LUNES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť El público recibió prendido a la banda sajona en el Metropólitan


Apocalyptica, fusión del heavy y el cello

Jorge Caballero Ť El Teatro Metropólitan rozó en el apocalipsis, cuando el cuarteto Apocalyptica salió a escena para interpretar la descontrucción/fusión que hace del heavy metal y de la música clásica con el instrumento ex exclusivo de ésta: el cello. El público, en delirio, festejó las interpretaciones de la banda a lo largo de la hora y media que duró el recital, reforzado con un excelente juego de luces.

La banda se presentó con la característica puntualidad sajona, a las 20:30 horas: "Buenas tardes ciudad de México", fueron las palabras para entablar el vínculo entre Eicca Toppinen, Max Lilja, Paavo Lotjonen y Perttu Kivilaakso y sus fanáticos mexicas. La canción inicial fue in memoriam; los vitoreos y ovaciones comenzaron para convertirse en una continua comunión pesada, mágica.

La imagen de la calavera que aparece en el más reciente disco de la banda cubría las espaldas a los cellistas y aparecía y desaparecía a placer. El cuarteto recorría sus instrumentos con premura y de vez en cuando atacaba el escenario blandiendo sus instrumentos de cuerdas.

La emulación que hicieron de la música/espíritu de las potentes bandas Pantera, Sepultura, Faith No More y por supuesto Metallica quedó intacto. Las ensoñadoras interpretaciones que hicieron de For whom the bell tolls, M.B., Creeping death, Harmaggedon y Fight fire with fire, entre otras, fueron impecables y degustadas al máximo.

Apocalyptica también dio una muestra de su material original, contenido en su más reciente producción discográfica Cult con dos temas: Pray y Struggle.

Pero el apocalipsis llegó cuando Eicca Toppinen iba a presentar la rolota One y el público comenzó a gritar el nombre de dicha canción, como sí la adivinaran.Rápidamente los susurros de los cinco mil asistentes al inmueble de Independencia se convirtieron en un coro.

Un concierto inmejorable en donde Apocalypt

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ica puso la música y el público completó entonando las letras.

A este delirio le siguieron otros más como: Nothing else matters, The Unforgiven y Master of Puppets que enloquecieron a los fanáticos.

El recital transcurría, los músicos se funden en uno con su cello, con las rolas, Romance, Refuse/Resist e Inquisition Symphony. El ambiente estaba en éxtasis.

Apocalyptica dejó el escenario. Las protestas del público apuraron e hicieron regresar rápidamente a los integrantes del grupo para el encore. Interpretaron el primer sencillo de Cult titulado Path y Enter Sandman; la despedida fue Hall of the mountain king, de Edward Grieg. El griterío era ensordecedor, hacía campanear los lóbulos, temblar los cabellos y golpetear el tórax.

Al abandonar de nueva cuenta el entarimado la petición de la otra subió de tono, pero el telón hizo imposible la pleglaria. El cuarteto al escuchar el desmadrote salió y dio las gracias a los fanáticos inconformes; el gesto desarmó los ánimos.