SABADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2000

 


Ť Juan Arturo Brennan Ť

Casi un Grammy

La reciente entrega de los Grammys Latinos, realizada en Los Angeles, permitió constatar entre otras cosas que las mafias musicales (como la que controla, domina y saquea a la SACM) no son un fenómeno sólo mexicano. Básicamente, las nominaciones y los premios se otorgaron bajo el mismo criterio que suele regir la dinámica de casi todos estos ''desfiles de talentos": una camarilla poderosa y enquistada se reúne para premiar aquello que ya ha vendido mucho, con la finalidad de que venda más. En el proceso, se pone en marcha un mecanismo de elogio mutuo y autopremiación que termina por resultar vergonzoso. En este caso, la mafia que controla los Grammys Latinos es encabezada por la familia Estefan, cuyos miembros, apóstoles y epígonos resultaron generosamente premiados este año. Triste día para la comunidad musical latina cuando el ''Hombre del Año" resulta ser el repelente personaje llamado Emilio Estefan. El oropel, las estrellas y el ambiente de farándula no alcanzaron a ocultar el hecho de que los Estefan y sus cómplices, en abierta coordinación con las casas disqueras de su preferencia, orientaron toda esta faramalla celebratoria a mantener el dominio que han establecido sobre un importante sector del quehacer musical latino.

En medio de todo este asunto, dedicado fundamentalmente a la música comercial, pasó casi desapercibido el hecho de que en los Grammys Latinos hubo una categoría de música clásica (ganada predeciblemente por Plácido Domingo) y que en esta categoría estaba nominado un disco de música mexicana de concierto. El material en cuestión es el primer volumen de una serie que hasta el momento consta de tres entregas, dedicada por entero a la música sinfónica mexicana del siglo XX, y que al margen de la nominación mencionada, tiene varios aciertos importantes. La presencia siempre sólida de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la batuta lúcida de Eduardo Diazmuñoz y la cuidadosa producción a cargo de Ana Lara han dado como resultado una colección que a su calidad musical intrínseca añade la virtud de evadir el lugar común.

El disco nominado contiene sendas obras de Lavalle, Kuri-Aldana, Durán, Jiménez Mabarak, Sandi y Moncayo, y en los otros dos se han grabado partituras de Contreras, Hernández Moncada, Ibarra, Catán, Márquez, Luna Ponce, Espinosa, Lavista y Zyman. A manera de referencia, cito un comentario hecho ex profeso para esta reseña por Diazmuñoz:

''Tomo la nominación al Grammy como un reconocimiento de los profesionales de la industria discográfica a la calidad de los trabajos que se pueden hacer en México y por mexicanos. Es un reconocimiento inmediato a nuestros compositores en primer lugar, pero también a nuestros músicos, a nuestras instituciones orquestales -en este caso, la OFCM- a nuestros ingenieros, productores, editores; en fin, a nuestro quehacer musical. Es una satisfacción saber y constatar que cuando se quiere -por más obstáculos que se encuentren en el camino- se puede, y se puede bien. Ignoro qué repercusiones pueda tener en México esta nominación, ya que es la primera vez que se da en el campo de la música de concierto. Sin embargo en Estados Unidos, principalmente, supongo que sí puede llegar a pesar, por lo menos en cuanto al respeto profesional. Todo esto quizá pueda abrir algunas puertas."

Por su parte, Ana Lara, productora del cd nominado, comenta:

''Cualquier reconocimiento que se tenga por el trabajo que uno hace es un regalo no pedido. He trabajado durante muchos años como productora de sonido y nunca me imaginé que podría siquiera ser nominada, no ya a un Grammy, sino a cualquier otro premio. Es, por tanto, muy estimulante. Es sentir que el trabajo que se ha hecho con toda la entrega posible, ha sido reconocido como un trabajo de excelencia. Aunque estoy convencida que todos los premios que se otorgan tienen un fundamento comercial, me gustaría pensar que por haber sido nominado, este cd obtuviera una mayor atención tanto de la crítica como de los que compran música de concierto. Me gustaría pensar que la compañía disquera no sólo incrementara su distribución internacional sino que fuera un estímulo para la creación de nuevos cd."

Con o sin Grammy, el cd nominado y los otros dos que le acompañan merecen una audición cuidadosa, cuya recompensa incluirá el descubrir qué hay más allá de huapangos y mariachis en nuestra música de concierto.