VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť No ganaba el oro desde que Nadia Comaneci lo conquistó hace 20 años
Rumania hizo el 1-2-3 en gimnasia individual femenil
Ť Andrea Reducan obtuvo la presea áurea; la rusa Svetlana Khorkina fue la gran perdedora
Agencias, Sydney, 21 de septiembre Ť Las sucesoras de Nadia Comaneci, las gimnastas rumanas arrasaron en la prueba completa individual para hacer un histórico 1-2-3. Andrea Raducan devolvió hoy a su país, 24 años después, la medalla de oro en los ejercicios combinados que no disfrutaban desde que la ganó Nadia en 1976. Simona Amanar fue plata con 38,642 y María Olaru bronce, al sumar 38.581.
La diminuta Raducan, que mostró tener nervios de acero y que dentro de nueve días cumplirá 17 años, se impuso fácilmente con 38.893 puntos y aseguró su triunfo después de realizar sus ejercicios de manera impecable, sobre todo los de suelo, en los que es campeona del mundo.
Al ritmo de una popular música folk irlandesa, Andrea puso la piel de gallina al repleto gimnasio del parque Olímpico y consiguió una puntuación de 9.825, la nota más alta otorgada por los jueces en esta final. Apenas terminó su actuación, el equipo rumano estalló en júbilo.
"Sólo tenía miedo de no controlar mis emociones, el equipo tenía la vista puesta en mí y yo pensaba en tener la cabeza sobre los hombros y ganar, y lo conseguí", dijo Raducan, quien con una amplia sonrisa, envió besos a los espectadores.
Su entrenador Octavian Belu, quien dirige el grupo desde que Bela Karoly (entrenador de Nadia) se radicó en Estados Unidos, expuso: "Comaneci significó una apoteosis de la gimnasia rumana y 24 años después estamos viviendo una época parecida, un boom que tenemos que aprovechar para entrenar a nuevas jóvenes y para impulsar a nuestras gimnastas consagradas".
Rumania se adjudicó hasta el momento todas las medallas en gimnasia artística femenina de estos Juegos Olímpicos, ya que el martes también se proclamó campeona por equipos.
La jornada fue terrible para la rusa Svetlana Khorkina, quien era la gran favorita al oro. Sus ejercicios de suelo fueron casi perfectos al ritmo de castañuelas y guitarras españolas, durante los cuales el público guardó un silencio sepulcral, arrobado por la gracia de la rusa de 21 años; pero selló su suerte con una mala actuación en el potro, del que casi cae de rodillas.
También malogró su presentación en las barras asimétricas y rompió a llorar desconsolada cuando aún le faltaba completar sus ejercicios. Terminó en undécimo puesto.