LUNES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Muestra de exclusión y hasta racismo, denuncia el ex diputado Enrique Ku


Sólo ocho legisladores representan a 10 millones de indios

José Gil Olmos Ť Su presencia es mínima, casi desapercibida, en el Congreso de la Unión. El número de legisladores indígenas se podrían contar con los dedos de las manos y aun sobran: en la Cámara de Diputados sólo hay siete y en el Senado uno. Son apenas ocho y representan a más de 10 millones de indígenas de 62 etnias. La escasa presencia, denuncian algunos congresistas, es una muestra de exclusión e incluso de racismo.

En comparación con los 14 que el PRI, PRD y PVEM registraron la Legislatura pasada, en la actual se redujeron en casi la mitad los representantes de los pueblos originarios del país. Hoy día, encontrar a un parlamentario nahua, totonaco, chontal, maya o tztotzil en el Congreso de la Unión, es como buscar una aguja en un pajar.

De acuerdo con el número de población, los indígenas deberían tener una representación proporcional de 50 diputados y 20 senadores, pero ni siquiera se acerca a lo que marca la ley electoral, señala el ex diputado del PRI Enrique Ku Herrera.

El significado de la casi nula presencia indígena en el Poder Legislativo es -para los actuales diputados del PRI, José Feliciano Moo y Can, y del PRD, Auldárico Hernández- parte de la marginación histórica que han sufrido los pueblos indios de México. O también, como expresión de la óptica folclórica a través de la cual son vistos por el gobierno, partidos y sociedad.

En la actualidad ni el PAN ni el PVEM tienen algún representante indígena entre sus filas parlamentarias. El PRI, por su parte, cuenta con cinco indígenas en la Cámara de Diputados: Cándido Cueto por Oaxaca, Justino Hernández de San Luis Potosí, Santiago López Hernández y Nicolás Lorenzo Alba Martínez, de Chiapas, y Feliciano Moo y Can, por Yucatán.

El PRD, en tanto, tiene en la Cámara de Diputados a dos indígenas: el tabasqueño Auldárico Hernández y Bonifacio Castillo Cruz, de Veracruz; y en el Senado únicamente al oaxaqueño Daniel López Santiago.

La priísta talxacalteca Beatriz Paredes Rangel y el perredista oaxaqueño Héctor Sánchez López han tratado de ser incluidos como parte del grupo de legisladores indígenas, pero estos últimos consideran que no representan a sus comunidades y pueblos.

Fuera de la Constitución, sólo folclor

Para Enrique Ku, actual miembro de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la pobre representación de las 62 etnias en el Congreso Legislativo confirma no sólo el descuido de los partidos políticos, sino la falta de voluntad política de los gobernantes y de la sociedad mexicana para representarse de manera plural.

Pero también, agrega, de los indígenas "que son demasiado institucionales al aceptar múltiples formas de sometimiento que obstaculizan el ejercicio de sus derechos ciudadanos y la solución de sus demandas fundamentales para su supervivencia".

Indígena maya de Campeche, Ku explica que en México aumentó el número de etnias en las últimas dos décadas por la llegada de los refugiados de Guatemala, entre ellas la quiché. No obstante, advierte que, paradójicamente, los legisladores indígenas han disminuido en la máxima tribuna del país.

"Todo esto se debe a que no ha sido resuelto el problema político, que no estamos representados ni contemplados en la Constitución, por eso es falso que en México seamos iguales en la ley porque en la realidad vivimos totalmente un sistema exclusión, de marginación y de opresión permanente", señala el actual presidente del Consejo Indígena Mexicano, quien hace unos días anunció la posibilidad de que al menos 50 mil de los miembros de la agrupación podrían salirse del PRI para formar otro partido.

Ex coordinador de la Comisión de Asuntos Indígenas en la Cámara de Diputados, recuerda que este órgano nunca ha considerado las iniciativas que proponen otorgarle a la población indígena al menos 10 por ciento del presupuesto nacional, con la finalidad de atender la situación de pobreza extrema y abandono en que sobreviven.

"El presupuesto otorgado a los indígenas es sólo la milésima parte, es una burla, sólo se aprueban políticas remediales y limosnas para becas, despensas, papillas y atender cuestiones de carácter cultural: šQue bailen en sus fiestas!", exclama irónicamente Ku Herrera.

Auldárico Hernández, chontal, argumenta que la ausencia de una mayoría indígena en el Legislativo es producto de las mismas políticas que los partidos, en tanto instituciones que regulan la participación indígena, las cuales deben replantear porque es "vergonzante" la forma como se trata a los grupos que son las raíces del país.

Ex candidato del PRD al gobierno de Tabasco, previene: "Este es un acto totalmente de discriminación, de racismo, de fobia por parte de grupos selectos que los hay en todas partes".

También ex senador, hace un llamado a todas las fuerzas políticas del país para un replanteamiento en su relación con los pueblos indígenas "porque si ya aguantamos 500 años de resistencia, sin que pudieran acabarnos o desaparecernos, ahora lo que preocupa es el avance en distintos niveles de participación, tanto en las Cámaras como las estructuras del poder. De no hacerlo, sería la nota discordante de toda iniciativa gubernamental de desarrollo."

Feliciano Moo y Can, a su vez, observa que ni su propio partido, el PRI, ni la sociedad han reconocido de manera plena y amplia a los indígenas. "Somos más de 10 millones de indígenas, hemos sido la sangre de este país que hoy se ha mestizado, todos los partidos, hasta los que no tienen representantes indígenas, tienen que entender que no puede aspirarse a tener un país pleno y desarrollado si se tienen comunidades indígenas marginadas desde los puntos de vista económico, político y social".

Localizado con dificultades entre la multitud de diputados que se encontraban en sesión, Moo y Can, maya de Yucatán, habla de la "insuficiencia" en la atención a los pueblos indígenas, frente a la concentración de los recursos en los centros urbanos.

"Hay que hacer un gran movimiento indígena para cimbrar la conciencia de la sociedad, de que todos somos mexicanos, y más los indígenas, a quienes se les ha sacrificado en aras del subsidio a las grandes ciudades", señala, y propone de la necesidad de impulsar proyectos que combatan estas desigualdades y el racismo.

Entre las propuestas cita las iniciativas de derechos y cultura indígenas de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y la elaborada por el presidente Ernesto Zedillo. Pero señala que se deben abrir a la discusión porque fueron elaboradas bajo ciertas condiciones "geopolíticas" que se han modificado.