DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Con ironía, da receta para escribir sobre el tema


Los estudios culturales, último grito de la moda: Reynoso

Ť Afirma que existe un imperialismo intelectual nunca antes visto

Miryam Audiffred Ť Los estudios culturales encarnan, sin lugar a dudas, el último grito de la moda, asevera el antropólogo argentino Carlos Reynoso. Tanto, que lanza con claras muestras de ironía una "receta infalible" para que cada quien escriba su propio documento sobre el tema.

"El marco teórico no es problema. Se compone copiando y pegando algo de Hall o Grossberg que haya sido citado antes y agregando una locución sarcástica mientras que el título son dos frases con dos puntos entre ambas. Realidad va siempre entre comillas. Ciencia también. Debe hablarse de cultura como si fuera la primera vez y de antropología como si fuera la última.

"El objeto es lo de menos, puede ser Rambo, y si desea mencionar a Marx, lo importante es no mostrar que se está en contra pero tampoco dejar claro que se está a favor. Ahora articule todo con todo y si todavía toma esto en serio este proceso, publíquelo cuanto antes, que el milenio está cambiando y el boom se apaga."

Autor de Corrientes en antropología contemporánea, Reynoso está de visita en México para hablar "de lo que han hecho, lo que han desbaratado y lo que les falta por hacer" a los estudios culturales. Trae la crítica en la palma de la mano y una sonrisa amable para refutar a quienes defienden con fiereza la validez de estos escritos.

Su libro Apogeo y decadencia de los estudios culturales. Una visión antropológica acaba de ser publicado por Editorial Gedisa y presentado la noche del viernes en el Museo Nacional de Antropología por Francisco de la Peña, Rafael Pérez Taylor y Raymundo Mier.

En entrevista, dice que las últimas décadas han atestiguado el nacimiento de un "imperialismo intelectual" nunca antes visto.

Si bien reconoce que en la historia hay ejemplos de este tipo de dominación, aclara que el éxito jamás había sido tan "fulminante" en la apropiación del objeto, del mercado editorial y de las oficinas académicas.

"No niego que en la antropología ha habido una especie de pereza teórica, pero ahora que estamos en la búsqueda de objetos nuevos, resulta que los estudios culturales ya se han hecho cargo de todo; aunque lo hayan llevado a cabo sin rigor.

"No hay mejor forma de calificar esta situación que diciendo que se trata de un escándalo".

Para el compilador de la obra El surgimiento de la antropología posmoderna, los estudios culturales padecen de una ausencia de métodos y técnicas propias, lo cual provoca que su desarrollo sea insatisfactorio, ambiguo y fragmentario.

Las investigaciones que dicen basarse en estudios culturales no introducen nada que no estuviera ya presente en los trabajos multidisciplinarios de las últimas dos o tres décadas, asevera.

"Yo diría que los estudios culturales parecen buenos para pensar, aunque muchos de quienes los invocan no sepan todavía con qué se comen."

De acuerdo con el especialista, la propagación de estudios culturales se hizo posible cuando se comenzó a confundir la actividad intelectual, libre de coacciones formales, con la práctica de la investigación empírica en las ciencias sociales.

"Es más, se volvieron plenamente legítimos cuando el pensamiento débil se impuso a las formas de saber que se atenían a regímenes de precisión, productividad y consistencia; que fue también cuando el brillo literario pudo pasar por método, el sarcasmo por rigor y un intertexto doméstico por interdisciplinariedad."

Apogeo y decadencia de los estudios culturales. Una visión antropológica presenta fuertes conclusiones, dice, pero eso no importa porque "al fin de cuentas los estudios culturales han llegado a conclusiones drásticas acerca de la antropología y de todas las disciplinas en su conjunto, en menos renglones de los requeridos por Anderson para fulminar a Lacan.

"Tampoco han sometido a examen sus propias prácticas retóricas, sus consignas, sus iconos y sus tabúes. La crítica y la reflexión son, en su caso, algo para aplicar a otros o para recomendar como deseables pero no un expediente que sostenga sus propios ejercicios".