DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Sin dejar huella, cinta de María Novaro, divide opiniones en España
El alzamiento zapatista, una sacudida de conciencia
Angel Vargas, enviado, San Sebastián, 23 de septiembre Ť Sin dejar huella, primer filme mexicano que compite en la sección oficial del 48 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, causó opiniones divididas entre la prensa donostiarra y, en general, la española.
La realización de María Novaro lo mismo recibió halagos por su trama y humor que críticas a su "lentitud" y por dar la impresión de no concluir una historia.
Al término de la proyección que para la prensa y la crítica especializada se realizó en la sala principal del Kursaal, la también directora de Lola (1989), Danzón (1991) y El jardín del Edén (1994) manifestó su alegría por encontrarse en este certamen.
También se dijo nerviosa ante la incertidumbre por la respuesta que el público tendrá para su creación, un road movie protagonizado por la española Aitana Sánchez- Gijón y la mexicana Tiaré Scanda. Un par de horas antes de la función de gala, Novaro acepta una entrevista con La Jornada.
--En esta cinta, una vez más aparece un mundo femenino; Ƒretratarlo es una de tus obsesiones?
--No es una obsesión, sino algo absolutamente natural, pues como mujer tengo una mirada femenina sobre la vida. Nosotras vemos y abordamos la existencia muy diferente a como lo hacen los hombres.
"Las distintas circunstancias que se dan en la película, como la persecución de autos, los peligros inminentes o la mujer que en vez de quejarse por un asesinato se molesta porque tiene que limpiar la sangre, están vistas de manera muy natural, como nos toca a las mujeres verlo, y yo juego con humor e intento ser muy lúdica al respecto. En toda caso, mi obsesión es contar a México."
--Contar tus historias como mujer, Ƒhace tus películas femeninas o feministas?
--Femeninas, porque feminista es una posición política, una bandera a seguir, cosa que no hago. Tengo incluso amigas feministas que se han quejado de que mis personajes no son heroínas imbatibles, sino mujeres llenas de defectos.
"En su mayoría, las películas retratan un punto de vista de los hombres, que nadie cuestiona porque es el normal, porque así se habla en la humanidad en general y apenas se está estilando comunicarse también en lenguaje femenino. Eso es lo único, no tengo mayor pretensión, ni militancia, ni un querer convencer a nadie, ni reivindicaciones."
México, punto de partida
--ƑQué elementos recurrentes encuentras en tu filmografía que puedan ya determinar tu estilo?
--Muchísimos. Estoy convencida de que, cuando uno tiene la oportunidad de trabajar como autor, de hacer exactamente las historias que quiere, pues siempre se cuenta el mismo cuento, vestido de diferentes maneras, pero siempre es un relato parecido. No me siento mal por ello; también lo hacen muchos autores que admiro, aunque no quiero compararme con ellos.
--Pero dices que en especial te gusta "contar a México".
--En efecto, es el punto de partida de mis películas. El país me encanta, para bien y para mal, porque a veces cómo se le sufre. Ha habido muchas películas nacionales maravillosas que hablan de México, pero aún hay mucho que contar de él en el cine; tiene mucha tela de donde cortar. Los mexicanos aún desconocemos muchas cosas sobre nosotros mismos. Necesitamos reflexionarnos a nosotros mismos.
"El levantamiento zapatista del 94 me parece poderosísimo justo en ese sentido. Ha sido una sacudida de conciencia. Los indios no son la sala uno, dos o tres del Museo de Antropología, sino parte de la gente que nos rodea y que tiene su propia cultura y que ya está harta. El proceso de la Revolución Mexicana nos hizo mistificar el pasado indígena, pero negar al propio indígena que vive al lado de nosotros y que es parte de nuestro país."
--Esto que dices y los guiños políticos que plasmas en Sin dejar huella, como la alusión al "hermano incómodo" o al subcomandante Marcos, o fotografiar un letrero que consigna šViva el EZLN!, te definen como una cineasta no sólo con concientizada cívica, sino políticamente.
--Sí, aunque no quiero hacer películas de bandera política, porque no funcionan; pero en lo personal sí tengo convicciones serias. En la cinta hablo de un pueblo maya que no es el del conflicto, no es el pueblo maya de Chiapas ni el de las montañas, sino el de la península de Yucatán.
"En síntesis, me preocupa mi país y hablar de él implica referir lo que me fascina, pero también lo que me preocupa."
--ƑQue te representa competir en San Sebastián?
--Estoy especialmente contenta porque la película fue realizada con muchos colaboradores españoles, empezando con Aitana Sánchez-Gijón, pero también los técnicos españoles, el editor, mis coproductores; me encanta esto de venir a su casa luego de hicimos el rodaje en la mía, en México.
--ƑCuáles son tus proyectos próximos?
--Hay uno que ronda en mí desde hace tres años y que es llevar a la pantalla a La guerra en el Paraíso, la novela de Carlos Montemayor sobre la guerrilla de Lucio Cabañas en los setenta. Esto me pareció más prudente que hacer un proyecto sobre el conflicto de Chiapas, porque éste aún sigue conmoviéndonos y doliendo, todavía tiene en jaque el país, aunque se intente hacer creer lo contrario.
"Aunque Montemayor me autorizó adaptar su libro, me encontré con una cerrazón tremenda, pues contra el Ejército no se habla y una producción de este tipo parece no interesarle a nadie. Te lleva a una especie de censura, no la de la figura de un censor con tijeras, ésa no existe, pero sí a la de tipo económico.
"Tengo otro proyecto, que es un guión que se llama La lista, el cual fue premiado en un concurso internacional en Latinoamérica. Narra de una manera muy sencilla a los jóvenes de los setenta. Veré cuál de estos proyectos se puede hacer."