SABADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Le hacen el trabajo sucio a la Patrulla Fronteriza, opina un activista


Dispar fama de los Grupos Beta en

su tarea de protección a migrantes

Ť La agrupación en Tijuana desarrolla una labor eficiente, afirma defensor de derechos humanos

Roberto Bardini, corresponsal, San Diego, 22 de septiembre Ť "Somos una nueva generación de policías en México, sin equivalente en ninguna frontera del mundo", afirma José María Salazar, jefe del Grupo Beta en Tijuana.

En una pared de su oficina, ubicada junto a las rejas metálicas de la línea fronteriza con Estados Unidos, por la que diariamente entran y salen miles de personas, hay un cuadro con la frase: "El Grupo Beta probablemente sea el cuerpo policial más eficiente y honesto que opera actualmente en el país".

Sobre el escritorio de Salazar hay una pequeña cartilla de 28 páginas, titulada Guía de Derechos Humanos para Migrantes. En la página 17, un dibujo muestra dos personas que se protegen detrás de un fornido agente de civil, quien porta una camiseta con la leyenda "Beta" y se enfrenta a un maleante armado.

En la misma hoja está escrito: "ƑTe encuentras en peligro? Tanto en el norte como en el sur de México existen los Grupos de Protección a Migrantes, que están para protegerte de la violencia y los abusos".

Salazar reconoce: "La verdad es que todos se aprovechan de los migrantes, incluyendo a algunos malos policías, agentes de Migración y elementos del Ejército".

Evita cuidadosamente utilizar palabras como "ilegal" o "indocumentado", acorde con otra frase enmarcada en su despacho: "Para el gobierno mexicano, ni los migrantes extranjeros que ingresan al país, ni los migrantes mexicanos que salen de él, son ilegales".

Una década de existencia

Los Grupos de Protección a Migrantes se crearon el 29 de agosto de 1990, con 45 integrantes, 15 del Instituto Nacional de Migración, igual número de la Policía Ministerial del Estado y otro tanto de Seguridad Pública Nacional.

"El Grupo Beta es una fuerza municipal, estatal y nacional. Su principal tarea es asesorar, apoyar y proteger a los migrantes."

Quizá lo que efectivamente hace original a esta fuerza de tareas, y la diferencia de otras policías fronterizas del mundo, es que trabaja en coordinación con diversas instituciones oficiales y privadas: Relaciones Exteriores, Salud y Procuraduría General de la República.

Asimismo, organizaciones no gubernamentales, grupos de derechos humanos, organismos de protección a la mujer, el Ejército de Salvación y la Asociación Cristiana de Jóvenes, conocida internacionalmente por sus siglas en inglés: YMCA.

Todas estas instituciones procuran alojamiento, asistencia médica y alimentos a los migrantes mexicanos y centroamericanos rescatados del desierto, asaltados por forajidos o deportados por el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) de Estados Unidos.

"El SIN y la Patrulla Fronteriza no ven al migrante como una persona pacífica que llega a trabajar; lo consideran un criminal, ni siquiera un delincuente", declara Salazar.

"Delincuente es alguien que comete un delito, que puede ser menor; criminal, en cambio, es alguien que ejerce un acto violento, un hecho de sangre."

En la actualidad existen diez Grupos Beta, repartidos en Baja California, Sonora, Tamaulipas, Chiapas y Tabasco, aunque su prestigio no es parejo.

Existen denuncias de que en Mexicali, por ejemplo, hay un grupo denominado Alfa que "cobra peaje" a los polleros o coyotes que transportan a indocumentados a territorio estadunidense y extorsionan a los migrantes que intentan cruzar la frontera por su cuenta.

"Eso, en el mejor de los casos", asevera Pablo Aceves, quien reside en Tijuana y trabaja en San Diego, donde es integrante de la Coalición pro Derechos de la Raza. "Generalmente, estos mal llamados grupos de protección le hacen el trabajo sucio a la Patrulla Fronteriza".

La fuerza adquirió triste notoriedad el 8 de junio de este año, cuando un equipo de televisión de Matamoros, Tamaulipas, registró las imágenes de dos indocumentados que se ahogaban en el río Bravo al intentar huir de la Patrulla Fronteriza de Brownsville, Texas, ante el escaso o nulo esfuerzo por rescatarlos de integrantes del Grupo de Protección a Migrantes.

El video muestra a dos jóvenes que pierden la vida mientras los agentes se demoran en arrojarles una cuerda y evitan mojarse. Para colmo, después trascendió que ninguno de los policías sabía nadar.

Víctor Clark Alfaro, profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de San Diego y director del Centro Binacional de Derechos Humanos de Tijuana, opina que el Grupo Beta de esta ciudad cumple una función positiva y no ha sido corrompido.

"Me refiero específicamente a la fuerza en Tijuana, donde me consta que desarrolla una labor eficiente", aclara Clark, quien facilitó la entrevista de La Jornada con José María Salazar. "Tengo entendido que en otros lugares hay malos elementos dentro de las filas del grupo, que le dan una imagen verdaderamente vergonzosa".

Del activista por los derechos humanos no puede decirse que sea miedoso o intente quedar bien con la autoridad: desde hace años ha denunciado públicamente a contrabandistas de armas, narcotraficantes y funcionarios corruptos, entre ellos policías, oficiales de aduanas y agentes migratorios.

En dos ocasiones sufrió atentados contra su vida, por lo que en la actualidad se desplaza con un custodio armado.

Aceves no opina igual: "El Grupo Beta de Tijuana a nadie extorsiona porque aquí no hay a quien extorsionar; existen tantos controles del lado estadunidense que los indocumentados buscan cruzar por otros pasos".