra la 55 cumbre del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Grupos de jóvenes radicales y antifascistas provenientes de toda Europa levantaron barricadas y prendieron fogatas en diversos puntos de la ciudad, para rechazar los ataques de la policía que disolvió las protestas por la fuerza al ser declaradas ilegales.

Desde la mañana, más de 10 mil personas de un amplio espectro de movimientos sociales y civiles tomaron la ciudad. Asediaron y bloquearon las avenidas de acceso al Centro de Congresos donde se realiza la reunión de los organismos financieros internacionales. En distintos puntos de la ciudad los enfrentamientos provocaron la paralización de las actividades durante todo el día.

El saldo de estas refriegas fue de 54 policías heridos (12 hospitalizados) y 11 activistas lesionados; según la policía checa, hasta el momento han sido detenidos unos 100 manifestantes. En conferencia de prensa, los voceros de la Iniciativa contra la Globalización Económica hablaban de 200 detenidos y decenas de heridos.

Praga ocupada por globalifóbicos

Las acciones comenzaron desde temprano. Pequeños grupos realizaron actos de desobediencia civil en algunos hoteles y plazas del centro de la ciudad. Unos mil italianos marcharon desde el estadio Strahov para trasladarse a la plaza Miru, donde se concentrarían todos los contingentes.

En la descubierta marcharon con ellos seis parlamentarios italianos: Paulo Ciento, Fiorello Cortiana, Athos De Luca, Francesco Gracia, del partido de los verdes, y Ramón Mantovanni y Giovanni Russo, de Refundación Comunista. Tras ellos los militantes de la asociación šYa Basta! vestían trajes blancos de hule espuma, portaban cascos y máscaras antigás. Dos muchachas de Milán cargaban una pancarta que decía ''La revolución es global''.

El diputado Paulo Ciento señaló que ''este movimiento pone en el centro del debate el tema de la democracia dentro de la globalización. Queremos que la gente decida su futuro libremente, por eso cuestionamos el poder trasnacional que decide por todos''.

Cuando los italianos arribaron al centro de la ciudad, un grupo entró a MacDonald's donde destrozaron el inmobiliario. ''Esta es una acción para destruir uno de los símbolos de la globalización que está provocando pobreza en el mundo'', explicó Ricardo, un joven de Roma.

En la plaza Miru se reunía gente de lo más diverso. Muchos jóvenes portaban letreros a favor de la no violencia. A un costado de la iglesia se podía ver a militantes de grupos de la vieja izquierda convivir con jóvenes punks libertarios o ecologistas.

A las 11 de la mañana comenzó la marcha. Portando banderas de todos los colores avanzaron hacia la sede de la reunión del FMI-BM y divididos en tres grupos buscaron llegar, pero encontraron que todas las vías de acceso estaban bloqueadas por la policía checa.

En varias calles ocurrieron enfrentamientos violentos, y en otras prevaleció la resistencia civil pacífica. Al final de la jornada se impuso la lógica de los más radicales y se extendieron los disturbios.

El blanco, símbolo de resistencia civil

El contingente principal de la marcha estaba integrado por jóvenes italianos, con ellos marchaban anarquistas griegos, militantes kurdos, irlandeses y finlandeses, así como integrantes de diversas ONG.

Después de caminar varias calles llegaron al puente Nusle, que estaba bloqueado por un impresionante dispositivo de la policía. Más de 300 elementos de las fuerzas de seguridad se apostaron delante de seis tanques antidisturbios con escudos, macanas y máscaras antigás. Sobre los vehículos blindados había pancartas que en varios idiomas explicaban que la manifestación había sido declarada ilegal, por lo que invitaban a los manifestantes a retirarse o a sufrir el uso de la fuerza.

La marcha detuvo su paso a la entrada del puente. Ahí se informó que resistirían pacíficamente. ''No estamos armados, sólo tenemos nuestros cuerpos para enfrentar a la policía. Venimos a hablar de los millones de pobres que sufren las consecuencias de las decisiones del poder económico'', expresó uno de los voceros.

Los italianos, de blanco y pertrechados con sus improvisados uniformes acolchados, portando cascos, máscaras antigás y escudos enfrentaron la barrera policiaca con sus cuerpos. La contienda desigual duró varias horas hasta que decidieron retirarse. ''Nos retiramos porque ya cumplimos nuestro objetivo de protestar contra esta cumbre'', señaló Luca, un joven de Padua.

Entre la paz y la guerra...

A ritmo de samba y en un ambiente carnavalesco otro grupo intentó llegar al palacio por la autopista, pero otra barrera de policías se lo impidió. En ese contingente había punks, anarquistas, lesbianas homosexuales y ecologistas. La mayoría decidió sentarse en el suelo frente a la policía. Sin embargo, un grupo de jóvenes alemanes y españoles comenzaron a lanzar palos y botellas contra los uniformados, que procedieron a disolver la reunión con golpes y gases lacrimógenos. Un grupo de este sector alcanzó a llegar al Centro de Congresos hacia las 4 de la tarde, momento en que los delegados de la cumbre ya se habían retirado. Ahí hubo otro enfrentamiento que duró dos horas y media.

Por la avenida Slupi avanzaron los más radicales, eran punks alemanes, polacos, españoles y franceses que acompañados por activistas antirracistas checos y un grupo de vascos comenzaron otra batalla campal con la policía.

Los jóvenes levantaron los adoquines del pavimento, destruyeron mobiliario urbano para colocar barricadas y encender fogatas, y durante varias horas la policía intentó desalojarlos con andanadas de bombas de humo y gases. Las columnas de humo podían verse desde distintos puntos de la ciudad. La policía avanzó palmo a palmo en medio de una lluvia de piedras, y terminó por disolver los grupos de inconformes.

La protesta se extendió por el centro de Praga. En la plaza del museo principal se concentraron los contingentes que fueron a protestar a la ópera donde se iba a ofrecer una cena a los delegados del FMI, que finalmente tuvo que ser suspendida.

Un grupo de manifestantes comenzó a destruir varios establecimientos y un banco, pero apareció la policía y los desalojó. Entrada la noche, los enfrentamientos continuaban en calles y plazas, aunque la mayoría de los manifestantes se había retirado a sus albergues y casas. Se espera que mañana continúe la protesta.

Una joven checa comentó: ''Esta protesta me parece muy bien para que sepa el mundo que hay mucha gente que está en contra de la pobreza, pero no entiendo que algunos la aprovechen para hacer violencia. Lo importante es que vino mucha gente a decir que quieren un mundo nuevo''.